Souvenirs de Barcelona

La realización del Mobile World Congress (MWC) en Barcelona esta semana y la amplia cobertura recibida por los medios hizo que fuera prácticamente imposible no cruzarse con noticias provenientes del evento. Sin embargo, fueron tantos los anuncios y declaraciones, que la situación merece un repaso para tratar de identificar las tendencias del 2012 en la industria.
El evento tuvo mucho Android, con nuevos equipos con procesadores de más núcleos y pantallas cada vez más bonitas. Lo mismo de siempre, pero mejor. No hubo tanto de Windows, lo que es un dato poco alentador en sus aspiraciones a convertirse en el tercer ecosistema. Microsoft no presentó stand y tampoco estuvo su CEO como speaker. Sí el responsable de Windows, que ofreció un avance del Windows 8 (aunque esté orientado a PC y tablets, no celulares), pero da la impresión de que los fabricantes todavía no se comprometen demasiado con una plataforma que ha sido bien recibida desde el punto de vista técnico.
En Barcelona se vio un avance decidido de los fabricantes chinos, muy particularmente Huawei y ZTE, quienes no sólo presentaron equipos avanzados con características comparables a las de las marcas “incumbentes” sino que tuvieron una presencia institucional muy fuerte. Así como los fabricantes occidentales son atraídos por el inmenso mercado chino, los fabricantes de este país se preparan para dar el salto de ser marcas de bajo costo a competir en las grandes ligas. Ya lo hicieron con éxito en el negocio de la infraestructura, lo que seguramente debe ser preocupante para sus competidores.
Por el lado de los operadores, surgieron diversas noticias que permiten pensar que éstos están decididos a recuperar poder en momentos en que Apple y Google no sólo ganan poder sino que además, bajo sus modelos OTT (Over The Top), tienden a reducir el rol del operador al de mero transporte.
En línea con esto, un tema a seguir es la tendencia de los operadores a reducir (cuando no eliminar) los subsidios a los terminales. Uno de los motivos para hacer esto es no financiar a Apple y Google con sus modelos OTT (Over The Top), donde ellos ponen la infraestructura, subsidian los terminales para luego ser comoditizados. Pero también influye el peso de la recesión en las principales economías occidentales. Así, la financiación se orientaría al usuario, a través del pago en cuotas u otras medidas. Esto podría darse, al menos inicialmente, en mercados donde la penetración de smartphones es alta. Aquí los usuarios ya probaron el dulce y cuando quieran renovar sus terminales deberán afrontar su costo. Distinto será el caso en mercados como los latinoamericanos, donde todavía el subsidio servirá para evangelizar respecto de las bondades de acceder a Internet desde el móvil. Como en aquella canción de Los Twists, “el primero, te lo regalo. El segundo, te lo vendo”.
Por otra parte, también hubo reclamos por parte de los operadores para que los fabricantes reduzcan los precios de los smartphones y facilitar así el desarrollo de mercados en África, América Latina y Asia, donde la relación entre los ingresos de la población y el costo de la tecnología no es favorable. Quizás por esto en su keynote Eric Schmidt, de Google, aventuró que así como un celular Android cuesta hoy US$ 150-100, en el 2013 costará $70 y llegará $20 en pocos años.
Otra forma de quitarle poder a las plataformas es por el lado de las apps. Telefónica presentó una iniciativa junto con Mozilla, para el desarrollo de celulares que usen únicamente aplicaciones basadas en HTML5, un estándar que los independizaría del sistema operativo y a su vez permitiría producir equipos a menor costo, lo que los haría atractivos para mercados más rezagados tecnológicamente.
En línea con esta “guerra” a las apps, se anunció también Joyn, una plataforma de mensajería instantánea común e interoperable entre las distintas telcos, servicio que competirá con herramientas como WhatsApp, Messenger o BBM, que están diezmando el negocio de los SMS. Su principal ventaja sería que la comunicación sería posible entre todos los celulares (como ocurre con el SMS) en vez de que ambos interlocutores cuenten con la misma aplicación. Además, esta vendría preinstalada, lo que eliminaría una barrera para que el usuario la use.
Quizás previendo el cambio de los vientos en la industria, Facebook se presentó muy “operator friendly”, permitiendo que los operadores intermedien en materia de pagos dentro de su aplicación. De esta forma, apunta a ser menos un OTT puro y más un socio de los operadores. ¿Por qué haría esto? Diversas razones: los adolescentes no tienen tarjeta de crédito, el “carrier billing” es más efectivo (dicen que hasta 5 veces más que vía tarjetas) y, según Facebook, su sitio móvil tiene el doble de tráfico que vía aplicaciones para Android o iPhone.
Hablando de pagos móviles, se habló mucho del tema, se presentaron distintas alianzas y se debatió si el camino es vía NFC o simplemente software. Lo concreto es que en la medida en que sigan surgiendo “estándares” alternativos para pagos móviles, más lejos estaremos de que estén difundidos. Nadie quiere quedar afuera y al final, todos lo están.
En materia de infraestructura, mucho se habló de los small cells, que vienen a ser algo así como los sucesores de las femto cells. Se trata básicamente de pequeñas celdas celulares que, conectadas a redes de banda ancha fija, permiten tener señal móvil local allí donde éstas no llegan, como al interior de edificios. La principal novedad es quizás la inclusión en estas de conectividad WiFi, lo que permitiría además aliviar a las redes móviles del creciente tráfico de datos.
En resumen, desde el punto de vista del usuario Barcelona trajo más de lo mismo (aunque como siempre mejor). Pero el mensaje fuerte pareció provenir de los operadores, decididos a recuperar protagonismo y liderazgo en su industria. No habrá que sorprenderse si el 2012 termina siendo un año de tensiones entre operadores, fabricantes, plataformas y aplicaciones. Como para ir alquilando balcón…

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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