Entel Mobile – Pensando la red

Como en una novela de suspenso, y luego de sucesivas postergaciones, la licitación del espectro para comunicaciones móviles devuelto por Movistar tuvo un desenlace inesperado: finalmente será el Estado quien se quede con ese activo para su explotación. El anuncio no tuvo mayores precisiones en cuanto al modo en que se pondrá a ese espectro en operaciones. Esto de por sí ya es una señal de que se trata de un giro reciente en la política respecto del sector, por lo que no hubo tiempo para desarrollar un plan de negocios para Arsat.
Desde el punto de vista técnico, las posibilidades son varias. Una sería que el Estado busque una asociación con los operadores existentes, montándose sobre sus redes para operar sus frecuencias. El hecho de compartir infraestructura está muy de moda ahora, particularmente en Europa, donde se aplica esta metodología como una forma de reducir costos. En el caso de Arsat, no tendría sitios ni antenas para aportar, sino sólo espectro y su backbone de fibra óptica resultante del plan Argentina Conectadas (para llevar Internet a localidades no bien atendidas del Interior) y de la TDT. Siendo así, no tendría demasiado control sobre los costos de su operación, lo cual permite pensar que no será éste el camino a elegir.
Por otra parte, si la idea fuese desarrollar su propia infraestructura, podría hacerlo en forma independiente o en sociedad con otros operadores de menores dimensiones, como cooperativas, operadores de TV por cable o ISP. La segunda opción sería compleja, ya que muchos socios en la mesa dificultan la toma de decisiones y, sobre todo, requeriría que todos dispongan del capital necesario para llevar adelante las inversiones requeridas. No obstante, si el desarrollo de la red lo hiciera en forma independiente, Arsat podría ofrecer sus servicios en forma directa a los consumidores o hacerlo indirectamente, adoptando un modelo mayorista, donde cooperativas y otras PYME de telecomunicaciones podrían ofrecer servicios móviles bajo el formato de operador virtual (algo que habíamos propuesto desde aquí hace aproximadamente un año y medio, bajo el título de “Celulares para todos”). En este caso, Arsat pondría el espectro y la red, mientras que los operadores virtuales se ocuparían de la comercialización, facturación y atención al cliente apalancándose en los servicios y clientes que ya tienen. Con infraestructura propia, Arsat sí tendría control total sobre sus costos y tarifas, pudiendo utilizarlos como parámetros frente a las empresas que ya están operando en el mercado.
No obstante, el despliegue de una red propia no será inmediato. Cubrir toda la extensión del territorio nacional no se hace en poco tiempo. Además del backbone de Arsat hará falta realizar los tendidos para interconectar las antenas. Y es quizás en la instalación de estas últimas que se produzcan las mayores demoras. No sólo porque cada vez se hace más difícil encontrar los lugares adecuados para su ubicación (nadie quiere tenerlas cerca) sino también porque su habilitación corre por cuenta de los municipios. Esto exigirá una ardua negociación, municipio por municipio. Algo que ya conocen bien los actuales operadores.
En forma independiente o en sociedad, lo concreto es que tener una red operativa cubriendo todo el país requeriría de unos dos años mínimamente. O sea que no hay  que esperar en el corto plazo un impacto en el mercado de la medida anunciada.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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