Esta semana, una noticia sorprendió inicialmente, pero, luego de analizar un poco, no debiera haberlo hecho: Microsoft anunció que su servicio de mensajería instantánea Messenger (nadie en su sano juicio lo llama Windows Live Messenger como extrañamente lo rebautizó en algún momento la propia empresa) dejará de existir tan pronto como en el primer trimestre del año próximo. En realidad, se fusionará con Skype, el servicio de llamadas por Internet que Microsoft adquiriera tiempo atrás y que cuenta también con la posibilidad de chatear. Si bien no faltará quien sienta que se le va un pedazo de su vida, la decisión es por demás correcta.
Una de las características de los servicios en la era de Internet es que son resultado de la viralidad, tanto para crecer como para desaparecer. A fines de los 90, cuando la mayoría de las búsquedas en Internet se hacían vía Yahoo (los más techies usaban Altavista), Google, en cuestión de meses, pasó de la nada a ser “el” buscador. Y lo logró sin publicidad, sin comunicación oficial. Simplemente, como resultado del boca a boca. Algo similar ocurrió con el mail. Primero fue Yahoo, luego Hotmail y después llegó Gmail. Aquí los retiros son más lentos, porque nuestros contactos tienen nuestro mail, con lo cual es habitual cambiar de servicio pero mantener el anterior, aunque sea por un tiempo hasta que languidece solo. En el caso de los mensajeros instantáneos, muchos recordarán el ICQ que pereció a manos del propio Messenger de Microsoft. En este caso, sin embargo, sí hubo una acción que torció el rumbo. Microsoft lo incluyó en Windows, lo que le aseguró base instalada de una manera similar a lo que sucedió con el Explorer. Así y todo, con el paso del tiempo, tanto Explorer como Messenger fueron perdiendo el favor de los usuarios.
En el caso de Messenger, los embates vinieron por dos flancos: los celulares y las redes sociales. Si bien hubo versiones de Messenger para celulares desde muy temprano, la mensajería instantánea móvil despegó con el BBM de Blackberry y más recientemente pasó a manos del omnipresente Whatsapp, evidenciando las históricas dificultades que tuvo Microsoft para hacer pie en el mercado móvil. Pero además, la gran masificación de los smartphones coincidió con el momento en que Messenger venía siendo golpeado en el mundo PC por Facebook, que con su chat comenzó a socavar la base de usuarios del servicio de Microsoft. Así la combinación del flanco móvil con el flanco PC resultó una bala de plata para Messenger. Tal es así, que dos meses atrás, esta era la imagen que había del servicio.
Ante esta situación, subsumir a Messenger en Skype parece una decisión acertada. Skype no sólo es una aplicación altamente popular en el mundo de las PC sino que ha logrado hacer un desembarco exitoso en el mundo móvil, aunque principalmente por sus servicios de VoIP y no tanto por sus funcionalidades como mensajero instantáneo. No obstante, servirá para retener a una proporción a determinar de su base instalada. Lo que suceda de aquí en más con Skype será una historia totalmente distinta.