Esta semana, la industria tecnológica se vio sacudida por la noticia que daba cuenta de que el actual CEO de Intel, Paul Otellini, dejará su puesto en mayo próximo. La relevancia de la noticia, más allá de tratarse del nº 1 de una de las mayores empresas tecnológicas del mundo, vino por varios lados: todavía le quedaban algunos años al CEO (empleado de Intel por casi 30 años) para jubilarse, su dimisión se anuncia sin un sucesor (como sí sucedió en ocasiones anteriores) y, como frutilla del postre, la empresa no descartó recurrir a alguien externo a la organización.
Si se lo juzga por los resultados, los 8 años de gestión de Otellini fueron muy buenos. Los ingresos anuales de Intel crecieron un 38% y la ganancia por acción lo hizo un 70%. Pero esta es una foto del pasado, con un futuro que se presenta plagado de desafíos. Ya es inocultable que el centro de gravedad en la industria tecnológica dejó de ser la PC para ser los dispositivos móviles, principalmente tablets y smartphones. Y en este nuevo escenario, Intel arranca muy retrasado, con los primeros productos de la marca recién comenzando a pisar en un mercado con una dinámica muy diferente a la cual Intel está acostumbrada.
En un mundo de PC, el foco de Intel en el aumento de la capacidad de procesamiento era razonable. Pero en el mundo móvil, la prioridad pasa por el consumo. Por supuesto, ambos mundos han ido desarrollándose al punto de cruzarse. Las PC (principalmente notebooks, netbooks y ahora ultrabooks) hicieron notables avances en disminuir el consumo de energía al tiempo que mejoraban la performance. Por su parte, los móviles recorrieron el camino inverso, partiendo del bajo consumo y agregando altas capacidades de procesamiento, como núcleos múltiples y aceleradores de video. Pero Intel está pagando el precio de tener un producto apto para smartphones recién cuando éstos representan aproximadamente el 40% de las ventas mundiales de celulares. Eso se llama arrancar de atrás.
Sería injusto decir que Intel no vio venir este cambio. De hecho, en el 2007 Intel ya demostraba su concepto de MID (Mobile Internet Device), una categoría similar a las tablets actuales (aunque no necesariamente con el mismo formato). Pero por alguna razón (dificultades técnicas, privilegiar a la vaca lechera u otras) no pudo traducir esta visión en un negocio floreciente.
Una muestra más de este cambio de paradigma se dio la semana pasada, cuando Qualcomm, quizás el principal proveedor de procesadores para dispositivos móviles, superó en valuación de mercado a Intel, reflejando la fiebre de los smartphones que contrasta con la contracción en las ventas de PC a nivel mundial.
Pero quizás el dato más relevante del anuncio es que la junta no descarta buscar al nuevo CEO no ya de entre las filas de Intel sino fuera de ellas. Sabiendo que tradicionalmente los nº 1 de Intel desarrollaban su carrera profesional en la empresa, esto marca un giro de 180º en su política. Esto indicaría que no se descarta recurrir a “sangre nueva” para comandar a la empresa en una necesaria transformación y, por qué no, reinvención. Quizás tenga que ingresar en lo que Schumpeter denominó proceso de destrucción creadora.
Intel tiene a su favor que debe encarar este proceso de transformación gozando de buena salud. Pero no debería perder de vista que la industria tecnológica es cruel, y quien hoy está arriba puede descender a la profundidad de las tinieblas muy rápidamente (los ejemplos abundan). Quizás, más allá de que el nuevo CEO provenga de Intel o de otro lado, éste deberá recordar la máxima (siempre vigente) de Andy Grove, uno de los fundadores de la empresa: sólo los paranoicos sobreviven.