Si bien todavía el pago a través del celular parece una cosa futurista, los usuarios argentinos comienzan a estar listos para utilizarlo. En esto mucho influyó la popularización de las tarjetas prepagas para el transporte, como es el caso de la SUBE en el AMBA, que fueron una primera aproximación a medios de pago electrónicos y móviles. Hoy, los usuarios perciben al celular como billetera o monedero como un medio más cómodo, expeditivo, siempre a mano, que evita las colas en ventanilla para su recarga. En línea con la conveniencia a la que se asocia, la forma de pago debe ser simple, sin ingreso de códigos. Se aspira a que sea por contacto o proximidad, como son los medios electrónicos móviles actuales.
Esto surge del informe “Usuario de datos móviles” recientemente publicado por Carrier y Asociados.
En líneas generales, los nativos son entusiastas del concepto, imaginándose naturalmente cómo lo utilizarían. Valoran también el concepto de “todo en uno”. Por su parte, los inmigrantes son más conscientes de que necesitarán un período de adaptación, aunque lo ven como algo que eventualmente será positivo.
Las barreras para su uso con fines transaccionales están vinculadas al robo del celular, fenómeno lamentablemente bastante difundido. Los puntos negativos pasan por el riesgo percibido de exhibir el equipo en la vía pública, las consecuencias ante un robo del mismo y la desconfianza en cuanto a la precisión y confidencialidad en el manejo de los datos.
En cuanto al responsable del saldo a debitar, surgen distintas alternativas. Principalmente se menciona al operador, que tiene la ventaja de ya tener el vínculo con el usuario, pudiendo descontar los gastos con mayor facilidad. Esto aumenta su atractivo entre los nativos, muchos de los cuales no están bancarizados pero tienen una actitud más permeable hacia el uso de la tecnología. No obstante, los usuarios prefieren que este saldo sea independiente de aquél asociado al uso del servicio de comunicaciones. Quienes prefieren que sea un banco valoran su experiencia en el manejo de dinero. Además, se percibe con éstos que hay un mayor control de los gastos, evidenciando una cierta desconfianza hacia los operadores. En menor medida se menciona un modelo de tarjeta prepaga, similar al de la tarjeta SUBE, con la ventaja de que no se asocia a ninguna cuenta al tiempo que permite medir el gasto con mayor facilidad. Muy pocos entrevistados mencionaron a las tarjetas de crédito.
En resumen, existe una demanda madura y permeable a la utilización de los celulares como medio de pago. Pero requerirá de tecnologías de proximidad, siendo más difícil el camino para opciones que impliquen algún tipo de input por parte de los usuarios.