Habemus Secom

HabemusInesperadamente, aunque no sorpresivamente, hubo recambio en materia de telecomunicaciones, siendo el caso más destacado el reemplazo como Secretario del sector de Lisandro Salas por Norberto Berner. No se trata únicamente de nuevos hombres y nombres. Anticipa la profundización de los cambios en las políticas para el área que se vienen esbozando desde al último año.
Sin dudas, nadie lamentará demasiado la salida de Salas. Se cierran 7 años de una gestión anodina, sin logros para mostrar, salvo cuando la justicia presionaba, como en el caso del Servicio Universal y la Portabilidad Numérica. Lo criticable no fue la política adoptada, si no que no hubiera política alguna. Su gestión se caracterizó por la inacción. Aunque también es cierto que por omisión se pueden lograr ciertos objetivos.
Si bien el nuevo Secretario (cuya designación podría ser cuestionada, aunque la probabilidad es baja) no se ha manifestado aún públicamente, el hecho de ser un miembro de la agrupación La Cámpora (que tiene una visión intervencionista del Estado y que ahora controla la pata estatal de las telecomunicaciones) da indicios de lo que podrá venir. A lo que hay que sumarle los dichos del Ministro del área al momento de tomar juramento a las nuevas autoridades.
En el acto de asunción se emitieron algunas señales significativas. Entre los asistentes no habían representantes de los tres más grandes operadores de telecomunicaciones del país: Telefónica, Telecom y Claro. No era de esperar, obviamente, que hubiera algún representante del grupo Clarín, la empresa de capital nacional más importante del país en el área.
Por lo pronto, se prevé una política inclinada hacia la participación directa en el mercado, asumiendo un rol de actor más que de simple árbitro/regulador. Se trata claramente de una tendencia que ya se veía, pero que todo indica que se va a profundizar y, quizás lo que motivó el cambio, a acelerar.
Un ejemplo es la puesta en marcha de Libre.ar, el operador móvil estatal que cuenta con espectro por no aún con red. Cuando se anunció su creación se dijo que a esta altura del año se podría estar contratando el servicio. Esto no ocurrió y la única forma en que suceda en el corto plazo es utilizando la infraestructura existente, esto es, las redes de Telefónica, Telecom y/o Claro (o sea, los no presentes en el acto de asunción). Pensar en utilizar infraestructura propia para dar servicio retrasaría su lanzamiento no sólo hasta después de las elecciones sino quizás también hasta el término del actual mandato. Cómo se instrumentará esta suerte de “alquiler” de red con aporte de espectro es todavía una incógnita.
Por los dichos del Ministro, otra urgencia del área es el desarrollo de la TDA. Éste les reclamó que “vendan teléfonos con servicio de TV digital abierta”. Claro que para venderlos, debe existir demanda. Y eso es lo que le está faltando a la TDA, especialmente en su versión móvil. Pero eso sería entrar en otro tema.
Que los cambios en las cabezas de la Secretaría de Comunicaciones y del operador estatal Arsat hayan sido simultáneos y que sus nuevas autoridades comulguen en el mismo sector interno del oficialismo hace suponer una mayor coordinación entre el regulador. Arsat será en definitiva el brazo ejecutor de determinadas políticas. Esto podría dar lugar a “asimetrías” regulatorias, como ya sucede en otros países donde el Estado es juez y parte en materia de telecomunicaciones (caso Uruguay con Antel).
Los próximos días deberían ser ricos en señales y definiciones que afectarán en definitiva a todo el mercado. Por lo pronto, no es alocado pensar que se vienen tiempos de relaciones más tensas entre Estado y las grandes del sector. Pero también se vienen sin dudas tiempos más ricos. Es preferible debatir políticas que resignarse a contemplar la inacción.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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