El spam es cosa seria

Con motivo del anuncio que hizo Personal la semana pasada de un servicio para denunciar spam recibido vía SMS, el tema ganó presencia en los medios. Básicamente, el servicio permite que el usuario reenvíe el mensaje recibido al 7726 (o SPAM), donde el sistema recibe, agrega y analiza las huellas de este mensaje no deseado. De esta forma, el operador cuenta con información respecto del origen, tamaño, intención y patrón de crecimiento del envío para actuar en consecuencia.
El tema es muy serio, porque no se trata únicamente de mensajes publicitarios molestos. También hay engaños. Esto sucede cuando se recibe un mensaje del estilo “felicitaciones, te ganaste un 0 Km” y cuando el desprevenido se comunica, se le dice que debe hacer un depósito de XX cantidad de pesos. Si después se entrega la mercadería es otro cantar. O la diferencia entre una venta agresiva y una estafa. No se trata de un hecho aislado u ocasional. No debe quedar a esta altura ningún usuario de celular que no haya recibido, al menos una vez, un mensaje de estas características.
En este artículo publicado por el diario La Nación, se hace una distinción dentro de estos mensajes que llegan por SMS: “Si se trata de publicidad formal, coinciden las operadoras, el número emisor tiene entre cuatro y cinco dígitos. En cambio, todos los mensajes que parezcan enviados desde un móvil particular son spam”. Así las cosas, los operadores deberían poder detectar si un número telefónico convencional determinado está realizando una cantidad inusualmente alta de envíos para una única línea móvil y luego actuar en consecuencia. Algo que ya hacen algunos ISP cuando imponen un máximo de mails que pueden ser enviados diariamente. Y no deberían hacerlo únicamente como forma de proteger a sus clientes. También como una forma de cuidar su imagen, ya que la reacción de quien recibe estos mensajes muchas veces es apuntar a su operador.
Si bien a priori se podría trazar un paralelismo entre el spam de SMS y el de los mails, existe una diferencia sustancial entre ambos. En el caso de los mails, los mensajes enviados no tienen costo y generalmente provienen de redes situadas en otros países, triangulando y escondiendo su origen. Distinto es el caso del spam celular, donde los SMS tienen un costo y se generan en las mismas redes donde luego se reciben, o al menos en el mismo país. Debería entonces ser más fácil de identificar a su emisor.
En nuestro caso en particular, durante las últimas semanas hemos recibido muchos llamados de receptores de este tipo de spam donde se les dice que Carrier y Asociados en conjunto con Toyota los han “bendecido” con un 0 KM. Obviamente, nada tenemos que ver con el asunto así como tampoco Toyota lo está. Pero así como algunos receptores de estos SMS se comunican con nosotros porque desconfían del premio (a fin de cuentas, es difícil ganar en un concurso del cual nunca se participó) probablemente haya otros que, en su infinita ingenuidad, caigan en la treta.
Si bien medidas como la anunciada por Personal son un paso en la dirección correcta, son insuficientes. La iniciativa debe ser tomada por los operadores antes que por los usuarios. Más allá de la insatisfacción de sus clientes, corren el riesgo de que finalmente el regulador intervenga. Y siempre es mejor hacer lo que corresponde motu proprio que porque fuimos obligados. Si se llega a este punto, los costos, tanto económicos como de imagen, terminan siendo más altos.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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