Hablar de LTE en Argentina suena a ciencia ficción, sobre todo en momentos en que ni siquiera hay fecha para una licitación que dé inicio al proceso que culmine con la asignación del espectro necesario y a partir de allí pensar en el despliegue de la red necesaria para dar el servicio. Sin embargo, es bueno plantear algunos temas para preparar un debate que deberá darse, al menos al interior de los organismos reguladores.
Uno de los atractivos de la tecnología LTE es que fue concebida para datos. De allí sus velocidades y efeciencias tan superiores a las que se obtienen con 3G. Pero esto encierra a su vez una limitación: no soporta la transmisión de voz, o al menos no en la forma tradicional. Es cierto que se habla de VoLTE (voz sobre LTE, algo así como VoIP) pero se trata de una tecnología inmadura, que está aún muy lejos de poder ser considerada lista para el mainstream.
Los problemas de la VoLTE no son triviales y abarcan aspectos tales como el consumo de energía, ineficiencias del propio estándar, problemas de interoperabilidad y desafíos para el roaming. Esta combinación de escollos llevará, según los especialistas, años en resolverse. Así las cosas, las redes LTE deberán convivir por un tiempo largo con las redes actuales para poder ofrecer servicios de voz eficientes e interoperables.
Pensando en lo que podrá suceder a futuro en Argentina, esto implica que cualquier operador que quiera dar servicio LTE en el país deberá responder a alguno de los siguientes modelos. Uno sería contar con una red GSM/3G (sólo aplicable a Claro, Movistar, Personal y, eventualmente, a Arsat cuanto tenga su red). El otro, tener acuerdos para usar las redes de los operadores actuales (bajo un modelo similar al de operador virtual) sobre la cual cursar su tráfico de voz. Finalmente, en caso de no disponer de una red GSM/3G propia o de terceros, deberá focalizarse únicamente en servicios de datos móviles (o fijos).
Estos escenarios deberán ser tenidos en cuenta a la hora de definir las condiciones para la próxima licitación. De éstas definiciones dependerá el grado de competencia real que se pueda generar, y por lo tanto, de cómo será la oferta y los sevicios en los años por venir. Cada tanto hay que mirar un poco más allá del corto plazo.