La regulación del mercado de las comunicaciones móviles es muy delicada ya que siempre hay que estar haciendo equilibrio entre eficiencia y competencia, partiendo del uso de un recurso finito y escaso como es el espectro.
En línea con lo comentado la semana pasada [ver “Vientos cambiantes”], en EE.U. se ve claramente el proceso de concentración en el negocio móvil, donde sólo las grandes redes logran escalas que las hacen competitivas en tecnología y cobertura, lo que se traduce en un gran número de clientes. Operadores pequeños (regionales y que apuntan a segmentos definidos, como el prepago) no pueden resistir.
En los últimos meses se produjeron varias operaciones emblemáticas entre grandes operadores y operadores regionales o de segmento. T-Mobile adquirió MetroPCS, Sprint hizo lo propio con US Cellular, y esta semana AT&T anunció su intención de comprar Leap Wireless. De concretarse estas operaciones, la cantidad de abonados a operadores regionales pasará de los 22 M que tenía en el 2012 a unos 8 M. Pero un elemento que surge de estas operaciones no es tanto adquirir abonados sino espectro en distintas frecuencias. Lo que pone en evidencia dos cosas: que a los operadores regionales tienen dificultades para lograr escalas apropiadas para usufructuar ese espectro y que a los grandes operadores le hace falta más espectro.
Este proceso de concentración, que se da naturalmente en la industria móvil, va en contra de una mayor competencia. Con operadores pequeños que no pueden ofrecer cobertura nacional, sus alternativas son desaparecer o buscar las escalas necesarias a través de asociaciones. Esta es la lógica detrás de la postura de crear redes mayoristas, las cuales permiten la existencia de operadores medianos y chicos que puedan agregar comunicaciones móviles a su oferta de telefonía fija, banda ancha y/o TV.
Lo que está sucediendo en EE.UU. es un indicador del camino que tendría que tomar la estatal Arsat para realmente hacer una diferencia en el mercado celular. Sería más interesante que Arsat optara por este modelo antes que intentar competir directamente con los operadores establecidos. Bajo un formato mayorista, promovería una mayor competencia e igualdad de oportunidades para operadores pequeños que pueden usufructuar los beneficios para ellos inalcanzables de moverse en un sector que requiere de un bien escaso: el espectro.