Esta semana Blackberry estuvo en las noticias debido al anuncio que indica que la empresa formó un comité especial para explorar “alternativas estratégicas para mejorar el valor e incrementar la escala en pos de acelerar el despliegue de BB10”. Esto incluye, entre otras opciones, establecer joint ventures, asociaciones estratégicas, alianzas o la venta de Blackberry, según lo declarado por la propia empresa.
Más allá del anuncio, no se trata de una idea nueva. Ya había estado dando vuelta entre los directivos de la empresa antes del lanzamiento del BB10. Sin embargo, y con buen tino, decidieron postergar cualquier decisión hasta que éste estuviera en el mercado para no sumar distracciones en medio de uno de los cambios más importantes para la empresa en su historia.
Si bien el BB10 demostró ser una plataforma sólida y moderna, superior en algunos aspectos a sus competidores y que los distintos equipos presentados obtuvieron excelentes reviews, es claro que en tecnología no alcanza con tener un buen producto. Los ejemplos abundan. El problema es más bien estratégico, con un mercado que está cambiando y una empresa que no tiene las características que éste demanda.
En momentos en que los smartphones acaban de superar en ventas a los feature phones (básicos y sociales), está claro que se trata de un mercado que en adelante, para lograr volumen, demandará equipos de bajo costo, aspecto fundamental para que una plataforma logre escalas atractivas. Y justamente, el talón de Aquiles de Blackberry es que aún no logró tener equipos de su nueva plataforma que sean de nivel de entrada. En un mercado donde el crecimiento global está del medio para abajo, Blackberry sólo tiene un modelo, el Q5, pero cuyo precio lo hace poco atractivo (alrededor de US$ 400). No tener un equipo con un precio de nivel de entrada no le permite capitalizar su marca en mercados emergentes, donde todavía goza de participaciones de mercado interesantes, pero siente la presión de smartphones basados en Android. Hay evidentemente una imposibilidad de llegar a menores precios que se evidencia con el lanzamiento esta semana del BB 9720, que usa la plataforma BB7 y no la BB10 y que apunta principalmente a mercados emergentes. Evidentemente, los requerimientos de hardware del BB10 no le permiten funcionar en las configuraciones de nivel de entrada de hoy.
En este escenario, Blackberry siente la debilidad de no tener la capacidad industrial ni las escalas que tienen hoy muchos de los que más venden, como Samsung, Apple, LG, Lenovo o ZTE. Escalas que son fundamentales porque permiten comprar componentes a menores precios, logrando entonces costos más competitivos.
Por el lado del high end, donde participa con sus modelos Z10 y Q10, se trata de un segmento ya copado por Samsung y Apple fundamentalmente, y donde desbancarlos no es una tarea fácil para una plataforma alternativa (como bien puede testimoniarlo Nokia con sus Lumia). Se trata de un mercado de reposición, donde cada vez menos habrá usuarios dispuestos a dejar caer sus inversiones en apps y en comodidad utilizando una plataforma ya conocida.
Así, los caminos que se analizarán serán diversos.
Uno sería lograr volumen y precios competitivos licenciando su plataforma BB10 (vía licenciamiento puro, asociaciones, joint ventures, etc.). No será una tarea sencilla en momentos en que Android es el Windows de los smartphones. Sin embargo, el hecho de que este mercado se encuentre ampliamente dominado por Samsung abre la puerta a buscar un camino alternativo. Particularmente para fabricantes de menor porte, que podrían ver en el BB10 la puerta de entrada a segmentos corporativos y de gobierno, amén de mercados donde Blackberry todavía sigue siendo fuerte (en África, Asia y Latinoamérica) y podrían capitalizar una eventual migración de los equipos de plataformas BB7 o previas.
La venta total de la empresa no es una salida obvia, aunque sí podría haber algunos interesados en mejorar su situación en el mercado de smartphones al tiempo que accederían a ciertos segmentos propios de Blackberry. Se menciona el caso de Lenovo (que volvió a tocar el tema esta semana). De concretarse, se repetiría la historia de cuando adquirió el negocio de PC de IBM: una empresa en expansión accediendo a cuentas corporativas y una marca global. Si bien Lenovo es muy fuerte en China, lo que le da el 4º lugar en el mercado de smartphones, tiene nula presencia fuera de aquél país. Blackberry podría ser un instrumento interesante, si es que no lo condenan por ser chino, como ya pasó con Huawei y ZTE en los EE.UU.
Otros “aconsejan” que Blackberry se desguace, liquidando su negocio del hardware, vendiendo sus patentes y enfocándose en software y servicios, especialmente aquellos orientados a grandes organizaciones. Se trata de una propuesta típica de quien sólo mira balances, pero tendría costos altísimos que sólo se asumirían de llegar la empresa a una situación terminal. No es el caso, al menos por ahora, siendo que Blackberry no tiene deudas y tiene ciertos activos que todavía pueden apalancarla. Claro que la dinámica de la industria es tal que nadie está a salvo de nada en el mediano plazo.
Sea cual fuere el camino que finalmente se tome, lo ideal sería que la decisión llegue más bien temprano que tarde. Si hay algo que produce un desgaste lapidario, es la incertidumbre.