Muy interesante y también esclarecedora resultó una entrevista al Secretario de Comunicaciones que publicó el diario Página/12 en su edición del viernes pasado. En la misma, que gira únicamente alrededor del negocio móvil, el funcionario realiza algunas definiciones y aclaraciones que permiten prever en parte cómo será el desarrollo de este sector de las telecomunicaciones. Toca temas que hacen al funcionamiento del servicio y de los cuales mucho se habló últimamente, como antenas, espectro e inversiones. Pero también devela, un poco solapadamente, cuál será el modelo operativo de Libre.ar y aborda un tema no poco urticante para los operadores como es la eventual declaración de la telefonía móvil como servicio público.
Por el lado de las antenas, no hay que esperar avances acelerados. Si bien reconoce el problema de jurisdicciones para la instalación de las mismas, la idea es que las empresas generen una propuesta de despliegue común por cada municipio que luego deberá ser consensuada con los intendentes. De este modo, la problemática de las antenas seguirá abordándose caso por caso. No hay que esperar entonces mejoras sustanciales en el corto plazo.
En cuanto a las inversiones de las empresas, critica la lenta migración desde las tecnologías 2G hacia las 3G. Y más allá de pedir que las inversiones sean una proporción mayor de la facturación de las empresas, las insta a compartir más la infraestructura de red como una forma de bajar costos. La idea es que la diferenciación en calidad pase por otro lado.
En materia de espectro, más particularmente aquél necesario para dar servicios de 4G, sigue siendo elusivo respecto de cuándo se hará su asignación. Al tiempo, insinúa que podría haber un modelo distinto para el otorgamiento del mismo. Aunque no especifica mucho más.
Llegado al punto de Libre.ar, haciendo equilibrio con las declaraciones anteriores realizadas por sus superiores, dice que “quizás el objetivo haya sido malinterpretado”. No obstante, acto seguido, hace una de las definiciones más importantes respecto del operador estatal al mencionar que su modelo de funcionamiento será el de utilizar las redes existentes. Esto está en línea con la falta de presupuesto adicional previsto para el 2014 [ver “Avance lento”]. Pero para poner en práctica este modelo, necesita que las redes actuales mejoren. De allí quizás el énfasis puesto en la pata inversiones de las tres que componen la solución a los problemas actuales (inversión, antenas y espectro). De esta forma, Libre.ar será una suerte de operador móvil virtual, con la diferencia que aportará su propio espectro. Este modelo no servirá para que la empresa fije precios testigos ya que gran parte de sus costos estarán fuera de su control. Sí podrá, no obstante, ser una plataforma que permita ofrecer servicios móviles sobre la red de Libre.ar a PyMEs, cooperativas y cableras. En este sentido incentivaría la competencia, aunque hasta cierto punto al no tener control total de los costos y por lo tanto, de las tarifas.
Finalmente, y quizás para tranquilidad de los actuales operadores, descarta el hecho de declarar a la telefonía móvil como servicio público. Se trata de un viejo reclamo de algunos sectores políticos así como ciertas asociaciones de consumidores, como si esto fuera garantía no ya de eficiencia sino mínimamente de eficacia. Lamentablemente queda demostrado en varios casos que no existe tal correlación. En cambio, el Secretario se inclina por las autorizaciones para los aumentos de tarifas, tal como se contempla en el proyecto de reglamento de usuarios de estos servicios.
En resumen, de la entrevista y otros actos queda en claro que la actual conducción de la Secretaría de Comunicaciones está rompiendo con años de inactividad regulatoria que dejó un mercado algo desprolijo y desequilibrado. No obstante, se puede (y se debe) reclamar por mayores avances. Se trata de un sector no sólo de mucho dinamismo sino también clave para el desarrollo económico y social de una sociedad moderna. Y el tiempo no espera. No hay que conformarse simplemente con ser mejor que lo anterior. Hay que acompañar el momento histórico actuando con el ritmo que éste exige.