Uno de los grandes cambios que introdujo la revolución de los smartphones hoy en curso fue la alteración radical del rol del software en la industria tecnológica, tanto por el valor que genera como, y paradójicamente, por la disminución de su precio que llega al punto de ser gratuito. Resulta claro que el software va camino a dejar de ser en producto en sí mismo para convertirse en una herramienta que da valor tanto al hardware que la utiliza como a los servicios que posibilita.
Por el lado de los servicios, quien primero ejecutó este cambio estratégico a gran escala fue Google. Utilizó software para dar lugar a servicios que a su vez serían la plataforma para su principal negocio: la venta de publicidad. El buscador, su sistema de correo Gmail, sus mapas y tantos otros servicios surgen del software accesible vía navegador en las PC o de apps en los celulares. El mismo concepto de Android como sistema operativo gratuito es el de ser un posibilitador del acceso a estos servicios en forma más eficiente. Los resultados están a la vista: acaba de superar una valuación de US$ 1.000 millones, domina el mercado de las búsquedas, de los mapas, del video online así como de los smartphones y tablets.
En cuanto al hardware, fabricantes como Apple o Blackberry siguieron el camino del software como una forma de darles más valor a sus equipos. Es evidente que el software es lo que diferencia a los iPhone en momentos en que todos los celulares son un rectángulo con un vidrio negro y especificaciones técnicas que son muy similares. Para Blackberry, el software (tanto en los equipos como en su red) es lo que convirtió a sus celulares en casi perfectas máquinas de mensajería.
Esto es algo que entendió Microsoft, aunque no lo implementó (aún) en toda su magnitud ya que tiene una importante herencia: un espectacular negocio basado en la venta de software a la vieja usanza. Y si bien ya tiempo atrás su CEO anunció que Microsoft se convertía en una empresa de dispositivos y servicios, tiene que hacer equilibrio en la cuerda floja que lo lleva del viejo al nuevo modelo de negocios en la industria tecnológica.
Esta semana, durante el lanzamiento de los nuevos productos de Apple, donde se destacaron las tablets, lo más disruptivo no fue ninguno de los nuevos equipos sino el anuncio de que tanto los sistemas operativos como aplicaciones como iWorks (ie el Office manzanero) o iLife sería gratis con las nuevas compras de hardware (PC, tablets o smartphones), incluyendo sus futuras actualizaciones. La novedad encierra también una amenaza notable tanto para Microsoft como para los fabricantes de PC. Es que con la inclusión de iWorks en forma gratuita en sus tablets, Apple da una razón más para que muchos usuarios abandonen sus PC por éstas. Quizás en esto influyó también que se haya cansado de esperar que Microsoft lanzara su paquete Office para iPad.
Este bundling de aplicación, sistema operativo y dispositivo es todo un símbolo del cambio de época. Ya no son tiempos de hardware, software o servicios como entidades independientes sino de plataformas que integran en forma casi invisible estos tres lados de un mismo producto tecnológico. Queda ahora la duda de saber cuánto tiempo llevará hasta que esta modalidad sea la norma y no la excepción.