Desde este lugar, muchas veces se ha señalado que los problemas que hacen a las redes celulares tienen tres ejes, uno de los cuales está en parte ligado a los otros dos, y que son: espectro, antenas e inversiones. El primero depende del Estado Nacional, el segundo de los municipios y el tercero de los operadores. Y si bien las autoridades del sector hacen hincapié en las inversiones, lo concreto es que los tres ejes son parte de la solución. En una analogía, solucionar el tema de los celulares es como una dieta para adelgazar, siempre hay que tomar tres caminos simultáneos: comer menos, comer mejor y hacer ejercicio. Elegir uno solo de estos caminos no lleva al éxito.
Esta semana, durante una reunión con analistas organizada por NSN previo al comienzo de Futurecom en Rio de Janeiro, una de las exposiciones trató sobre el tema espectro y regulación en Latinoamérica, aportando interesantes datos a la discusión. Los mismos surgen de un informe que puede descargarse desde aquí.
En una comparación regional entre 19 países de Latinoamérica, Argentina queda muy mal posicionada. En términos de cantidad de espectro disponible, el parámetro fue la recomendación de la UIT (Unión Internacional de las Telecomunicaciones) para el año 2015. En la lista, Argentina aparece antepenúltima, con un 14,62% del total de espectro recomendado. Quien más tiene es Brasil, con un 38,65%, todavía lejos del ideal, pero notablemente mejor que Argentina. Los países con menos espectro son Bolivia y Ecuador, ambos con un 13,85%. Sin embargo, esta estadística no tiene en cuenta que en Argentina hay una porción de ese espectro (alrededor de ¼) que es el asignado a Arsat/Libre.ar y que hoy no está en uso. Así, si se considerara únicamente el espectro en uso, Argentina estaría en el último lugar, y cómoda.
Tampoco se destaca Argentina a la hora de comparar las distintas frecuencias asignadas para comunicaciones celulares. Quienes más tienen son Brasil, Uruguay y Puerto Rico, todos con 6. Argentina, junto con Honduras y Panamá, apenas tienen 2, siendo los tres los países con menos frecuencias asignadas. En los 3 casos son las de 850 y 1900 MHz.
Estos datos son claros indicadores de la deuda que el Estado Nacional tiene con la industria móvil y con sus usuarios. Es claro que avanzar en este tema no implicará resolver la totalidad de los problemas que afectan hoy a los celulares en Argentina, ni que por el simple hecho de otorgar nuevas frecuencias los problemas se solucionarán mágicamente de un día para el otro. Otorgar nuevas frecuencias es apenas un puntapié inicial que requerirá inversiones adicionales en la red para su utilización al tiempo que demandará también la venta de nuevos terminales que puedan capitalizarlas. Un proceso que llevará tiempo. Pero como reza el dicho, todo camino se comienza a recorrer dando el primer paso. Y hasta tanto no se dé este paso, sólo estaremos postergando las soluciones.