¿Estancadas?

Desde hace unos meses ya, diversos analistas han comenzado a prestar atención al mercado de las tablets, cuyas ventas comenzaron a dar señales de que ciertas proyecciones realizadas tiempo atrás eran, bueno, excesivamente optimistas. Un nuevo indicio se dio esta semana, con el anuncio de los resultados de Apple que indican que así como las ventas del iPhone crecieron un 12,7%, las del iPad cayeron un 9%. Así, se  encendió una luz amarilla en el tablero que indica que algo no está funcionando como previsto.
Si bien se trata de un enfoque global, algunos indicios de lo que está sucediendo pueden ser los hallados en el informe “Usuario de tablets” realizado por Carrier y Asociados. Básicamente, lo que usuarios actuales afirman es que no hay una motivación para renovar las tablets, salvo por un par de razones. Una vinculada a la calidad de la tablet actualmente poseída, la otra a las dimensiones de la misma.
Para entender el primer punto, hay que tener en cuenta que en general, pero particularmente en Argentina, la de las tablets es una categoría relativamente nueva. Así, muchos compradores no apuntaron directamente al iPad (casi un genérico de tablets) sino que optaron por alternativas más económicas. Siendo que no sabían muy bien qué esperar de una tablet, eligieron versiones de menor costo de fabricantes poco reconocidos. Lógicamente, la experiencia no es la misma que en un equipo de alta gama. Así, una motivación para cambiar es acceder a un equipo de mayor calidad. Pero sin apuro.
Vinculado, en parte, a esta aproximación conservadora a la hora de comprar una tablet, muchos optaron por las más baratas de 7”, que tienen la ventaja de ser más fáciles de transportar. Pero la cuasi superposición con los smartphones de mayores dimensiones así como las dificultades de uso del público más adulto (en general, a partir de los 40), hacen que, a la hora de renovar, consideren equipos más grandes, de alrededor de 10”. Que dicho sea de paso fue el tamaño original de las iPad. Aparentemente, Steve Jobs sabía lo que hacía.
Pero al margen de estas motivaciones puntuales, entre los usuarios de tablets no existe una tendencia natural a la renovación de sus equipos porque consideran que los modelos más nuevos no incorporan novedades respecto de lo ya conocido. La pregunta que se hacen entonces es “¿para qué gastar en nuevo equipo si no me aportará nuevas funcionalidades?”. Se trata de un factor que no es local sino global. ¿Acaso un iPad 2, del 2011, tiene funcionalidades sensiblemente distintas de un modelo 2014?
Visto así, se puede decir que el mercado de tablets es uno de primerizos, aquellos que compran su primer equipo, y no tanto de renovación. Muy distinto, por ejemplo, del mercado de smartphones, que sí siguen incorporando novedades (aunque últimamente menos, hay que admitirlo) y que además tienen un desgaste físico mayor por la intensidad de uso y su portación constante.
No obstante, esto no significa que el mercado de tablets sea un bluff, o que estamos ante una nueva netbook. Las tablets son atractivas para distintos segmentos, especialmente en los extremos etarios, aunque por razones distintas. Pero en la medida en que las ventas no tengan un componente importante de usuarios renovando sus equipos buscando nuevas funcionalidades, será difícil mantener altas tasas de crecimiento.
Por supuesto, este no es aún el caso de Argentina, donde las ventas de tablets recién despegaron el año pasado, siendo todavía claramente un mercado de primerizos. Pero quizás esta situación, que por las novedades que se conocen no da la impresión de cambiar en el corto plazo, sirva para hacer proyecciones más realistas a futuro.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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