Momento de incertidumbre

A pesar de las restricciones a la importación de componentes por falta de divisas, el año que termina fue muy bueno para fabricantes y canales de equipos celulares. Pero la economía se encuentra en pleno proceso de definiciones que auguran reacomodamientos para el 2016.
El 2015 cerrará con una caída del orden del 5% en la producción de celulares provenientes de Tierra del Fuego, un volumen cercano a los 10,5 M de unidades, lejos de los 13,7 M alcanzados en 2011 (año récord). Sin embargo, no fue éste un mal año para los involucrados en el negocio. La restricción en la oferta tuvo como consecuencia natural una suba de los precios de los equipos. Ley de oferta y demanda a pleno.
El escenario para 2016 se presenta muy distinto. Por un lado, el fin del cepo y la unificación del mercado cambiario marcan una devaluación del orden del 40% respecto del dólar oficial existente hasta anteayer. Por otra parte, a fin de año se eliminan las DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importaciones) que frenaban en los hechos cualquier intento de importación de equipos. Las misma serán reemplazadas por un sistema de licencias automáticas y no automáticas, según lo adelantó el flamante Ministro de la Producción. Si bien no hubo mayores precisiones, esto hizo que algunos comiencen a coquetear con la idea de importar celulares. Habrá que esperar las definiciones.
Aunque los primeros lineamientos de la política económica del nuevo gobierno adelantan un escenario de mayor apertura, no habría que apresurarse a pensar que esto significará el fin de la promoción de Tierra del Fuego ni que mañana se puedan comprar iPhones en cualquier retail u operador. Aún en el caso en que no estuvieran de acuerdo con la política industrial que favorece a la isla, son tantos los frentes abiertos para el gobierno que difícilmente quieran agregar uno más que podría generar demasiada inestabilidad en la provincia austral.
Es claro que los celulares producidos en el país tienen un precio notablemente superior al de mercados sin restricciones al comercio exterior ni inflación. Si bien la brecha de precios varía según los modelos y las gamas, con el valor del dólar hoy la diferencia llega a superar el 200% en algunos casos. Tal es así que en Argentina se da la extraña situación donde se desbaratan bandas que hacen contrabando de electrónicos entre los cuales hay productos que son los mismos que se producen localmente. Una muestra más que evidente de la distorsión de los precios locales.
Por otra parte, los beneficios impositivos a la producción en Tierra del Fuego tienen un efecto no deseado: desalentar la producción de equipos de bajo costo (por debajo de los US$ 120). Esto se debe a que el peso de la ventaja económica a la exención de ciertos impuestos no es significativo si la base de cálculo (el precio) es baja. Pero el resultado es que sacó del mapa a los teléfonos de bajo costo. No sólo smartphones, también los clásicos que atraen a un público mayor que hoy pena con los smartphones.
Este escenario exige pensar creativamente respecto de la política hacia Tierra del Fuego. Si bien muchos quisieran desterrarla ya y de un plumazo, no sería lo más aconsejable. Y no sólo por la inestabilidad económica y política que esto acarrearía para la isla. En momentos en que se exige previsibilidad en las reglas de juego, los cambios de éstas deben ser meditados y consensuados. Pero en el ínterin hay diversas líneas de acción a explorar.
Por el lado de los costos, no hay soluciones mágicas de corto plazo. Sin dudas que el ordenamiento de la economía y la consecuente baja de la inflación ayudará a que baje el costo de financiación. Con una inflación anual del 30% o más, las cuotas sin interés son una ilusión óptica. El costo de la financiación está incluido en el precio, y eso se nota. Hoy sería más lógico mantener la financiación, pero con interés para que baje el precio de lista. Por el lado de la logística, resulta incomprensible que los componentes lleguen a Buenos Aires para de allí viajar en camión hasta Tierra del Fuego y después volver. Hay que analizar por qué los componentes no llegan por barco de China directamente a la isla y de allí parten, también en barco, a Buenos Aires para su distribución. Como este, hay muchos otros puntos sobre los cuales trabajar para bajar el costo nacional.
También se debería pensar en un esquema mixto, que permita una mayor oferta de equipos de gama baja, combinando producción de equipos de gama media y alta con importación de equipos de gama baja. Algunos quizás consideren que un celular (que actualmente es lo mismo que decir un smartphone) es un bien suntuario. Pero no lo es no sólo por sus altísimos niveles de penetración en la población sino por una razón de aún más peso. Por sus características (masividad, precio y conectividad incluida), los smartphones se están posicionando como EL dispositivo para cerrar la brecha digital. Visto así, el precio de un smartphone deja de ser un asunto sectorial para convertirse en otro de interés nacional.
Tal como están las cosas hoy, y pensando puramente en el 2016, con la devaluación de esta semana, la oferta (marcas, fabricantes y canales) seguramente deban ajustar sus márgenes ya que no parece muy viable un traslado directo del valor del dólar al precio final de los productos. Y paralelamente, deberá reunirse con las autoridades para comenzar a delinear una política que permita congeniar sus intereses con los del país y su población. Una tarea que no será sencilla, pero que es necesaria.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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