Durante la Smart City Expo, que tuvo lugar en Buenos Aires, el vicejefe de Gabinete y secretario de Modernización, Andrés Ibarra, declaró que el gobierno argentino pretende iniciar en mayo el proceso por el que se pondrá a disposición de los operadores espectro para servicios móviles. Declaración que despertó dudas y especulaciones.
Básicamente, hoy en Argentina el espectro a utilizar por servicios móviles puede tener tres orígenes. Uno es el puesto a disposición de Arsat a través de la ley de Desarrollo de la Industria Satelital (que puso a disposición del operador estatal el espectro originalmente asignado a un 4º operador móvil que nunca se concretó) pero que fue transferido al ENACOM por el DNU 58/2019. Otro es el que deberá ser devuelto por Telecom como consecuencia de la acumulación excesiva resultante de su fusión con Cablevisión/Nextel. Y finalmente, quedan frecuencias aún no atribuidas, de donde saldrán las que se utilizarán, entre otras cosas, para 5G.
Puntualmente, Ibarra declaró que el gobierno apunta a iniciar en breve el proceso para atribuir el espectro puesto a disposición del ENACOM por el DNU a operadores móviles privados. Sin embargo, la movida deja dudas. Es cierto que todo DNU está vigente hasta tanto no sea rechazado por ambas cámaras del Congreso (y conviene aclarar que hasta ahora no ha sido tratado por ninguna de las dos sino que fue rechazado por la Comisión Bicameral) y que durante este tiempo genera derechos adquiridos. Pero no menos cierto es también que los operadores preferirían la legitimidad que le otorgaría la aprobación de una de las cámaras. Las estimaciones (lo cual no es lo mismo que el valor a la hora de pagar) hablan de una recaudación de entre US$ 300 y 400 M, una cifra no menor en pleno proceso de reducción de gasto y aumento de ingresos del Estado como parte del proceso de ajuste fiscal.
La adjudicación del espectro de Arsat está atada a la devolución del excedente de 80 MHz que tiene Telecom como consecuencia de su fusión con Cablevisión. Esto es así porque para asignar más espectro a los actores actuales, se debe aumentar el tope máximo permitido. Si lo hicieran antes de concretada la devolución, parte o todo el espectro actualmente en manos de Telecom estaría dentro de los límites y no tendría que devolverlo. Es quizás por esto que Ibarra mencionó que están negociando con Telecom una devolución anticipada (el plazo original vence a fin de año) que permita acelerar la puesta a disposición del espectro de Arsat.
Cuando todo esté en orden, el espectro se pondrá en juego en dos tandas. La primera consistirá en licitarlo entre los operadores actuales: Claro, Telecom y Telefónica. Luego se hará lo propio con el 20% del espectro anteriormente en manos de Arsat y reservados en el DNU para operadores regionales o locales. Para esta caso, aún no está definido el mecanismo de asignación.
Con la vista puesta en lo que vendrá, Ibarra también mencionó el espectro para 5G, sobre el cual se están analizando frecuencias y banda prioritarias. Estimó que se comenzará a trabajar de manera efectiva hacia el Q2 2020 (transmitiendo su confianza en una victoria presidencial del oficialismo), con el foco básicamente en bandas altas. Esto en sí ya es una definición de modelo buscado, ya que las frecuencias altas requieren mucha proximidad. Por lo tanto, ya sea por temas técnicos como por los antecedentes que se están dando, se usarán principalmente para acceso fijo inalámbrico, reemplazando los últimos metros de fibra, como está previsto en Uruguay, o para lugares de muy alta concentración. Pero no son las mejores bandas para móvil (al menos en el corto y mediano plazo) ya que por su escaso alcance requieren de una altísima densidad de antenas para permitir movilidad. No obstante, conviene aclarar que actualmente las bandas más altas son las que tienen un modelo de negocio más definido y espectro libre.
Más allá de todo esto, lo cierto es que por ahora no es un tema urgente para los operadores disponer de más espectro (y mucho menos pagar por él). Hoy su prioridad es seguir con el despliegue de antenas y utilizar más intensamente el que ya tienen asignado. El apuro entonces parece venir más por el lado del gobierno, pensando en la infraestructura a mediano y largo plazo y en la caja en el corto. No obstante, es importante tener un cronograma de puesta a disposición así como de identificación de frecuencias para que las demoras no desemboquen en una situación similar a la del cuasi colapso del 2014. Escenario a evitar a toda costa.