Durante la semana, el nuevo presidente del ENACOM, Claudio Ambrosini, convocó a periodistas que cubren la temática para dar las primeras definiciones que guiarán su gestión. Algunas resultaron previsibles, otras resultaron reveladoras.
Entre las prioridades de la nueva gestión está la de prestar atención a la problemática de cooperativas y PyMEs, un tema que tiene diversos aspectos. Uno tiene que ver con atender sus demandas y acelerar el otorgamiento de licencias, todo esto con la intención de que puedan competir en mejores condiciones. Se trata de algo sobre lo cual la gestión anterior hizo muchos avances, aunque evidentemente todavía restan cosas por hacer. En esta línea también mencionó la agilización en la asignación de los Aportes No Reembolsables (ANR), que comenzaron en 2017 pero donde todavía queda mucho por hacer. Se trata de subsidios destinados a financiar proyectos para mejorar la infraestructura de las redes de banda ancha en pequeñas localidades. De todos modos, es un tema que exige prudencia ya que los mismos no pueden otorgarse sin un estudio y seguimiento detallado en cada caso. Hay que ser prolijos con los fondos públicos que se asignan a privados.
También habló de eliminar prácticas por parte de los grandes operadores, a las que calificó de “predatorias”. Básicamente se refirió a la ofertas de paquetes de servicios de muy bajo precio, mencionando específicamente a Claro. Si bien es cierto que los precios de Claro son muy agresivos, su oferta de servicios fijos (basada en su red de fibra óptica) no se da en localidades pequeñas sino en capitales o ciudades relevantes del interior, como puede verse en este listado de localidades cubiertas. Localidades donde compite con Telecom y/o Telefónica, que tienen igual o mayor capacidad para enfrentar este tipo de desafíos.
En materia de espectro se mostró favorable a una mayor disponibilidad para los operadores y adelantó que esperan poder otorgar nuevas frecuencias. Para ello aclaró que se basarán en el documento “Desafíos y Necesidades de Espectro Radioeléctrico en Argentina”, uno de los últimos legados de la gestión anterior y que es un muy buen punto de partida para la planificación del espectro para los años venideros. Se trata de un gesto de continuidad que es bienvenido en una industria que planifica a mediano y largo plazo.
Por otro lado, se mostró inclinado a modificar los topes de espectro, adelantando que podría pasarse de uno general a otros por bandas de frecuencia, también conocidos como topes dinámicos. Esto tiene la ventaja de garantizar una distribución homogénea de las distintas bandas, evitando que un operador tenga más espectro en bandas más atractivas y que, a la hora de su cómputo, pese igual que aquél en bandas con más limitaciones. Claro que como paso previo, y tal como lo aclaró el funcionario, tienen que terminar con la devolución que todavía tiene pendiente Telecom Argentina como consecuencia de su fusión con Cablevisión, que hizo que se excediera en el límite que marca la regulación actual.
Siempre en materia de espectro, y en lo que podría ser un baldazo de agua fría para las aspiraciones de algunas PyMEs y cooperativas, no se mostró muy convencido de la razonabilidad de otorgar licencias regionales. Esta postura se basa en las economías de escala que se pueden alcanzar a nivel regional en un país que concentra su población en un puñado de centros urbanos. A esto habría que sumarle un factor adicional. Un operador móvil regional necesariamente debería tener acuerdos de roaming con los operadores nacionales. Pero a diferencia de éstos que hoy ofrecen tarifas nacionales, un operador regional no debería poder hacer lo mismo cuando sus clientes salgan de su región (al menos con valores competitivos) porque en la práctica significaría ser un operador nacional pero sin la inversión en red que esto implica.
No se mostró muy urgido por avanzar con 5G, algo que seguramente sea música para los oídos de los operadores, aunque no tanto para los vendors. Prefiere poner el foco en terminar el despliegue de 4G. Una actitud razonable considerando lo “verde” que está la propuesta de 5G, más allá de su potencial. No obstante, sí es importante el trabajo que pueda hacerse en materia de identificación de bandas para ese servicio, así como encarar, con tiempo, el proceso de asignación.
En lo que también puede significar una decepción para varios académicos y teóricos afines al gobierno, Ambrosini adelantó que no se impulsará una nueva Ley de Comunicaciones Convergentes (como prometió pero nunca estuvo cerca de cumplir la gestión anterior). En su lugar, el marco regulatorio estará basado en las leyes y DNU vigentes (Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y Ley Argentina Digital, con las reformas introducidas principalmente por el decreto 267/2015), sobre el cual se montarán las resoluciones técnicas del organismo.
Finalmente, mencionó que están trabajando en el desarrollo de mapas de conectividad y de indicadores que den un estado de situación más cercano a la realidad. Es cierto que la gestión anterior avanzó mucho en este tema, aunque no lo suficiente como para no presentar datos que a simple vista eran, como mínimo, dudosos. Esto, que parece menor, no lo es tanto. Lo que no se mide (bien) no se gestiona (bien).