Más allá de las diferencias en cuanto al desarrollo reciente de la fibra óptica en Argentina, esta semana dejó algunas definiciones importantes en cuanto a la política de telecomunicaciones para el país. Y éstas provinieron de dos autoridades clave: el presidente de la Nación y la Secretaria de Innovación Pública. Así, comienzan a surgir con mayor precisión planes y políticas para el sector.
En el caso del presidente, y más allá de su apreciación sobre la fibra óptica, resultó interesante leer que en su participación en el Americas Society/Council of the Americas realizó una definición importante. Durante la misma afirmó que “lo que la Argentina necesita es más y mejor competencia, y tal vez esa mejor competencia privada pueda facilitar la inversión que estamos necesitando para conectar a todo el país”. En momentos en que muchos proyectos de ley relativos al sector que dan vueltas por el Congreso apuntan a una mayor intervención estatal en el sector, que el presidente haga una defensa tan clara de la competencia en el sector privado es un dato alentador. Habrá que esperar a que haya definiciones respecto de cómo se apuntalará esa competencia. Pero sin dudas es avanzar en la dirección correcta.
Por supuesto, es sabido que la competencia no resuelve todos los problemas de conectividad, especialmente en un país como Argentina, de gran extensión territorial y bajísima densidad poblacional. Esto genera una desigualdad en el acceso. Allí es donde el Estado sí debe asumir su rol para si no eliminar, por lo menos minimizar las diferencias geográficas y sociales en el acceso.
En este sentido, resultó interesante escuchar las palabras de la Secretaria de Innovación Pública, Micaela Sánchez Malcom, durante su participación en el “1º encuentro del Movimiento Asociativo y las Telecomunicaciones”. En su exposición, la secretaria abarcó diversos aspectos.
Como fuera adelantado al inicio de la actual gestión de gobierno, desde Arsat están trabajando en lo que comúnmente es llamado el Arsat 3 (aunque técnicamente parece que será el Arsat-SG 1, SG por 2ª generación). Aunque sin más precisiones, la funcionaria aclaró que hay apoyo en términos de financiación internacional. Lo concreto es que el Arsat 3 estará específicamente destinado a brindar conectividad de banda ancha a los hogares. El objetivo es poder conectar unos 170 mil hogares, mayormente rurales.
En cuanto a la REFEFO (Red Federal de Fibra Óptica), la secretaria mencionó que completarán la etapa 2 (lo que incluye la actualización de la electrónica de la red). Adicionalmente, adelantó que se encarará la etapa 3, que busca ampliar la conectividad llegando a 258 nuevas localidades de menos de 10 mil habitantes. Claro que para esto será fundamental la participación de gobiernos locales, SAPEM, cooperativas y PyME locales, ya que el Estado Nacional proveerá los corredores de fibra óptica, pero serán los locales quienes deban desplegar los vínculos a la fibra troncal, así como la última milla para llegar a los usuarios.
También se refirió al Plan Plurianual de Espectro, donde si bien no dio definiciones técnicas sí destacó que el plan otorgará previsibilidad y planificación a los despliegues inalámbricos. Fundamental.
Por otra parte, se refirió a la actualización de la TDA, la cual fue prácticamente abandonada durante la gestión anterior. La funcionaria remarcó que un 80% de la plataforma está obsoleta, por lo que se destinarán US$ 4,3 M. Esto permitiría terminar de darle el golpe de horno que la TDA necesita y sería un avance para poder, eventualmente, liberar el espectro que en la actualidad utiliza la TV analógica.
En líneas generales, hay conciencia en el gobierno de que las inversiones en infraestructura de telecomunicaciones tienen un impacto positivo en el PBI. Y este modelo híbrido, con incentivo a la competencia allí donde esta es viable combinado con la intervención estatal allí donde el mercado no llega, es el más adecuado en este escenario.