Tal como sucede en general en Latinoamérica, Argentina es un país de grandes contrastes, que se manifiestan en los ámbitos más diversos. Entre ellos, el acceso a Internet. Es que variables tecnológicas, demográficas y económicas se combinan para que la velocidad promedio ofrecida por los productos de acceso sea 20 veces superior cuando se compara a la Ciudad de Buenos Aires con provincias como San Juan o Tierra del Fuego. Esto surge del informe “Oferta de acceso fijo a Internet en Argentina”, realizado por Carrier y Asociados.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) se conjuga una fuerte oferta de productos basados en tecnología de cablemódem de alta capacidad, tanto de Fibertel como de Telecentro, con el aporte de la fibra óptica de Iplan y Movistar. El resultado: con una velocidad media ofrecida de 205 Mbps, CABA se ubica como el primer distrito en el ránking por provincia (obviamente, considerando a la Ciudad Autónoma como tal).
En la provincia de Buenos Aires se encuentra una oferta similar a la de CABA en el Gran Buenos Aires y algunas de las grandes ciudades que la integran. Sin embargo, la existencia de áreas rurales y semi rurales, donde hay una mayor presencia de tecnologías de menos capacidad, como el ADSL y las inalámbricas, hacen que el promedio de velocidad ofrecida alcance los 126 Mbps. Así, la provincia de Buenos Aires aparece en el segundo lugar. Bastante más lejos, con 58 y 53 Mbps respectivamente, se ubican Tucumán y Santa Fe. En el otro extremo, las provincias que registraron la velocidad promedio ofrecida más baja resultaron ser San Juan y Tierra del Fuego, cada una con 10 Mbps.
Si bien el promedio a nivel nacional resultó ser de 34 Mbps, apenas 8 de las 24 provincias se ubicaron por encima de esta cifra, lo que indica que la misma se ve muy influida (hacia arriba) por CABA y la provincia de Buenos Aires.
Visto por tecnología, las velocidades promedio ofrecidas resultaron ser de 93 Mbps para la de cablemódem, 65 Mbps para la fibra óptica, 13 Mbps para el ADSL y 8 Mbps para la inalámbrica [para más más detalles, ver “La brecha tecnológica”]. Acá también tenemos una brecha digital.