La relación de Argentina con el iPhone tiene características dignas de un culebrón, donde la relación entre los protagonistas está sembrada de impedimentos, con más elementos en contra que a favor de ese vínculo. Pero, como suele suceder en esos ámbitos, el amor siempre triunfa.
Como parte de la política de producción local en la provincia de Tierra del Fuego, que al favorable régimen de la isla complementa con una mayor carga tributaria y arancelaria a los productos importados, el iPhone no la tiene fácil en el país. La decisión de Apple de no avenirse a producir en la isla, como sí hicieron marcas como Samsung, Motorola, Alcatel, TCL, ZTE, Nokia, entre otras y ya comienza a hacerlo Xiaomi, hace que sus productos sean más caros en términos relativos si se los adquiere en los canales abastecidos localmente.
Sin embargo, el amor (o el deseo) es más fuerte y las personas encuentran la vuelta para acceder a la manzana casi prohibida. Básicamente, a través de importaciones individuales de los viajeros provenientes del exterior, quienes pueden ingresarlos legalmente sin tener que tributar o bien a través de equipos ingresados de contrabando.
A pesar de esto, en Argentina hay en funcionamiento unos 2,8 M de iPhone en las redes de los tres operadores móviles, equivalente al 7% del total de los smartphones en uso. Este dato surge del informe “Mercado celular argentino 2022”, realizado por Carrier y Asociados.
Es para tener en cuenta que además de un tema de marcas de equipos, también juega aquí la participación de plataformas en el mercado móvil. Y esto es importante a la hora de desarrollar servicios y aplicaciones. En Argentina, el 7% de los smartphones en uso tiene iOS, mientras que el 93% restante funciona sobre Android. No obstante, a la hora de desarrollar no sólo se consideran aspectos cuantitativos. También cualitativos, asociados al perfil del usuario de iPhone.
En los últimos 5 años (entre 2017 y 2021) ingresaron al país 226.000 unidades. Esto equivale a apenas el 8% del total de iPhone en uso, lo que da una idea de la cantidad de equipos que ingresa al país sin ser registrados por Aduana. Es también una muestra de cómo el mercado le encontró la vuelta a la regulación.