Es sabido que la inflación tiene, entre otros efectos, el de dificultar las comparaciones a lo largo del tiempo. La variación de precios, generalmente ascendente en términos nominales, no puede ser evaluada en su correcta medida si no se los lleva a converger en un mismo momento. Una alternativa utilizada es convertir estos precios al dólar del momento. Pero esta opción tiene la desventaja de que, si bien se utiliza una unidad de cuenta más estable, también sufre sus propias distorsiones en un país que suele balancearse entre la atracción por el dólar “barato” que da un mayor poder adquisitivo y los ajustes devaluatorios, impulsados por el mercado y que tarde o temprano son blanqueados por las autoridades del momento. No obstante, y más allá de estos vaivenes, al menos sirve para determinar la tendencia.
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