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Tierra del dólar

El 2018 quedará en la historia como un año para el olvido para el sector de los terminales móviles. La fuerte devaluación del peso sumada a la aceleración de la inflación que generó se transformó en una combinación explosiva. Es normal que así sea para un producto que tiene un alto componente de costos en dólares, independientemente de si se trata de un bien proveniente directamente del exterior (caso iPhone) o si se produce en Tierra del Fuego (la mayoría de los equipos vendidos en el país), donde a los componentes en divisas se suma la suba de los costos locales por efecto de la alta inflación y la suba de tasas de interés (que afecta el costo financiero).
El año arrancó con tendencias similares al 2017, aunque un poco más arriba en unidades, situación que duró hasta mayo, momento a partir del cual comenzó la aceleración del proceso devaluatorio. Así, a partir de entonces los volúmenes de despachos caen, tendencia que se hace notable a partir de agosto, momento en el que el valor de dólar pega otro salto.

Esta caída hacia fin de año, período tradicionalmente con mayores ventas y que incluye fechas “fuertes” que traccionan la demanda, como el día de la madre y las fiestas de fin de año, hace que las expectativas para todo el año se sitúen en un máximo de 8,5 M de unidades. Este volumen, comparado con los 10,8 M del 2017 anticipan una caída interanual en unidades mínimamente del 21%.
La correlación negativa entre precio del dólar y volúmenes de despachos se hace evidente en el siguiente gráfico, donde queda en claro el efecto de los dos hitos devaluatorios, mayo y agosto.

Viendo las variaciones por marcas resulta evidente que el impacto de este año no fue similar para todos, entrando a jugar las estrategias adoptadas por cada una. Samsung sigue liderando en despachos, con una participación del 54% del total, pero con una caída del 16% en los tres primeros trimestres del año en comparación con igual período del 2017. Luego aparece el gran ganador, Motorola, que alcanza el 2º lugar en participación (con un 23%) con un crecimiento en unidades del 102%. Dentro del resto de los top 4, LG (8%) pasa del 2º al 3º lugar en participación y Huawei (4%) se mantiene en el 4º. Sin embargo, la caída en volumen es similar para ambos, del 54% y 52% respectivamente. Una situación que está gestando cambios en la operatoria del negocio móvil para ambas empresas.
El dato de color es para Apple, que a pesar de tener un precio en Argentina muy impactado por el costo fiscal, aumenta su volumen en un 284% y se ubica en el 6º en participación de mercado aunque con un volumen muy bajo, cerquita de Sony, en el 5º. La magia sigue intacta.

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Mucho más que Mobile

Durante la semana que termina tuvo lugar una nueva edición del Mobile World Congress 2018 (MWC), la feria anual más relevante de la industria de las telecomunicaciones que en esta edición dio una clara muestra de que se trata de un sector que está expandiendo aceleradamente su alcance mucho más allá de los ya clásicos teléfonos celulares o smartphones (los cuales, por otra parte, evidencian un claro y natural estancamiento que se refleja en sus ventas).
Si hubiera que resumir la esencia del MWC 2018 sería la sensación de que no es una muestra de móviles sino de dispositivos conectados, algunos claramente móviles (caso smartphones, automóviles, drones, etc.), otros claramente fijos (cámaras, electrodomésticos, maquinaria y sensores industriales y municipales) y otros de movilidad reducida o acotada a un área geográfica muy específica (nuevamente, dispositivos de uso industrial, así como hogareño). Un escenario que abre claramente las puertas al ingreso de nuevos actores, algunos renombrados en otras industrias (como fabricantes de autos y electrodomésticos) así como a emprendimientos que dan muestra de una gran creatividad. Todos desarrollando nuevo hardware y, también, mucho software.
Claro que esta hiperconectividad requiere de una infraestructura capaz de albergarla, y aquí es donde entra en juego la famosa 5G que dio muestras de una mayor maduración, con casos de negocios más definidos. Una 5G que implicará una revolución en términos técnicos respecto de las anteriores, no sólo por su mucho mayor ancho de banda (que requerirá de un extendido backhaul de fibra óptica para alcanzar su potencial) sino que también tendrá diferencias claves respecto de lo anterior. Por un lado, ofrece una capacidad exponencialmente superior para atender una muy superior densidad de dispositivos que ya no serán sólo “teléfonos” sino cualquier cosa que acepte un chip. Aun sin generar tráfico ni establecer comunicación alguna, la señalización que generará esta multiplicidad de dispositivos no podrá ser atendida por las redes actuales. Por otra parte, 5G cuenta con latencias similares a las de la fibra óptica, lo que abre un abanico de posibilidades a soluciones de control y operación remota hoy imposibles. A esto se suma la velocidad (del orden de los Gbps), aún en movimiento, y la confiabilidad. Todas estas características combinadas permiten la utilización de dispositivos más “bobos”, donde el procesamiento puede hacerse en la nube sin afectar el rendimiento. Así, dispositivos más simples, con menos memoria y capacidad de procesamiento (funciones que estarán en la nube) bajarán sensiblemente de precio. A modo de referencia, según los fabricantes, la memoria de un celular puede representar entre ¼ y ⅓ de su costo.
Este entorno está detrás de que por el lado de los dispositivos tipo smartphone no hubiera grandes novedades, aunque sí algunos anuncios. Como suele ser costumbre, Samsung aprovechó la atención mundial que este congreso concita. Presentó su “flagship” o buque insignia, el S9. En apariencia similar al S8, como es natural incluye un procesador más potente y algunas mejoras en la cámara. Pero quizás su principal preocupación no sean ya productos de sus rivales sino un usuario que se encuentra satisfecho con lo que ya tiene y que comienza a estirar el ciclo de renovación, lo que se tradujo en el 2017 en una leve caída del mercado global de smartphones, de la cual no pudo escapar ni Samsung, ni Apple, ni ninguno de los grandes jugadores. De hecho, quienes crecieron fueron los fabricantes chinos, quienes ofrecen prestaciones similares, aunque en equipos de menor costo, capturando una mayor proporción del mercado global, impulsado por mercados emergentes, notablemente más sensibles al precio. Un factor no menor en un momento en que los equipos de gama alta alcanzaron valores reñidos con la realidad de lo que debería ser un producto de consumo masivo.
En todos los ámbitos fue notable la presencia de empresas chinas, no ya sólo como fabricantes de smartphones (que los hubo y en cantidad) sino por su relevancia en infraestructura, con Huawei y ZTE a la cabeza pero que lejos están de ser los únicos. A esto se suma que su capacidad industrial se extiende también hacia una mayor oferta de productos y servicios innovadores.
A diferencia de lo ocurrido en este mismo lugar un año atrás, ahora la industria parece tener más claras las posibilidades y ventajas de la tecnología 5G, que en aquel entonces despertaba más suspicacias. Hoy se percibe más entusiasmo con sus capacidades (que incluyen además un mejor aprovechamiento del espectro), aunque también hay conciencia de que su despliegue total llevará más tiempo. En parte por la necesidad de desarrollar nuevas aplicaciones y hardware, en parte porque la tecnología 5G requiere de una gran capilaridad de la fibra óptica. Mientras tanto, la alternativa será comenzar su despliegue por “islas de conectividad”. En este escenario, quienes más están apostando a esta tecnología son países orientales (como Corea, Japón y China) y los EE.UU. Por su parte, los europeos aparecen un poco más rezagados, aunque con excepciones, como los países escandinavos, bálticos y España, todos con buena penetración de fibra. De hecho, en España, un 76% de las unidades inmobiliarias (hogares, empresas y comercios) están pasadas por al menos alguna red de fibra, lo que posiciona muy bien a este país de cara al 5G. El caso español es interesante, ya que cuenta con más accesos de fibra óptica que hogares, los cuales en muchos casos están pasados por dos y hasta tres redes.
Este escenario que asoma pone a los proveedores de conectividad móvil en una posición central en la configuración de la sociedad del futuro, tanto para individuos como empresas y estados. Un dato que es un llamado de atención para los reguladores, quienes deberán diseñar marcos que fomenten la inversión para el desarrollo de una infraestructura clave de los países.

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Cortas semanales

Un repaso por las noticias más destacadas de la semana tecnológica que pasó, con una pizca de sal.
A principios de la semana venció el plazo para que los operadores móviles de red (OMR) presentaran sus propuestas de referencia para los operadores móviles virtuales (OMV). Algunos OMR mostraron sus reparos, principalmente reclamando por los benditos 700 MHz que ya pagaron, pero de los cuales aún no hay disponibilidad plena, aunque también hay otros planteos más técnicos. Esto hace pensar que quizás el tema se demore.
Siguiendo con el tema de los OMV, Tuenti (que NO es un OMV sino una marca de Telefónica Móviles S.A.) convocó a la prensa con la excusa de presentar una aplicación que en realidad está disponible desde casi el comienzo de su operación en Argentina. El tema pareció más una maniobra para levantar el perfil y posicionarse en un segmento muy similar al que normalmente apunta Virgin Mobile, empresa que ya tiene licencia de OMV y que espera acordar con algún OMR luego de la publicación de las ofertas de referencia.
Sigue la discusión por la autorización del gobierno para que dos satélites extranjeros puedan prestar servicios en el país. Unos dicen que es ilegal y que atenta contra el desarrollo de Arsat y sus proveedores. Desde el gobierno aclaran que las autorizaciones se basan la necesidad de dar reciprocidad a los países donde Arsat vende su capacidad. La pelea de fondo es entre quienes quieren un mercado abierto y quienes quieren uno protegido. Como sucede en diversos ámbitos con argumentos similares de ambos lados. No se trata de un debate novedoso, salvo por el marco.
Esta semana se presentó el iPhone 7 y tuvo una recepción bastante fría a pesar de la clásica previa mediática (el día mismo y previo al anuncio, estuvo en la home de varios de los principales diarios nacionales). Las mejoras fueron sutiles (más procesador, mejor cámara, auriculares inalámbricos) y son un fiel reflejo de una industria, la de los smartphones, que a pesar de su enorme volumen ha desacelerado notablemente su crecimiento a nivel global. Con equipos que ya son los suficientemente buenos para la mayoría de las necesidades y tasas de penetración cercanas a la saturación en las principales economías, la recepción del iPhone 7 es una metáfora del estado de la industria. Desde una óptica argentina, el lanzamiento del iPhone 7 sea quizás una forma de testear el impacto del mecanismo de compra puerta a puerta.
Para empeorar su panorama, en la semana del anuncio del iPhone 7 (rival directo de la empresa surcoreana en la lucha por el predominio en la gama alta de smartphones), Samsung anunció el recambio de 2,5 millones de smartphones Note 7 a un costo de aproximadamente mil millones de dólares. Un costo económico que se sumó al costo en términos de imagen. Semana negra, claramente.
Telefónica sigue buscando formas de lograr financiar la reducción de su deuda. En este sentido esta semana anunció que planea lanzar al mercado un 25% de las acciones de Telxius, su unidad global de infraestructura, antes de fin de año. Este IPO iba a darse en julio, pero el sacudón que produjo el Brexit en el mercado postergó la decisión. Por otra parte, se espera que en las próximas semanas haya un anuncio respecto de O2, su unidad móvil en el Reino Unido. No está claro si habrá flotación de acciones en la bolsa o si se venderá parcialmente, luego de que en mayo de este año la Comisión Europea bloqueara la venta total de O2 a Hutchison. Lo que sí es claro es que hay que conseguir fondos.

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