La mano invisible

En la teoría económica siempre se estudia que el mercado tiende a equilibrarse. Es que cuando un bien o servicio es muy demandado, su precio sube, incentivando a que nuevos oferentes de ese bien o servicio ingresen al mercado, tendiendo de esta forma a generar un nuevo punto de equilibrio.

 

Esto es lo que está sucediendo en el mercado de programadores argentino, donde la natural evolución del negocio fogoneada por los beneficios que emanan de la Ley de Software generó una demanda adicional de programadores que no puede ser satisfecha en el corto plazo por las universidades. Así el alto costo actual de estos trabajadores llevó a algunas empresas de software a buscar soluciones creativas. Tal es el caso de I-Sol, que apostó a desarrollar software sin programadores. Considerando que este recurso implica un 90% del producto, optaron por contratar personal no especializado en temas de sistemas, específicamente estudiantes de Ciencias Exactas. Se trata de gente con una formación lógica-matemática de base muy buena a la que entrenan en las particularidades de la programación y los lenguajes. Así, según la empresa, lograron en ciertos casos reducir costos en un 75%.

 

Interesante alternativa de corto plazo para un problema estructural de mediano y largo plazo: la falta de profesionales en sistemas y programación que demanda el mercado. Y al mismo tiempo, se reducen los costos y se amplían los horizontes para estudiantes que hasta ahora tenían menos opciones de salida laboral. Un caso a seguir de cerca.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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