De la galera

Así fue como pareció que el gobierno argentino sacaba su decisión, aún no oficial pero sí oficiosa, de inclinarse por el estándar japonés/brasilero de TV digital (SBTVD). Esta posibilidad más que cierta tomó por sorpresa a todos, incluidos aquellos cercanos a la discusión, cuando parecía que ésta se circunscribía a las normas americana (ATSC) y europea (DVB). La japonesa (aún con su variante brasilera) no parecía tener lugar en esta contienda. Error.
El primer punto entonces es analizar porqué este súbito cambio de planes. Hay quienes ven en esta decisión una actitud salomónica que si bien no deja contentos tampoco ofende a los defensores de los otros estándares en pugna: el americano (respaldado por el grupo Clarín) y el europeo (liderado por Telefónica). Este análisis tiene lógica teórica más que práctica. Se sabe que el gobierno no se destaca por sus decisiones diplomáticas. Pero, es una posibilidad.
Quienes enmarcan esta decisión en un plano geopolítico más amplio, la ven como una concesión ante Brasil, habida cuenta de que las relaciones con EE.UU. (ATSC) y España (DBV) no son buenas. Así, en momentos en que muchas puertas se cierran, siguiendo con la metáfora, la adopción de la norma brasilera/japonesa es uno de los lubricantes que permitiría abrir mejor la puerta del gran país hermano.
Sin entrar en una evaluación técnica de los distintos estándares (tarea para la cual no estamos capacitados), la opción por la norma SBTVD respeta aquél lineamiento expresado meses atrás por el gobierno según el cual los aspectos técnicos no eran considerados como decisivos, y sí lo serían pautas económicas como inversión, generación de empleo, transferencia de tecnología y pago de royalties. En este sentido, puede interpretarse que se trata de una decisión similar a la que en su momento llevó a inclinarse por el estándar PAL N de TV, que fomentó el desarrollo de una industria local pero que privó a los usuarios de un acceso a una tecnología más difundida y de menor costo por efecto de las escalas. En cuanto a qué industria se beneficiará más, la duda está en si será la brasilera o la argentina.
Finalmente, a la hora de evaluar cómo quedan posicionados los defensores de las otras normas, no parece que hubiera un conflicto mayor desde el punto de vista de modelo de negocios. Por el lado de la norma europea, que tiene en su versión móvil el atractivo para las empresas telefónicas porque requiere del uso de su infraestructura de antenas así como del servicio en celulares, los efectos no son devastadores. No sólo la norma elegida también soporta TV móvil, sino que el interés por este servicio está puesto seriamente en duda por la industria, habida cuenta de que no termina de cerrarse el modelo más allá del éxito en algunos países de oriente que no suelen ser referencia a la hora de extrapolar consumos. Por el lado de la norma americana, que propicia un modelo de poca oferta pero de mayor calidad, todo dependerá de lo que se decida hacer con el espectro excedente resultante de la digitalización. Pero existe la posibilidad cierta de que sigan habiendo pocos canales abiertos, lo que no alteraría demasiado el modelo de negocio tradicional de la TV.
En definitiva, y como decía recientemente un altísimo ejecutivo de la industria, no hay peor norma que la norma que no existe. Si finalmente se opta por una, sea la SBTVD u otra, se terminará con la incertidumbre y se podrá comenzar a planear seriamente el futuro. Algo que nos viene haciendo muchísima falta (no sólo en materia de TV).

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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