A pesar de su imagen de empresa “cool”, Apple se está convirtiendo en un auténtico Gran Hermano que decide por sus usuarios qué es lo que estos pueden hacer o ver.
Por un lado, esta semana hubo algún revuelo en los EE.UU. luego de que la empresa rechazara distribuir a través de su App Store (la única forma legal de agregar aplicaciones a un iPhone) un programa basado en la controvertida serie South Park. El programa había sido presentado en octubre para su aprobación y fue finalmente y formalmente rechazado esta semana por Apple por considerarlo “potencialmente ofensivo”. Esto a pesar de contar con un sistema de ratings que podría dejar que la aplicación sólo pudiera ser descargada por mayores de 17 años.
El tema es preocupante porque Apple se asigna así el rol de custodio de la moral y buenas costumbres, juzgando qué es lo que sus clientes pueden o no pueden ver en los dispositivos que le compran. Pero además, la medida presente cierta incoherencia si se tiene en cuenta que vende los capítulos de la misma serie a través de su tienda iTunes.
Esto de alguna forma se emparienta con una disputa que Apple viene teniendo con la EFF (Electronic Frontiers Foundation) en relación al desbloqueo de sus iPhones. Mientras que Apple sostiene ante la Oficina de Copyright estadounidense, que la liberación de los móviles “es una ataque a las decisiones que Apple pueda tomar con respecto al diseño del iPhone y a la estrategia de distribución de aplicaciones para el iPhone a través de la tienda App Store”, la EFF considera que la empresa avanza sobre el derecho de sus clientes de desbloquear el terminal para poder instalar las aplicaciones que más les plazcan sin necesidad de la aprobación por parte del fabricante.
De seguir en esta línea, el próximo paso será prohibir la descarga y reproducción de la canción de Queen “I wan’t to break free”.
