¿Se terminan los almuerzos gratis?

Si hay un tema que desvela al periodismo gráfico, y particularmente a los diarios, es cómo lograr una transición al mundo digital sin que esto implique resignar ingresos, o, para ser más precisos, rentabilidad.
Cuando comenzó el fenómeno de los medios en Internet, muchos ejecutivos de las empresas periodísticas pensaban que los ingresos por publicidad seguirían a sus lectores desde el papel hacia la Web. Y esto se vería reforzado por las mayores audiencias que las versiones digitales tendrían respecto de aquellas en papel. Pero los números, fríos e implacables, nunca convalidaron esta creencia por lo que hoy la pregunta del millón es cómo lograr los esquivos ingresos.
Uno que se cansó de esta situación y decidió, en contra de la opinión de la mayoría, comenzar a cobrar por el acceso es el media tycoon Rupert Murdoch, mandamás del holding News Corporation. Su objetivo es arreglar un modelo de negocios “deficiente” y para ello se basa en las crecientes suscripciones para la versión online de The Wall Street Journal, uno de los tantos negocios de su imperio mediático. Ahora, tiene la intención de llevar este modelo al resto de sus diarios en los próximos 12 meses. A tal punto se tiene fe que no dudó en declarar: “Los días de la Internet actual terminarán pronto”.
No debería estar tan seguro. Si bien indudablemente el hombre se tiene fe y de negocios algo entiende, su apuesta es de alto riesgo. No sólo porque los usuarios se acostumbraron en la última década a acceder a las noticias gratuitamente. Cualquier sitio que ofrezca contenido no diferenciado debería pensar dos veces antes de establecer una barrera de acceso a través del pago. Para ello hará falta que tengan contenido y servicios que sus competidores no posean. Sino, lo que ofrecen es un commodity disponible en múltiples sitios alternativos.
Es cierto que sitios como The Wall Street Journal o The Economist tienen suscripciones a sus contenidos. Pero pueden hacerlo porque evidentemente sus lectores/abonados consideran que allí encuentran información que por alguna razón no consiguen en otro lado. A fin de cuentas, la gente paga por un bien o servicio en función de su valor, no de su costo. Una diferencia que para algunos no es evidente, aunque en realidad es definitoria

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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