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De manera sorpresiva, esta semana el gobierno anunció el lanzamiento de un sistema estatal de distribución satelital de señales de TV. Algo así como un DirecTV pero estatal, tanto en su propiedad como, por el momento, en sus contenidos.
La idea es llegar a todos los rincones del país (y pensar que durante años se nos dijo que el estatal Canal 7 llegaba a TODO el país, pero evidentemente no era cierto), con un sistema que tendrá acceso gratuito y sin codificar. Eso sí, quienes quieran consumir sus contenidos deberán adquirir e instalar el equipamiento para la recepción, ya que los televisores no pueden captar señales satelitales en forma nativa. Sin dudas, una barrera de entrada.
Por ahora sólo se confirmó que las señales que difundirá serán las de Canal 7 y Encuentro, aunque también trascendió en algunos medios que se incorporarían un canal de noticias, una señal educativa orientada a niños así como otra de cine nacional. Según publicó el diario Clarín, en una primera etapa se buscará que el servicio llegue a 12 mil escuelas rurales, encargándose el Estado de distribuir los receptores necesarios.
Desde el punto de vista político, la medida despertó muchas críticas, la mayoría de las cuales se centran en los contenidos, acusando al gobierno de querer construir una plataforma que difunda el discurso oficial. Pero sin entrar en este terreno, bastante fangoso por cierto, conviene analizar la viabilidad y razonabilidad de la propuesta.
Si bien el objetivo de llegar a escuelas remotas es digno de elogio, quizás no sea la de la TV la mejor propuesta. De hecho evidencia que quienes están ideando la propuesta atrasan en su concepción de las comunicaciones. Si por ejemplo el canal Encuentro emite un documental sobre la vida de Belgrano a las 21 hs., ¿qué tiene que hacer la escuela? ¿Convocar a los alumnos rurales a la noche o se les entregará una grabadora de VHS o DVD? ¿Y si se lo perdieron, alpiste? Queda claro entonces que sería mucho mejor llevar Internet satelital a las escuelas para así poder descargar los contenidos y consumirlos de la forma en que mejor se adapte a cada situación. Obviamente, de paso se les daría acceso a mucha más información de la que pudiese surgir de las 5 o 6 señales que se pretende difundir. Aunque quizás lo que se pretenda es un contenido más monolítico… No falta quien crea que la diversidad de contenidos es nociva. ¡A ver si se les ocurre pensar!
Por otra parte, al requerir equipamiento ad hoc para su recepción (conocido en la jerga como CPE – Customer Premises Equipment o equipamiento en instalaciones del cliente), muchos quedarán fuera del servicio, salvo que el Estado decida subsidiar total o parcialmente su costo. Lo que en los tiempos en que no cierran las cuentas y con subsidios que tienden a recortarse no parece muy viable.
Pronóstico netamente personal de quien esto escribe: se trata de otro anuncio que no pasará de eso. Como el celular argentino (conocido como el Argento), los fideicomisos para las telecomunicaciones, los US$ 20.000 millones chinos, Comarcoop, y la lista sigue…

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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