Separando la paja del trigo

En estos días, se difundió la noticia de que en México se está avanzando con el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía móvil (RENAUT), que, como indica su nombre, consiste en identificar a los titulares de celulares prepagos (los que tienen abono, ya están identificados). Las líneas que no se registren hasta abril del 2010, serán automáticamente dadas de baja. Las previsiones de analistas que cubren ese mercado indican que al terminar el proceso, en abril del 2010, la base de líneas en servicio caería un 30%.
Resulta interesante ver que son varios los mercados en los cuales existe una “inflación” en el número efectivo de líneas móviles. Esta situación se da con mayor énfasis en los mercados donde, como en Argentina, predomina el sistema prepago.
Durante la última semana, diversos medios locales estuvieron abordando la temática sobre cuántas líneas están efectivamente en uso, más allá de la cantidad que están técnicamente en servicio. Según los balances de los operadores, el mercado a fin de septiembre último era de 46,7 millones de líneas móviles (por más que el INDEC se empecine en “inflacionar” este número, llevándolo a 50,4 millones, vaya uno a saber por qué). Con una población estimada en 40 millones, la penetración entonces es del 117%.
Pero no es razonable pensar que TODO habitante de Argentina tiene un celular. De hecho, y en base a la pirámide poblacional, la población mayor de 10 años es de 33 millones de personas. Y dentro de éstos, hay muchos no usuarios, por razones generacionales, económicas y hasta actitudinales. Pero aún asumiendo que todos estos 33 M tienen un celular, la cifra está muy lejos de los 46,7 M declarados por los operadores.
Dentro de esta diferencia de 13,7 M de líneas, hay un poco de todo. Por un lado, segundas líneas. Es típicamente el caso de una persona que tiene un celular por su trabajo (generalmente provisto por su empleador) y uno de uso personal. Según surge del informe “Telefonía móvil: segmento individuos – 2009”, en un 13% de los hogares hay un integrante con dos líneas móviles, lo que equivale a un 5% de los usuarios. Así, serían aproximadamente 1,7 M de segundas líneas.
De las restantes 12 M de líneas móviles hay que descontar las utilizadas sólo para datos. Aquí se considera a los módems 3G, así como las que se utilizan en modelos M2M (machine to machine), como por ejemplo sistemas de alarmas. En este caso es más difícil estimar el número, que podría establecerse, generosamente, en 2 M de líneas.

La pregunta entonces que surge es: ¿y los 10 M que sobran? Puede afirmarse sin temor que se trata de líneas que no han sido dadas de baja sino que están en desuso. Es el típico caso de líneas prepagas cuyo propietario dejó de usar cuando compró ese nuevo terminal que venía con línea incluida. Al ser la anterior una línea prepaga, no se da de baja (ya que no genera gastos) sino que simplemente se deja de usar. Lo que muchos denominan, el teléfono en el cajón. Así, estas líneas sin uso equivalen al 21% del total.
Estos 10 M son entonces sólo el piso de líneas sin uso, ya que se asume que la totalidad de la población mayor a 10 años tiene un celular, cosa que efectivamente no es así. ¿Cuántos serán en realidad?

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

Your sidebar area is currently empty. Hurry up and add some widgets.