De shopping

Desde el lanzamiento y éxito del App Store de Apple para su celular iPhone, el atractivo de este tipo de propuestas contagió al resto de la industria. Hasta el momento, los principales impulsores de las tiendas de aplicaciones fueron los fabricantes de los terminales y de sistemas operativos para éstos. Así se sumaron los stores de Nokia, Blackberry y otros, así como aquellas para Android y, en breve, Windows Mobile. Ahora, empieza a ser el turno de los operadores, quienes buscan llevar su alcance a todo tipo de terminal, tal el anuncio de “Movistar Aplicaciones” de esta semana.
Vale aclarar, no obstante, que las aplicaciones descargables para celulares no fueron un invento de Apple. De hecho, existían previamente cientos de sitios en Internet, varios de ellos “multimarca”, desde donde los usuarios pueden descargar aplicaciones (con o sin cargo). Pero hay que encontrarlos y tener conocimientos técnicos superiores a la media para que la cosa funcione. En cambio, las tiendas de aplicaciones actuales buscan simplificar este proceso.
Ahora se plantea un escenario interesante, que permite preguntarse quién es el actor más idóneo para desarrollar una tienda de aplicaciones: el fabricante del equipo (caso Apple, Blackberry, Nokia), el proveedor del sistema operativo (caso Android, Windows Mobile o Windows Phone) o el operador (como Movistar).
Sin dudas que tanto el fabricante de hardware como el desarrollador del S.O. tienen a su favor la compatibilidad técnica de las aplicaciones ofrecidas, así como su mejor integración, que llega hasta la aplicación de app store, permitiendo que el proceso de búsqueda e instalación sea prácticamente transparente.
En el caso del operador no es tan así, ya que debe proveer aplicaciones para un sinnúmero de equipos de distintos fabricantes, formatos y características, lo que hace más difícil el proceso de búsqueda e instalación, amén de no poder contar con una misma aplicación para todos los equipos. Sin embargo, el operador tiene una ventaja clave: la integración de su tienda con su sistema de facturación, lo que puede simplificar notablemente el proceso de pago (en el caso de aplicaciones pagas), lo que es un detalle no menor. Si el proceso de pago requiere de más que un simple click (o toque de pantalla, según la interfaz), puede ser un punto en el que el comprador desista de hacerlo. Así, el operador tiene una ventaja sobre los otros actores, quienes deben recurrir a un tercero para el procesamiento del pago, como Apple que usa tarjetas de crédito o tarjetas prepagas, o Blackberry que lo hace vía Paypal.
Sea quien fuere el proveedor de la tienda de aplicaciones, lo cierto es que esta tendencia al desarrollo de las mismas colabora para que el celular juegue un rol cada vez más relevante en nuestras vidas.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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