Aniversario de la explosión

En estos días se cumplieron 10 años desde el estallido de la burbuja puntocom. El momento histórico fue el 10 de marzo del 2000, cuando el índice NASDAQ alcanzó su punto más alto, de 5.132 puntos.
No obstante, si bien este fue el indicador matemático del cambio de tendencia en la valuación de las empresas tecnológicas vinculadas a Internet, el hecho “político” se dio con la venta de AOL, por entonces el mayor ISP de los EE.UU., a Time Warner, en enero del 2000. En aquél entonces, la valuación de las dotcom estaba cerca de su clímax, lo que llevó a AOL a aceptar un descuento del 20% del valor de sus acciones con tal de convertirlas en activos de Time Warner. Más vale pájaro en mano que cien volando, habrán pensado en AOL en ese momento.
Por supuesto, no faltó en aquél entonces quien anunciara que todo lo vinculado a Internet era una gran mentira, y que todo volvería a ser como antes. Evidentemente no fue así. Lo que cambió principalmente, es que los inversores volvieron a ser más racionales en cuanto al potencial de las empresas. No se trató de mirar únicamente a las utilidades (sino Youtube no hubiera sobrevivido), sino de ser más realista en cuanto a las expectativas.
También es cierto que muchos de aquellos proyectos no eran malos en sí mismos, sino que estaban adelantados en el tiempo. Lo suficiente como para no llegar a ver la luz en el momento en que el mercado de usuarios de Internet fuera lo suficientemente grande como para hacerlos viables.
Lo que sin dudas logró desterrar el estallido de la burbuja fue el credo del first mover advantage (o la ventaja del que primero mueve). Quedó claro que lo más importante no era ser el primero sino estar ahí en el momento adecuado. O como dice el refrán, no por mucho madrugar amanece más temprano.
A modo de cierre este vínculo a la ¿revista? Wired, quien con motivo de este aniversario publicó una original infografía que resume muy bien lo acontecido en los años locos (aconsejamos verlo en formato full page o descargar el pdf). Habrá varios que la recordarán con alguna lágrima por el dinero perdido y/o el esfuerzo realizado. Otros, muchos menos, esbozarán una sonrisa por lo fácil que lograron convertirse en millonarios. Para todos los gustos.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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