Fumata

Era una medida descontada en la industria. El gobierno aceptó el acuerdo entre Telecom Italia y el Grupo Werthein que da por terminado un conflicto resonante respecto del que se especuló con diversos desenlaces pero que termina en un punto de llegada no muy distinto al de partida. Recordemos que todo comenzó por denuncias de una posible concentración monopólica y terminó con la aceptación de la presencia indirecta de Telefónica en Telecom Italia, con una mayor participación de Telecom Italia en el Telecom Argentina y con una menor participación accionaria pero mayor peso político del Grupo Werthein. Todos felices.

Lo particular de esta historia es que cuando estalló el conflicto las especulaciones giraban en torno a una presencia igual o menor de Telecom Italia en Telecom Argentina. Se barajaron públicamente diversas alternativas, que iban desde el reemplazo del socio internacional hasta del socio local, pasando por la estatización parcial. Pero quizás nadie imaginaba que el desenlace traería exactamente lo contrario. Se comprueba una vez más que tanto en negocios como en política, todo es posible. Y que nadie es tan enemigo como para mañana no ser amigo y viceversa.

Para el gobierno si bien esto significa terminar con un foco de conflicto (con ramificaciones internacionales) el desenlace suena contradictorio frente a sus insinuaciones de estatización de principios de año o, más recientemente, en sus proclamaciones contra los monopolios y la concentración. No obstante, puede esgrimir el argumento de que la justicia le dio la espalda a sus intenciones iniciales, por lo que acepta la situación como resultado del equilibrio de poderes. Aunque no lo hizo, por ahora.

Quizás no haya que analizar esta medida en forma aislada, sino vincularla a la creación de un backbone nacional de fibra óptica que sería anunciado por el gobierno el lunes próximo (según lo adelantó Convergencia). Su objetivo será ofrecer conectividad e interconexión a mejores precios que los actuales en las zonas con poca cobertura así como extender el servicio a las áreas donde los operadores comerciales no llegan. Pero adicionalmente, y esto sería igual de importante, se buscaría regular los precios de la banda ancha en el país.

Visto así, la política para luchar contra los monopolios y la concentración no sería a través de la regulación pura sino vía la creación de redes alternativas. Esto ya lo está haciendo con la TV digital y la TDH en cuanto a medios audiovisuales, y el backbone por anunciar cumpliría esta función en el ámbito de las telecomunicaciones.

Esta última medida es bien recibida por parte de muchos ISP (que verían descender sus costos de interconexión al tiempo que la capacidad accedida sería mayor) así como de las empresas de ingeniería que podrían ser parte de la construcción de este backbone. Habrá que esperar al lunes para tener más precisiones, como por ejemplo la fuente de recursos necesarios, y ver si esta hipótesis es razonable.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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