Velando las armas

Si uno se guía por los artículos periodísticos provenientes de los EE.UU. así como por las declaraciones de algunos analistas de la industria tecnológica de aquél país, Nokia, cual dinosaurio, estaría en vías de extinción. Esta visión es exagerada, aunque responde a un trasfondo que le da sustento. Como ocurrió con todos los fabricantes de celulares, Nokia se vio sorprendida con la guardia baja por el lanzamiento del iPhone, hace casi ya 4 años. Y lo asombroso es que a pesar de todo este tiempo, y considerando que no hay diferencias sustanciales entre el primer iPhone y el actual, todavía el resto de la industria compite por empatar el partido.

La demora en la reacción, aunque comprensible, fue sin dudas su principal error. En este sentido, cobra vigencia el título del libro de Andy Grove, “Sólo los paranoicos sobreviven”, ya que Nokia, consustanciado con su rol de amo y señor del negocio celular con altísimas participaciones de mercado durante varios años, parecía tener todo bajo control. Hasta que le cayó una manzana del cielo y ya nada fue igual. Fue la disrupción luego de años de evolución.

Como siempre ocurre, hasta que no se admite el problema el cambio real no puede tener lugar. En reuniones con ejecutivos de la empresa finlandesa en Helsinki la semana pasada, éstos admitieron que recién un año y medio atrás tomaron conciencia de que debían producir un cambio radical, que incluía no sólo a su línea de productos sino también al funcionamiento de la propia organización. Y las acciones necesarias comenzaron a producirse en los últimos meses, lo que incluyó cambio de CEO (por primera vez un no finlandés y proveniente de la industria del software), la creación del puesto de CMO (que quedó en manos de una norteamericana con un fuerte background en consumo masivo) y otros ejecutivos en puestos clave para el futuro de la empresa.

Parte del nuevo rumbo tiene que ver con el paso de una empresa netamente de hardware a una donde el software y los servicios cobran mayor relevancia. Son conscientes de que su sistema operativo Symbian ya peina algunas canas, no obstante lo cual no será descartado sino que tenderá a encontrar su lugar en equipos de gama media y eventualmente baja, mientras que Meego (el desarrollo que lleva adelante con Intel) será la plataforma de los smartphones más avanzados que comenzarán a ver la luz en algún momento del 2011. Con buen tino en Nokia afirman que los usuarios no prestan atención al sistema operativo en sí [ver ¿Smart qué?] sino a los servicios. Por lo tanto, su intención es tratar de llevar aplicaciones para todas las plataformas (S40, S60 y Meego) para lo cual, dicen, su herramienta QT permite desarrollar una vez y portar a todas éstas. De la mano de las aplicaciones vendrán luego los servicios (mapas, información en tiempo real, tiendas, etc.), para poner el moño final al ecosistema. Así, no sólo pondrían al alcance de la mano de todos sus clientes los beneficios de las aplicaciones desde el celular, sino que además esto sería de interés para los operadores, quienes se beneficiarían por el consumo de datos aún de aquellos clientes con teléfonos menos sofisticados.

En resumen, los últimos tiempos no han sido los mejores y en Nokia tienen amplia conciencia de en qué se equivocaron. No obstante, sigue siendo un peso pesado del negocio móvil, tanto en teléfonos tradicionales como en smartphones. Y están en pleno proceso de come back, lo que incluye una ofensiva en el mercado estadounidense. Todo indica que 2011 será el año clave. Hasta ahora el león estaba lamiéndose las heridas, ahora deberá pelear por volver a ser el rey de la selva (aunque técnicamente sea la sabana).

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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