Recuperación y sofisticación

El negocio de los terminales celulares encontró en el 2010 un año por el cual muchos estarán brindando con entusiasmo. Por un lado, significó el quiebre de la tendencia a la baja que se venía produciendo desde el 2007, cuando las cifras eran cada año menores al anterior. Esta vez, no sólo hubo crecimiento, sino que los valores finales (estimados en unos 12 millones) marcan una mejora del 22% respecto del año pasado y se acercan a los niveles récord del 2006, cuando alcanzó los 12,8 M de unidades.

Mucho tuvo que ver en esto la explosión registrada en el terreno de los smartphones, sin ningún lugar a dudas las vedettes del año que termina. Con una cantidad final cercana al 1,5 M de unidades para el 2010, la cifra implica un crecimiento del orden 185% respecto del 2009, representando un 12,5% del total de los celulares que ingresaron al mercado durante el año que termina.

Por otra parte, en términos de base instalada, los smartphones representan ahora alrededor del 7% del parque en uso. A los smartphones hay que sumarle cientos de miles de equipos que sin llegar a ser técnicamente un celular inteligente, poseen la capacidad de utilizar mail, mensajería instantánea, Facebook y/o Twitter, sea con interfaces QWERTY como táctiles. Esta categoría, que en Carrier y Asoc. denominamos “teléfonos sociales”, está demostrando su fuerza y evidencia que para muchos usuarios lo importante es usar estos servicios, independientemente de la plataforma y otras características típicas de los smartphones.

El avance de smartphones y teléfonos sociales es un factor muy positivo para los operadores, ya que el consumo de datos desde el celular es el rubro que mayores expectativas despierta por su potencial de convertirse en la principal línea de ingresos en el mediano plazo.

No faltará quien se golpee el pecho al ver estas cifras tan positivas, achacándoselas a la decisión de fomentar la producción de terminales en Tierra del Fuego. Pero pensar así implicaría una interpretación equivocada. Cabe recordar que lo que en su momento se conoció como “impuestazo tecnológico” no tuvo como objetivo bajar los costos de la tecnología, sino “sustituir” importaciones y generar inversión y demanda laboral en la isla. Para ello, lo que hizo fue encarecer los productos provenientes del exterior, no abaratar los de producción local. Así, sin dudas la producción local se benefició de esta explosión en la demanda, aunque no fue su causante.

Para el año que viene, el atractivo de tener las aplicaciones de Internet acompañándonos a todas partes seguirá vigente. También habrá una mayor diversidad en la oferta de equipos, tanto smartphones como sociales, con un precio promedio que como consecuencia del desarrollo tecnológico seguirán tendiendo a la baja. Esto propiciará una renovación de la base instalada, con lo que es de esperar que los indicadores positivos se mantengan.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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