Archivodiciembre 2010

Interacción mutante

Hasta hace unos 3 años atrás, el mercado argentino de celulares era en su inmensa mayoría uno de teléfonos convencionales, de los que se interactúa con un teclado numérico tradicional. Eso fue cambiando, primero con los Blackberry que agregaron teclas para formar un QWERTY más apropiado para escribir mails y, después, con el iPhone que introdujo la pantalla táctil, más dúctil para el consumo de contenidos multimedia.

Estas nuevas interfaces fueron ganando terreno, no sólo de la mano del desarrollo de los smartphones sino también por el crecimiento de una categoría intermedia que, sin llegar a ser un teléfono inteligente, toma sus interfaces para destacar alguna funcionalidad, sea la de mensajería y socialización (QWERTY), sea la de contenidos multimediales (Touch). Así, 1 de cada 3 celulares ingresados al mercado durante los 9 primeros meses del año tienen al menos una de estas formas de operar.

El uso de interfaces que van más allá del clásico teclado numérico son una muestra más de la evolución de los celulares desde simples teléfonos móviles a sofisticadas mini computadoras. Así, esta relación tenderá a crecer y no sería raro que para fines de 2011 los clásicos teclados numéricos dejen de ser mayoría.

Velando las armas

Si uno se guía por los artículos periodísticos provenientes de los EE.UU. así como por las declaraciones de algunos analistas de la industria tecnológica de aquél país, Nokia, cual dinosaurio, estaría en vías de extinción. Esta visión es exagerada, aunque responde a un trasfondo que le da sustento. Como ocurrió con todos los fabricantes de celulares, Nokia se vio sorprendida con la guardia baja por el lanzamiento del iPhone, hace casi ya 4 años. Y lo asombroso es que a pesar de todo este tiempo, y considerando que no hay diferencias sustanciales entre el primer iPhone y el actual, todavía el resto de la industria compite por empatar el partido.

La demora en la reacción, aunque comprensible, fue sin dudas su principal error. En este sentido, cobra vigencia el título del libro de Andy Grove, “Sólo los paranoicos sobreviven”, ya que Nokia, consustanciado con su rol de amo y señor del negocio celular con altísimas participaciones de mercado durante varios años, parecía tener todo bajo control. Hasta que le cayó una manzana del cielo y ya nada fue igual. Fue la disrupción luego de años de evolución.

Como siempre ocurre, hasta que no se admite el problema el cambio real no puede tener lugar. En reuniones con ejecutivos de la empresa finlandesa en Helsinki la semana pasada, éstos admitieron que recién un año y medio atrás tomaron conciencia de que debían producir un cambio radical, que incluía no sólo a su línea de productos sino también al funcionamiento de la propia organización. Y las acciones necesarias comenzaron a producirse en los últimos meses, lo que incluyó cambio de CEO (por primera vez un no finlandés y proveniente de la industria del software), la creación del puesto de CMO (que quedó en manos de una norteamericana con un fuerte background en consumo masivo) y otros ejecutivos en puestos clave para el futuro de la empresa.

Parte del nuevo rumbo tiene que ver con el paso de una empresa netamente de hardware a una donde el software y los servicios cobran mayor relevancia. Son conscientes de que su sistema operativo Symbian ya peina algunas canas, no obstante lo cual no será descartado sino que tenderá a encontrar su lugar en equipos de gama media y eventualmente baja, mientras que Meego (el desarrollo que lleva adelante con Intel) será la plataforma de los smartphones más avanzados que comenzarán a ver la luz en algún momento del 2011. Con buen tino en Nokia afirman que los usuarios no prestan atención al sistema operativo en sí [ver ¿Smart qué?] sino a los servicios. Por lo tanto, su intención es tratar de llevar aplicaciones para todas las plataformas (S40, S60 y Meego) para lo cual, dicen, su herramienta QT permite desarrollar una vez y portar a todas éstas. De la mano de las aplicaciones vendrán luego los servicios (mapas, información en tiempo real, tiendas, etc.), para poner el moño final al ecosistema. Así, no sólo pondrían al alcance de la mano de todos sus clientes los beneficios de las aplicaciones desde el celular, sino que además esto sería de interés para los operadores, quienes se beneficiarían por el consumo de datos aún de aquellos clientes con teléfonos menos sofisticados.

En resumen, los últimos tiempos no han sido los mejores y en Nokia tienen amplia conciencia de en qué se equivocaron. No obstante, sigue siendo un peso pesado del negocio móvil, tanto en teléfonos tradicionales como en smartphones. Y están en pleno proceso de come back, lo que incluye una ofensiva en el mercado estadounidense. Todo indica que 2011 será el año clave. Hasta ahora el león estaba lamiéndose las heridas, ahora deberá pelear por volver a ser el rey de la selva (aunque técnicamente sea la sabana).

Se acabó lo que se daba

Si bien desde hace un tiempo se vienen dando debates sobre la neutralidad de la red, hasta ahora estas discusiones parecían quedar circunscriptas a ámbitos regulatorios y técnicos siendo de escaso o nulo interés para el común de los usuarios. Pero esta semana se planteó quizás por primera vez en forma evidente que es un tema que requiere de definiciones. El detonador fue el conflicto entre Comcast y Netflix.

Comcast es no sólo el principal operador de TV por cable de los EE.UU. sino también uno de los mayores ISP de aquél país. Netflix es el servicio de distribución de contenidos en video que comenzó con el alquiler de DVD y hoy utiliza Internet para hacer streaming hasta el dispositivo del usuario, que puede ser una computadora personal o una consola (PS3, Wii, Xbox) conectada a la TV.

El tema es que Netflix cada vez demanda más ancho de banda de los ISP no sólo porque crece en cantidad de clientes (más de 16 millones), sino también porque éstos miran cada vez más videos. Y por si esto fuera poco, Netflix planea incorporar HD, audio 5.1, en fin, todas características que demandan aún mayor  capacidad. Claro que toda esta demanda por ancho de banda de las redes se traduce en más inversiones, y entonces surge el problema: quién paga la cuenta. Lo que hizo Comcast fue imponerle a Level 3 (la red que distribuye los contenidos de Netflix) una tarifa adicional. De no querer abonarla, los clientes de Comcast no podrían acceder al servicio. Hubo tironeo, pero finalmente Level 3 aceptó pagar la nueva tarifa.

Por supuesto, más allá de la disputa, no caben dudas de que quien finalmente pague será el usuario. Pero este conflicto sólo parece ser el primero de tantos otros que seguramente llevarán a algún tipo de replanteo en el pricing de los accesos de banda ancha. Éstos probablemente terminen mutando de una segmentación en base a ancho de banda hacia otra basada en el tráfico disponible por un período de tiempo determinado. Lo que no parece muy seguro es que el modelo de tarifa plana pueda sobrevivir frente a una demanda que crece exponencialmente. No hay almuerzos gratis…

Wikiholes

Los últimos días abundaron noticias, análisis y editoriales en torno al escándalo de las wikileakes. No tiene mucho sentido ahondar sobre los contenidos filtrados (que a fin de cuentas muchos de éstos eran tema de conversación informal y con la misma validez jurídica que la información publicada), aunque sí es interesante el aspecto tecnológico.

Históricamente, los proveedores de soluciones de seguridad se enorgullecían de mostrar al gobierno de los EE.UU. como cliente, ya que actuaba como una suerte de cucarda de calidad. Esto ahora será seguramente revisado. La facilidad con la que la información pudo ser copiada del sistema demuestra una vez más que no hay software ni hardware de seguridad que valga si las personas que tienen que implementarlo y usarlo no están al nivel que la solución demanda.

Tan simple como ingresar con un CD-RW, borrar el contenido y simular estar escuchando a Lady Gaga mientras se descargaban documentos clasificados. Patético y, sobre todo, muy preocupante.

Bajo la lupa

Como suele suceder cuando una empresa tiene una posición dominante en un mercado determinado, más tarde o más temprano es motivo de algún tipo de investigación respecto de sus prácticas (al menos en el primer mundo). Así, en realidad no debe llamar la atención que sea ahora el turno de Google.

La empresa del buscador será examinada por las autoridades antitrust de la Unión Europea por supuestos abusos de posición dominante en el mercado de las búsquedas online. Básicamente se investigará si dio un trato preferencial a sus propios servicios en los rankings de resultados de búsquedas, discriminando a sus competidores. Adicionalmente, se analizará si impuso obligaciones de exclusividad además de restricciones a que los anunciantes pudieran mover sus datos a plataformas competidoras.

La noticia da lugar a un par de comentarios. El primero es que pareciera haber una mayor actividad antimonopólica en la Unión Europea que en los EE.UU. Quizás esto tenga que ver con que los reguladores estadounidenses tienden a actuar sólo cuando hay evidencia de maniobras que afecten la competencia, mientras que los Europeos se preocupan más por generar las condiciones para un mercado abierto y justo. Esto, que parece una sutileza del lenguaje, hace que unos sean reactivos y los otros preventivos.

El otro punto es que estos procesos suelen ser largos, desarrollándose a términos de años, no de meses. Pero esta lentitud, de comprobarse los cargos que se investigan, puede hacer que para cuando finalmente se imparte justicia, los demandantes ya estén fuera del mercado. Así, una justicia lenta no es justicia.

Linkeando

  • Ignorados: A pesar de ser ya una de las grandes potencias económicas mundiales, Brasil es un mercado prácticamente ignorado por Apple. Según la empresa, esto tiene que ver con la voracidad fiscal brasilera. [Bloomberg]
  • Cuenta regresiva: El proyecto O3b (The Other 3 billion) que apunta a conectar a Internet, a través de satélites, a poblaciones aisladas de las grandes redes de fibra óptica del mundo, comienza a tomar forma concreta luego de asegurarse el financiamiento necesario. Una iniciativa que puede cambiar el escenario de la conectividad mundial. [Telecoms]

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