Baglini 2.0

El teorema de Baglini es un concepto acuñado en 1986 por un diputado de la UCR popularizándose como que las convicciones de los políticos son inversamente proporcionales a su cercanía al poder. Algo similar podría aplicarse ahora a Google, otrora defensor acérrimo de la neutralidad de la red. Se dice que una red es neutral cuando no establece restricciones al equipamiento que se puede utilizar, ni a los contenidos que transmite ni a las formas en que lo hace.

Esta introducción viene a cuento de que, según publicó el sitio Venture Beat, Google está deshabilitando el acceso a aplicaciones de tethering a pedido de los operadores estadounidenses AT&T, T-Mobile y Verizon. El tethering es utilizar el celular como una suerte de módem inalámbrico, habilitando la conexión de otros dispositivos, como una computadora personal. Lo que Google hizo no fue dar de baja estas aplicaciones de su Android Market, sino que las hizo inaccesibles a los clientes de los mencionados operadores. No es lo mismo pero sí muy parecido.

No llama la atención que los proveedores se opongan. Esto puede ser por dos razones: porque le agregan un tráfico inusual a la red y/o porque entonces dejan de facturar por el tráfico extra que genera al permitir la conexión de un dispositivo adicional al original. Sin embargo, la posición de Google muestra que ya no es la empresa joven, rebelde y desafiante de sus orígenes, sino que se convirtió en una corporación gigantesca con intereses y compromisos. Una primera muestra fue cuando abjuró de sus creencias (el famoso “don’t be evil”) para seguir haciendo negocios en China a pesar de la censura impuesta por el gobierno de aquél país. Ahora vuelve a dar muestras de “baglinismo” como consecuencia de incursionar en negocios donde ya no todo depende de ella sola y por lo tanto las condiciones son otras. En este caso en particular, y luego del fracaso en el intento de venta directa de su propio terminal, Google es consciente de que necesita ser socio de los operadores para que éstos “empujen” los terminales basados en Android. Por lo tanto, a pesar de remarcar siempre lo abierto de su plataforma Android como una ventaja por sobre sus rivales (especialmente apuntándole a Apple y su férreo control de las aplicaciones), en este caso tuvo que revisar su credo.

Más allá de la anécdota, este tipo de conflictos permiten ponen en evidencia la necesidad de que los operadores adapten su forma de cobrar a la evolución tecnológica. La situación actual sería semejante a que la compañía de distribución eléctrica cobrara un plus por cada artefacto que uno enchufara en su hogar. Pero no es así. Nos cobran por kilowatt consumido, no por cantidad de artefactos. Lo mismo tendría que ser en el mundo de la conectividad: cobrar por el tráfico total y no por dispositivo conectado.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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