¿Hello or bye Moto?

El anuncio de la intención de compra de Motorola Mobility por parte de Google fue no sólo la noticia de la semana sino que compite con el matrimonio Nokia-Microsoft como noticia del año para la industria móvil. Más allá del alto impacto, el acuerdo deja muchas dudas respecto de cuál será la evolución del escenario.
Mucho se habló en estos días de la importancia del portafolio de patentes que pasarían al comprador como resultado de esta adquisición. El propio CEO de Google se ocupó de destacar la relevancia de la propiedad intelectual de Motorola en un post del blog oficial de la empresa. Evidentemente, se trata de un tema no menor por dos motivos. Por un lado, Google viene sintiendo la presión de su competencia que quiere comenzar a cobrarle por el uso de patentes, lo que afectaría seriamente al modelo de distribución gratuita de su sistema operativo para móviles Android. A su vez, y tal cual lo menciona esta interesante nota sobre el rol cambiante de la propiedad intelectual en la industria tecnológica, Google tiene el portafolio más flaco de patentes del sector, con sólo 317. Para ponerlo en perspectiva, la compra de Motorola le reportaría, entre otras cosas, 17.000 patentes asignadas más unas 7.000 pendientes. Claramente, su posición en términos de propiedad intelectual cambiaría radicalmente y no sólo le evitaría realizar ciertos pagos, sino que también implicaría una no desdeñable nueva fuente de ingresos.
No obstante, si el mayor interés de Google por Motorola fuera solamente su propiedad intelectual, se estaría metiendo en una nueva categoría de problemas. Con sus 19.000 empleados (frente a los 29.000 de Google) Motorola es un bocado grande de tragar y digerir. A lo que se suma que implica participar de un negocio totalmente nuevo como es el del hardware. O sea, un súbito crecimiento en tamaño ingresando a un negocio donde no tiene prácticamente experiencia alguna. Se trata de todo un desafío desde el punto de vista del management.
Decir que el negocio del hardware es maldito porque se caracteriza por tener escasos márgenes es discutible. La prueba está en que Apple es una empresa de altísima rentabilidad, la envidia de la industria. También RIM, fabricante de Blackberry, tiene buena rentabilidad a pesar de los problemas que la vienen acosando en los últimos tiempos. Lo que ambas tienen en común es la integración de hardware, software y servicios que hacen que sus productos se diferencien. Por lo tanto, no es el negocio del hardware en sí el que tiene pocos márgenes sino el negocio del hardware comoditizado (en el que están Motorola, Samsung, LG y otros) o cuando esta integración no logra los resultados esperados (caso Nokia o Palm). Por lo tanto, la mera integración de hardware, software y servicio no garantiza resultados positivos.
Claro que si esta integración resulta exitosa, quienes quedarán en una situación incómoda serán aquellos fabricantes que también adoptaron Android, como Samsung, LG, Sony Ericsson, HTC y otros. Razón por la cual se especula con una posible migración de éstos a Windows Phone o, por qué no, a otras plataformas. Por lo pronto, Samsung tiene Bada y se podría especular también con un resurgimiento de Meego, sistema operativo que ya funciona en un smartphone de Nokia, aunque ésta ya anunció que no seguirá desarrollando equipos sobre esta plataforma. Pero podría ser una oportunidad para Intel (hoy responsable de su desarrollo), que de esta forma podría hacer pie en una industria tan esquiva para la empresa como lo es la móvil.
Visto así, se trata de una apuesta riesgosa. Android hoy es la plataforma dominante en el segmento de smartphones. Y si bien puede verse a la operación como una maniobra defensiva (por el factor patentes), terminaría atacando a sus socios que son artífices de esta posición de privilegio. Simultáneamente, obligaría a Google a diversificarse, partiendo desde lo que conoce y le da buenos resultados (servicios y software) para extenderse hacia un negocio que no conoce (hardware) y cuyos resultados no están en absoluto asegurados.
Menos conflictivo parece el hecho de hacerse también en esta operación con el negocio de los set top boxes (STB) que se conectan a la TV y que permiten enriquecer sus contenidos con software y servicios (el terreno en el que Google se destaca). Se trata de un mercado que todavía no tiene dominadores claros y donde Google ha intentado hacer pie con su WebTV, aunque hasta ahora sin éxito. Éste podría ser un camino para instalarse también en livings y dormitorios, un territorio bastante inexplorado aún que promete muchísimas oportunidades.
El hecho de que Google anunciara que mantendrá a Motorola como una unidad independiente permite pensar que no es su intención seguir el camino de Apple. Más bien pareciera que lo que quiere es la propiedad intelectual y un mayor know how en el desarrollo de hardware para móviles. De esta forma, sus smartphones Nexus seguirían siendo modelos de referencia del estado del arte en equipos Android al tiempo que sería una clara señal para sus socios (como Samsung o HTC) de que no es su intención competir con ellos. De yapa se lleva los STB.
De darse este escenario, Motorola podría diluirse lentamente. Despojada de sus patentes y de sus mejores recursos humanos en desarrollo de hardware, pasaría a ser otro fabricante comoditizado, lo que implica un futuro bastante incierto, en el cual no habría que descartar la venta (o remate) de los saldos y retazos de la organización. El tiempo dirá.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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