Que 20 años no es nada

Esta semana, el tema SMS estuvo en los medios por, supuestamente, haberse cumplido 20 años desde el envío del primero de éstos. No obstante, según Wikipedia (nos ponemos de pie), el primer SMS se envío el 3 de diciembre de 1992. Fechas al margen, el aniversario (que sin dudas será este año) es una buena escusa para repasar su historia, analizar su presente y otear lo que viene.
Definido como quizás el negocio (legal) más rentable, la base de los SMS fue usar el sistema de señalización y control del tráfico de las redes telefónicas para transportar mensajes cuando no había tráfico de voz. En otras palabras, se trataba de utilizar recursos ociosos para mover estos mensajes a un costo ínfimo. Por supuesto, el crecimiento del uso de SMS requirió de inversiones adicionales, pero siempre se trató de un servicio de alta rentabilidad.
Su difusión tuvo mucho que ver con las diferencias culturales entre Europa y los EE.UU. ya que los SMS surgieron bajo la tecnología GSM. Ésta a su vez fue el resultado del modelo centralizado de las políticas europeas que estandarizaron sus comunicaciones móviles en el viejo continente bajo una única tecnología. Así, los SMS vieron favorecida su adopción. Distinto fue el caso en los EE.UU., donde su ideario de libertad hizo que los operadores eligieran la tecnología más adecuada, pero que tuvo como consecuencia la coexistencia de redes incompatibles técnicamente entre sí, demorando el desarrollo del negocio de los mensajes de texto. Reflejo de sus diferencias culturales, el modelo europeo dirigido y centralizado resultó más positivo para el avance tecnológico que el “laissez faire” americano.
En Argentina, si bien ya Movicom ofrecía el servicio de SMS por el año 2000, éstos sólo funcionaban dentro de su red CDMA y requerían que los interlocutores contaran además con terminales digitales (que eran pocos en aquél entonces). De más está decir que no tuvieron éxito. Por eso no fue sino hasta el 2004, cuando Claro, Personal y Unifón comienzan su fuerte apuesta a GSM, que los SMS se popularizaron. Al poco tiempo también se interconectaron con redes de otras tecnologías y su crecimiento fue meteórico, transformándose en un negocio espectacular.
La disponibilidad de una alternativa de comunicación notablemente más barata que el uso de la voz fue clave, junto a los menores costos de los terminales GSM, para que el servicio celular en Argentina tuviera el meteórico crecimiento que se registró desde mediados de la década del 2000. Los SMS permitieron que segmentos tradicionalmente no alcanzados por la telefonía celular, como los niveles socioeconómicos más bajos y los jóvenes y adolescentes, se incorporaran masivamente al servicio. En poco tiempo, todos se habían acostumbrado a escribir con un teclado numérico.
Hoy, el panorama de los SMS presenta algunos nubarrones. La creciente popularidad de sistemas de mensajería instantánea (MI), como Whatsapp o BBM, basados en el uso de redes de datos y cuyo costo ya no es unitario sino que dependen de un abono de monto fijo, amenazan a los famosos mensajitos. De hecho, en mercados donde el uso de datos móviles ya está más difundido, comienza a verse una caída en el tráfico de SMS.
No obstante, por ahora los SMS resistirán. Por un lado, porque los propios operadores querrán mantener un negocio que controlan frente a alternativas OTT que los dejan prácticamente afuera. Así, en algunos mercados comienzan a aparecer abonos ilimitados de SMS. Por otra parte, los SMS cuentan con una fortaleza que los sistemas de MI no tienen. Cualquier celular, independientemente de su fabricante y operador, puede recibir y enviar SMS. Esto no ocurre con la MI, que requiere que ambos interlocutores utilicen la misma plataforma.
En algún momento los SMS serán, seguramente, una pieza de museo, pero probablemente se los recordará en la historia de las telecomunicaciones como el servicio que impulsó el crecimiento más explosivo de ninguna tecnología: las comunicaciones móviles. ¡Felices 20 años!

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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