Quo vadis Twitter?

Luego de acaparar inicialmente la atención de los medios, lo que le sirvió para tener una caja de resonancia gratuita que sería impagable, Twitter tuvo un importante crecimiento que envalentonó a la empresa para buscar el Santo Grial: una salida a la bolsa que materializara la riqueza potencial de sus fundadores, inversores y hasta empleados (vía stock options). El lanzamiento fue exitoso. Pero el amor duró apenas un trimestre. La baja tasa de crecimiento de usuarios en el período hizo que los inversores le bajaran el pulgar. No sólo la acción cayó marcadamente, sino que ahora muchos comienzan a preguntarse sobre la viabilidad de esta red, para algunos de microblogging, para otros social.
A diferencia de Facebook que tuvo un crecimiento más viral, Twitter recibió y recibe un gran impulso por parte de los medios de comunicación. Es que los periodistas ven en ésta una herramienta fabulosa para la difusión y acceso a información, de fuentes diversas y en forma instantánea. Este enamoramiento se traduce en frecuentes citas a lo que allí se publica, sean políticos, deportistas, figuras del espectáculo, otras personalidades públicas o simples mediáticos. Así, el gran público conoció Twitter y varios se acercaron a Twitter como una forma de tener un acceso directo a estas personalidades.
Claro que la primera impresión de Twitter suele ser la de chocar contra un muro. Su interfaz dista de ser intuitiva. Tiene mucho de DOS y menos de interfaces gráficas propias del mundo Windows/Mac/Web. Además, no sólo hay que aprender conceptos poco naturales como seguidor, seguido, arrobar, retuitear, DMear, listas, favear y otros. También es necesario un proceso no inmediato de “curado” de cuentas a seguir para lograr contenidos e interacción de interés. Además, para muchas personas no es fácil expresarse, y menos aún en 140 caracteres. Así, la curva de aprendizaje es escarpada y no todos llegan a la cima, abandonando la red antes de poder obtener rédito alguno de ella. Una prueba es que en Argentina, un 32% de quienes tienen cuenta en Twitter no la usa según surge del informe “Usuario online – 2013” publicado por Carrier y Asociados. Prueba de un nivel de desencanto inicial importante. Alcanza con hacer un pequeño test: preguntarse si su madre está en Facebook. Probablemente sí. La respuesta seguramente sea “no” si se aplica al uso de Twitter.
Por supuesto, Twitter es consciente de su problema y está trabajando para solucionarlo. Pero al hacerlo comienza a competir más directamente con otros servicios. Por ejemplo, al habilitar los mensajes directos entre usuarios que no se siguen, busca cumplir el rol de un mensajero instantáneo. Un territorio superpoblado, con actores de peso como Whatsapp, Facebook Messenger, Skype, Hangouts y otros aspirantes a la pelea por el dominio. También está explorando realizar cambios en su interfaz, asemejándose un poco a Facebook. En otras palabras, mientras se diferencia de sí mismo, Twitter se comienza a parecer a los demás. Y esa es una competencia peligrosa, ya que se trata de rivales afianzados en su territorio, con lo que se convierte en un challenger. Y de este modo abandona el confortable lugar que se tiene cuando una crea su propia categoría.
Así, Twitter tiene por delante una tarea colosal, probablemente más difícil que lograr el crecimiento que tuvo hasta el momento: lograr parecerse a los demás pero manteniendo las características que le permitieron llegar a lo que es. Pavada de desafío.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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