La pochoclera asesina

Bien podría ser el nombre de alguna película de terror clase B. Pero lamentablemente para la industria cinematográfica, no se trata de esto sino de la aparición de Popcorn Time, una aplicación para PC (por el momento) que permite consumir video al estilo Netflix pero desde torrents, ese oscuro mecanismo (para el gran público) que permite acceder a todo tipo de contenidos (incluyendo películas y series) desde una fuente totalmente distribuida y por lo tanto, más difícil de combatir.
Técnicamente, se trata de un cliente de bitorrent, aunque la diferencia sustancial respecto de lo conocido es que su interfaz es tan fácil de usar que abre las puertas de los torrents a prácticamente cualquiera que tenga una PC sin importar sus conocimientos técnicos. Además, a diferencia del uso de otros clientes de torrents, no tiene publicidad ni hace falta que sea un proceso planeado para una posterior reproducción. Es tan simple como apuntar y clickear et voilà. De hecho tiene una interfaz muy similar a la de Netflix. Es por esto que en EE.UU. se lo bautizó “el Netflix de los piratas”.

Desde el punto de vista legal, la situación es distinta a la de otros servicios de streaming, como fue el caso de Cuevana. Aquí no hay un sitio ordenando, catalogando y vinculando el material que pueda cerrarse. Se trata de una simple aplicación que se conecta a Internet y realiza la búsqueda de torrents.
Ante los temores de acciones legales, sus desarrolladores (argentinos) se retiraron rápidamente, cerrando el servicio. Lo cual es relativo, porque la aplicación no sólo ya está lanzada y descargable desde numerosos sitios alternativos, sino que la misma fue realizada en código abierto, el cual está disponible para que la comunidad de programadores tenga acceso a él, lo mejore o modifique. Entonces, ya no habrá quizás Popcorn Time, pero la semilla está plantada y es muy probable que crezca y se reproduzca rápidamente. Popcorn Time se convirtió en un proyecto de comunidad. La caja de Pandora está abierta.
Algunos pensarán que así como la industria de la música sobrevivió y se adaptó a las nuevas tecnologías luego de la lección que le propinara Napster, lo mismo sucederá ahora. Pero para el video la situación es distinta. Los músicos se reconvirtieron, resignando ingresos por regalías que compensaron (en distinta medida) con más shows en vivo y merchandising. Pero en el caso de las películas, no parece haber por el momento una forma de compensar los ingresos a perder por entradas y derechos que pagan los distintos servicios, desde Netflix hasta un operador de TV abierta.
Por otra parte, el éxito de Netflix demuestra que no todo el mundo tiene ganas de ser pirata si la propuesta es interesante. Los US$ 8 mensuales que cuesta el servicio no son un impedimento para acceder legalmente una extensa biblioteca de contenidos en video. Sin embargo, la crítica que se le hace a Netflix, y que no es responsabilidad del servicio, es la falta de estrenos en la misma. Sucede que los productores todavía se aferran al modelo de ventanas de explotación (primero el cine, luego los servicios Premium de TV paga, luego el DVD, etc…). En un mundo tan hiperconectado como el actual, donde la información fluye instantáneamente, tener que esperar meses o años para poder consumir legalmente un producto audiovisual no es para todo el mundo, particularmente por los consumidores ávidos de las novedades.
Si bien Popcorn Time tuvo una vida efímera, son altas las probabilidades de que su legado subsista. Anularlo para que desaparezca (o se reconvierta) por su inutilidad más que por presión legal será el verdadero desafío que tendrá la industria.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

Your sidebar area is currently empty. Hurry up and add some widgets.