Nos habíamos amado tanto

Que el mercado de PC está en retracción no es ninguna novedad y los datos nuevos no hacen más que reafirmarlo. Esta semana, por ejemplo, IDC proyectó que este año la caída en las ventas mundiales de PC será del 8,7%. Un dato que es más relevante si se tiene en cuenta que implica que se habrán registrado cinco años seguidos con números a la baja. En este contexto, la llegada de Windows 10 más que darle un empujoncito hacia arriba, podría ayudar a hundir más las cifras.
Desde el lanzamiento de Windows 10, este sistema operativo tuvo más de 75 millones de descargas. Nada mal para ser el primer mes. Descargas que sirvieron para actualizar equipos con versiones anteriores de Windows. Pero además de los cambios en la interfaz, la tienda de aplicaciones y otras, varios que la actualizaron notaron que ahora sus PC están más ágiles, como si se hubiera hecho un upgrade moderado de sus equipos, aún en aquellos que ya tienen unos años de vida. Y ésta es una mala noticia para los fabricantes de PC, ya que varios sus potenciales compradores quizás ahora posterguen la decisión de actualización como consecuencia de que sus equipos andan ahora mejor que hace un par de meses atrás.
Éste es quizás un nuevo indicio de cambio de época. Durante años se habló de Wintel, el tándem entre Microsoft (Windows) e Intel. Cada nueva versión del sistema operativo traía, junto con sus novedades, crecientes demandas de hardware que eran satisfechas por los nuevos procesadores de Intel. Así, se llegaba a un círculo virtuoso entre ambos que impulsaba la renovación de las PC. Sin embargo, desde hace algunos años y con la multiplicación de alternativas de dispositivos conectables (smartphones, tablets, consolas, Smart TV), la alianza Wintel dejó de ser tan monolítica. Tanto Microsoft como Intel comenzaron a incursionar más seriamente en nuevos segmentos de dispositivos. Microsoft lanzó distintas versiones de Windows (para celulares, para tablets, para PC) y comenzó a poner el énfasis en el software como servicio y no como producto. Por su parte, Intel empezó a poner énfasis en procesadores para smartphones y otros dispositivos, así como en chips para comunicaciones, como aquellos que permiten la conexión vía LTE.
El negocio de ambos todavía hoy se alimenta básicamente del mercado de PC. Pero también está claro que cada uno busca su camino por separado. Por lo tanto, ya nada será como entonces.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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