Archivoseptiembre 2015

RIP

Un par de noticias recientes que involucran al negocio de la telefonía desempolvan un tema que estuvo siempre latente pero que hasta el momento no había tenido una manifestación concreta: la desactualización de la tarifa de telefonía fija o básica. Más allá de estos casos puntuales, la situación exige repensar a la telefonía, un servicio del siglo XX en el escenario del siglo XXI.
Esta semana se conoció la noticia que la AFTIC, el nuevo regulador de las telecomunicaciones en Argentina, imputó a Telefónica y Telecom por el uso no autorizado de GSM fijo en reemplazo del tradicional cable de cobre. Por otra parte, desde el mes de agosto, diversas empresas de telecomunicaciones (lo que incluye operadores de distinto tamaño así como a ciertas cooperativas) aumentaron sus abonos de telefonía fija, aunque únicamente al segmento empresas y profesionales, sin afectar al consumidor residencial. Esta medida también es motivo de una revisión por parte del regulador.
Más allá del resultado final de estos conflictos entre operadores y la AFTIC, el problema subyacente son los 15 años de tarifas congeladas que hacen que hoy el abono básico sea de $ 13 o US$ 1,40 al cambio oficial.
En momentos en que la voz fija se encuentra francamente en retroceso en términos de uso aún a pesar de las bajas tarifas, es natural pensar que un aumento del costo de este servicio terminaría redundando en una caída adicional de su uso. Se trata quizás del momento indicado para replantear el servicio telefónico y  adaptarlo a las telecomunicaciones actuales y futuras.
Hay algo que a través del uso de Internet los usuarios han aprendido: tiempo (minutos) y distancia (local, larga distancia) dejaron de ser variables relevantes. Esto no sólo ocurre cuando hablamos vía Skype, FaceTime o Whatsapp. También ocurre con servicios de telefonía tradicional. Hoy la telefonía tiende a ser ilimitada y a considerar el país como un área única. En mercados como los EE.UU., tanto para la fija como para la móvil, la voz es un servicio ilimitado dentro de sus fronteras. En el caso de Argentina, esto también se da en ciertos casos aunque por ahora en su modalidad on net (dentro de la misma red del operador). Los operadores móviles ya ofrecen llamadas ilimitadas entre clientes de la misma empresa y lo mismo hacen algunos operadores fijos, caso Telecentro, entre sus clientes. De aquí a la telefonía ilimitada dentro de la geografía de un país hay apenas un paso.
Este escenario obliga a reevaluar cómo se cobrará por el servicio. Lo natural sería pagar un abono básico por el acceso a la red más un abono adicional al servicio de telefonía plano y para todo el país. A diferencia de lo que ocurre con los datos, la voz está estrechamente vinculada al usuario, quien no puede hablar más de 24 hs por día. Esto marca entonces un límite en cuanto al uso del servicio, con lo cual es más simple determinar el monto del abono de telefonía. Adicionalmente, este cambio en la forma de cobrar por los servicios de telefonía sería un incentivo para el desarrollo de la red de banda ancha de forma tal que quienes aún no la tienen (como sucede con algunos pequeños operadores del interior del país) se vean motivados a desarrollar su oferta de acceso a Internet así como a servicios de TV paga sobre la misma infraestructura.
Todo parece indicar que ha llegado el momento de actualizar la forma en que se ofrece el servicio de telefonía fija. Ya era hora luego de 134 años del servicio en Argentina.

Crónica de una muerte anunciada

Lo que era percibido como un desenlace ineludible se concretó finalmente esta semana: la AFTIC dejó sin efecto la adjudicación de espectro para telefonía móvil a favor de Arlink dado que la empresa no cumplió con las obligaciones del Pliego. En consecuencia, se declaró desierto el concurso público del Lote 1 de la licitación de espectro para servicios móviles de 3G y 4G.
Más allá de si Arlink está en condiciones financieras y económicas de convertirse en el 4° operador móvil, lo cierto es que el pliego de la licitación establecía términos inviables para un entrante. Esta fue la razón por la cual (entre otras) tanto Cablevisión como Nextel desistieron de ofertar a pesar de haber comprado los pliegos. Hay que tener en cuenta que un 4° operador deberá medirse contra actores instalados y con participaciones similares, en un mercado totalmente maduro y penetrado, lo que exige competir inicialmente sobre la base de usuarios existentes y no en un mercado en crecimiento. Esto, que de por sí ya es dificilísimo, se ve agravado por el alto costo del espectro (US$ 506 millones) y por metas de despliegue que apenas eran unos meses superiores a las de los operadores actuales. Un camino muy cuesta arriba como para conducir al éxito.
Según la información de AFTIC, “con esta decisión, concluyó formalmente el proceso licitatorio del lote mencionado enmarcado en la licitación de espectro radioeléctrico más grande de la historia argentina, iniciada en mayo del año 2014”. Esto significaría que de volver a ponerse en juego este espectro, podrá serlo en condiciones totalmente distintas a las de la licitación original. Se trata entonces de una excelente oportunidad para revisarlas y ofrecer condiciones más favorables y, por qué no, creativas que permitan utilizar ese espectro de la manera más conveniente para las necesidades del país y de la industria. Un borrón y cuenta nueva que significaría una nueva oportunidad de hacer las cosas bien.

Tuits selectos

El lado tech de la fuerza

A pocos meses del estreno de la nueva película de Star Wars, ya se empiezan a lanzar sus juguetes, muchos ajustados a las demandas del siglo XXI. Aunque el mejor ejemplo podría ser el drone del Millennium Falcon, el simpático androide BB-8 es el ganador. Controlado vía smartphone, el pequeño sucesor de R2D2 puede patrullar superficies, emitir sonidos y hasta reproducir los clásicos hologramas de la película en la pantalla del celular. Falta demasiado para Navidad…

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