Oteando lo que viene

Las elecciones del domingo pasado terminaron de confirmar la victoria de la oposición, más allá de que el margen no fuera el que la gran mayoría estimara. Se confirma así una nueva gestión a partir de diciembre próximo, la cual se hará extensiva al sector TIC.

En el tiempo que pasó entre las primarias (que posicionaron claramente al candidato opositor finalmente ungido por el voto) y la elección propiamente dicha, hubo muchos aventureros que se autoadjudicaron el rol de nexo entre el que finalmente será el nuevo gobierno y las empresas del sector. Demasiados como para que todos cumplieran efectivamente ese rol. Con lo cual, no hay certezas de que lo que éstos dijeran vaya a ser el camino que finalmente se inicie. Lo concreto es que oficinalmente todavía no hay nombres para un sector cuyo abordaje no es urgente, pero sí importante.

Sobre lo que no hay dudas es que si hay algo que signará a la nueva gestión, al menos inicialmente, será la restricción presupuestaria, en un escenario de alto endeudamiento y déficit público. Por lo tanto, toda veta que sirva para conseguir ingresos genuinos deberá ser capitalizada convenientemente.

En este marco, con unos $ 6.000 a 7.000 M acumulados, más un ingreso mensual de unos $ 300 M, el Fondo del Servicio Universal es una fuente de recursos muy valiosa. Habrá que ver cuál será el foco de esos fondos donde no faltan quienes demandan una porción para los proyectos más diversos.

Otra fuente de ingresos (y obviamente de política sectorial) será lo relacionado con el espectro. Aquí hay quizás tres grandes ejes. Por un lado, la definición (que debería ser en el corto plazo) del plan de espectro sobre el cual comenzó a trabajar el gobierno actual pero que no llegó a definir. Este no sólo servirá de guía a operadores y fabricantes sino que también identificará bandas a licitar. No obstante, habrá que tener presente ciertas limitaciones [ver “Planificando el espectro”].

Otro tema a abordar será el DNU 58/2019, publicado en el mes de julio pasado, que dispuso del espectro reservado a Arsat con carácter preferencial, a lo que se suma el devuelto y por devolver por parte de Telecom como consecuencia de su fusión con Cablevisión. Si bien el mismo fue resistido por parte del ala política que fantaseó con Arsat dando servicios móviles, lo concreto es que podría cumplir el doble objetivo de dinamizar el mercado, permitiendo el ingreso de operadores locales/regionales, mayormente empresas nacionales, y de recaudar fondos frescos a través de una licitación.

Finalmente, y ya más pensando en el mediano plazo, el próximo gobierno debería terminar de darle el golpe de horno a la TDA, asegurando una cobertura que permita de una buena vez producir el apagón analógico y así liberar espectro en bandas bajas que podría utilizarse para dar acceso (fijo o móvil) previa licitación.

Por supuesto, las prioridades en materia de TIC para la próxima gestión no se limitan a aquellas que puedan generar caja. Pero entre lo urgente y lo importante, lo primero suele prevalecer. Si esto está bien o está mal, es otro tema.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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