5G, tan cerca, tan lejos

Esta semana tuvo lugar (en forma virtual, tal como manda la actualidad) el 5G Americas Analysts Forum. Se trata de la reunión anual realizada por 5G Americas (organización que nuclea a operadores y proveedores de telecomunicaciones) convocando a analistas de la industria para presentar el estado y las tendencias en 5G en el continente. Un evento que permite una actualización en la materia y, como daño colateral, observar el contraste entre los EE.UU. y Latinoamérica en este terreno.

A nivel global, los impulsores de 5G tienen motivos para estar satisfechos. Se trata de la generación móvil de más rápido crecimiento, a la que le tomó sólo 7 trimestres alcanzar los 250 M de conexiones, frente a los 19 trimestres que necesitó en su momento 4G para llegar al mismo hito. Una cifra superada hace un tiempo, ya que actualmente hay 429 M de conexiones. En términos de redes, son 182 las desplegadas. Números bastante impresionantes, por cierto.

Un dato interesante es que la pandemia no sólo no frenó el despliegue de infraestructura sino que lo aceleró. En este aspecto, ayudó la disponibilidad de recursos, tanto por las bajas tasas de interés así como el atractivo para diversos fondos de inversión que ingresaron en los últimos tiempos. A tal punto que en los EE.UU. en el último año se produjo la mayor inversión en infraestructura de la década. Adicionalmente, el despliegue de 5G incentivó y capitalizó fuertes tendidos de fibra óptica en un país que no se destaca por la penetración de esta tecnología. Doble ganancia.

En EE.UU. le prestan especial atención a la oferta de FWA (acceso fijo inalámbrico), que por las características de 5G tiene un rendimiento similar a la fibra óptica. Los operadores móviles apuestan fuertemente a estos servicios, especialmente utilizando la banda milimétrica (que fue la primera que se empezó a desplegar en aquel país). Una alternativa más que interesante, especialmente donde la cobertura de las redes alternativas es deficiente en alcance y capacidad.

Cuando llegó el turno de hablar de Latinoamérica y de los principales obstáculos para el desarrollo de 5G se mencionó al entorno macroeconómico así como a las políticas de espectro. A nivel macro, las limitaciones al desarrollo de infraestructuras son claras. No se pueden pretender los mismos niveles de desarrollo de los mercados avanzados cuando varios países de la región (incluida Argentina) tienen un ARPU (ingreso mensual promedio por usuario) que es casi el 10% del que se obtiene en los EE.UU., marcando una fuerte diferencia.

Por el lado de las políticas de espectro, hubo muchas críticas al costo de éste, siendo una de las causas (aunque no la única) del fracaso de algunas de las últimas subastas en la región. Otra de las críticas es que los reguladores suelen mirar el costo internacional del espectro como referencia, pero sin considerar las diferencias en el ARPU mencionadas. También se habló de las condiciones de otorgamiento de espectro, el medioambiente económico y regulatorio, así como las cantidades (limitadas para las necesidades futuras) del espectro siendo subastado.

Visto desde Argentina, quizás todo esto parezca lejano. Pero siendo que aún no se cuenta con un plan de espectro y que si hay asignación de éste para 5G no será antes del 2022, también es importante tomar nota. Estamos ante un entorno diferente al de las anteriores asignaciones, con una tecnología que es radicalmente distinta a la de las generaciones en operación, tanto desde el punto de vista técnico como de sus capacidades y modelos de negocios. Hay que aprovechar una de las ventajas que significa correr desde atrás.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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