AutorEnrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Aportes para la nueva ley

Ahora que se debaten las características de la anunciada futura ley de Comunicaciones, no queríamos ser menos y hacer nuestro aporte desde aquí.
Hoy lo que tenemos como marco rector es el DNU 267/2015 que, a pesar de sus avances en materia de convergencia, todavía implica una regulación asimétrica. Esto puede ser discutible, sin dudas, pero debe ser considerado (ojalá así sea) como un marco de transición entre industrias que convergen. No obstante, la futura ley debe sentar las bases para una convergencia plena. Por lo tanto, debería tener dos grandes capítulos: uno para el tratamiento de las redes y otro para los contenidos y servicios que éstas transporten.
Para que la convergencia sea plena, hay que pensar a las redes como una única cosa, sin considerar sus orígenes como hasta hoy sucede. El marco regulatorio no debe basarse en lo que pasó sino en lo que vendrá. Por ello, debe partirse de la comprensión de los cambios introducidos por una evolución tecnológica disruptiva.
Si miramos hacia atrás veremos que hasta hace poco a cada red correspondía un servicio único y determinado: la de TV por cable para transportar video analógico, la de telefonía para transportar voz. Ninguna de las dos estaba en condiciones técnicas de transportar el contenido de la otra. Eran claramente universos estancos. Con la digitalización, las diferencias entre los distintos tipos de contenidos (audio, imagen, texto) desaparecen y todo se convierte técnicamente en una misma cosa, 1s y 0s. En consecuencia, las redes dejan de ser específicamente para un contenido determinado: todo aquello susceptible de ser digitalizado puede ser transportado por las mismas. Esto se observa hoy, donde cada vez pueden establecerse menos diferencias entre redes de TV por cable y de telecomunicaciones, pudiendo ambas dar servicios de banda ancha, telefonía o video. Así, queda claro que la diferenciación por servicio es una manera de clasificar propia del mundo analógico poco aporta al funcionamiento del mundo digital.
Esto implica que el servicio básico ya no debe ser la telefonía (un concepto propio del siglo XX) sino que debe ser el de conectividad o acceso a la red. Para facilitar la transición el mismo podría incluir a la telefonía como un servicio de tarifa plana nacional y, quizás, un mínimo de ancho de banda para permitir otro tipo de comunicaciones. A partir de allí, otros servicios (como TV) o mayor ancho de banda, deberían ser adicionales.
Más allá de que tanto redes fijas como móviles pueden hoy técnicamente transportar los mismos contenidos, así como ofrecer los mismos servicios, las redes móviles ameritan un tratamiento distinto del de las redes fijas. Esto se debe a que se trata de una infraestructura que tiene una diferencia fundamental: las redes móviles dependen de un recurso escaso, el espectro. Por lo tanto, no alcanza con que un operador tenga el deseo y el capital para desplegar una red móvil. También deberá contar con espectro, que es asignado por el Estado. Esta situación es distinta a la que se da en el mundo de las redes fijas, donde todo aquél con el capital suficiente puede desplegar una red si estima que recibirá un retorno sobre su inversión. Pero nada impide que por la puerta de un mismo hogar pasen 2, 3, 4 o más redes fijas. En el caso de las redes móviles, dependerá de la cantidad de lotes en que se dividió el espectro por parte del regulador lo que determinará cuántos operadores móviles de red (OMR) competirán en el mercado. De allí que en telefonía móvil haya surgido el concepto de operador móvil virtual (OMV) que es una forma de permitir usufructuar el espectro a operadores que no lo tengan asignado directamente.
En el caso de la TV satelital, debería permitírsele combinarse con servicios de telecomunicaciones, cosa que hoy no sucede. Como aquí los escenarios competitivos son distintos entre los grandes centros urbanos y las localidades más pequeñas, sí habría que contemplar un cronograma de transición. Se podría autorizar desde el día 1 en grandes centros urbanos donde ya hay buena presencia de operadores de TV paga (cable) a los que se sumarán las telcos. Luego sí contemplar un período de gracia en localidades menos pobladas para permitir que pymes y cooperativas puedan desarrollar una oferta competitiva.
En cuanto al modelo “filosófico”, debería optarse por el de competencia de infraestructuras por sobre el de apertura de las redes fijas. El modelo de apertura responde a los tiempos en que los monopolios estatales pasaron a manos privadas, pero manteniendo la condición monopólica. En Argentina, y luego del proceso de digitalización que les permitió convertirse en redes de telecomunicaciones, la existencia de las redes de TV por cable como alternativa es un incentivo a la inversión de los distintos competidores. No es que un modelo sea mejor que otro per se, sino que depende de los contextos. Por supuesto, un modelo de competencia por infraestructuras no invalida la necesaria existencia de reglas claras y no discriminatorias en materia de interconexión.
Es claro que llegar a una regulación convergente entre medios audiovisuales y telecomunicaciones es una tarea titánica y que requiere de conocimientos tan diversos que difícilmente se encuentren en un único tipo de agrupación, menos aún en una única persona. Por eso son importantes todos los aportes que se puedan realizar. Y éste, es uno de ellos.

Tuits selectos

Internet TV

El hábito de consumir contenido audiovisual profesional a través de Internet se halla tan arraigado que ya son 4 de cada 5 usuarios quienes lo hacen. Esto incluye a películas, series, documentales, eventos que son consumidos vía sitios de streaming gratuito (YouTube a la cabeza entre los legales, más una infinidad de sitios ilegales), servicios OTT (con Netflix a la cabeza) y descargas (mayormente ilegales). Este escenario da a la TV un rol cada vez más destacado entre los dispositivos que se conectan, directa o indirectamente, a Internet. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
El video proveniente de Internet no sólo tiene como virtud la de poder ser consumido bajo demanda, sino también su cualidad de multidispositivo. En esto se diferencia de la TV tradicional, que además de ser lineal funciona únicamente en una TV (salvo contadas excepciones, como PC o celulares con sintonizador). Cuando se analizan los dispositivos utilizados para consumir el video de Internet, no sorprende que la PC siga siendo el principal, elegida por el 81% de los usuarios. Este valor sube mientras baja el nivel socioeconómico al igual que la edad.
No obstante, a pesar de la supremacía de la PC, la pantalla de TV cobra mayor protagonismo. Esto es así porque se combinan distintas formas de lograr que ésta se conecte a la red. Puede ser con conectividad propia, como es el caso de las Smart TV, de las cuales tan sólo el año pasado se vendieron 1,5 millón de unidades, o utilizando la conectividad de productos que utilizan a la TV como monitor. Aquí se contabilizan las TV conectadas a una PC, a un receptor multimedia (caso Apple TV o Chromecast), a una consola de video juegos y otros dispositivos. Entre todas estas combinaciones, la TV es utilizada por el 72% de los usuarios para ver video proveniente de Internet.

Mientras que la Smart TV tiene más penetración entre los usuarios de mayor edad y los niveles socioeconómicos más altos, el celular lo es en los niveles más bajos. PC, celulares y tablets son la elección más habitual entre los millennials.
Las diferencias de situaciones en las cuales se puede consumir video proveniente de Internet hace que para el 52% de los usuarios, el consumo de video por Internet se dé en un escenario multidispositivo, combinando PC, TV, celular, etc.
Los días de Internet como una red PC céntrica están quedando claramente atrás. La multiplicación de dispositivos de acceso, con el móvil ubicándose hoy claramente como una alternativa al acceso de escritorio vía PC y a lo que se suma la TV como dispositivo de consumo de video, está reconfigurando no sólo la forma de acceder sino también lo que se hace en la red.

Tendencias 2016

A pesar de arrancar el año con una devaluación del peso frente al dólar del orden del 50%, el ingreso de celulares al mercado en el primer trimestre de 2016 fue un 64% mayor que en igual período de 2015.
Es cierto que el Q1 2015 fue el peor trimestre desde que el mercado de celulares alcanzó su nivel crucero, oscilando entre los 11 y 14 millones de unidades por año. En esos momentos, fue muy alto el impacto de la falta de dólares para pagar los componentes importados. Pero aún con esta comparación “inequitativa”, el Q1 2016 fue finalmente bueno, algo que no era seguro que fuese a suceder, principalmente por el impacto que la devaluación podría tener. Pero también, el reordenamiento de la economía ayudó a que bajara el costo financiero de los fabricantes vinculado a la compra de componentes que, como consecuencia de las restricciones cambiarias, había crecido notablemente. Esto hizo que, adicionalmente, el abastecimiento volviera a ser fluido.
 

 
En cuanto a las características del mercado de celulares para este año, algunos datos significativos. Por un lado, el 82% de los equipos son 4G, porcentaje que seguramente irá creciendo con el correr del año. De esta forma, se mantendrá el crecimiento de las líneas 4G en Argentina, que en el primer trimestre del año totalizaron 7 millones, ubicando al país en el tercer lugar del ranking de penetración de éstas en Latinoamérica, según datos de 5G Americas.
 

 
Por otra parte, también se hace evidente el crecimiento del tamaño de los smartphones. Un 48% de los equipos tienen pantallas de 5 pulgadas o más, lo que hace que entren en la categoría phablet. Si sigue así, habrá que pensar seriamente en rediseñar la ropa para poder seguir llevándolos en el bolsillo.

Tuits selectos

Los OTT vienen marchando

La tendencia a acceder a contenidos audiovisuales a través de Internet crece fuerte. La mitad de los usuarios consume algún servicio de video de OTT. Puede ser pago, como Netflix o Qubit, gratuito, caso Odeón, o integrar un combo de productos. Estos últimos pueden ser con un abono de TV paga, tales como Fox Play o HBO Go, así como empaquetados por un ISP, como Arnet Play, Claro Video u Onvideo. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
La tendencia al uso de OTT de video es más fuerte en el segmento ABC1, donde llega a casi 2 de cada 3 usuarios. Asimismo, los hogares donde habitan menores tienen una penetración más alta de estos servicios. No obstante, su presencia convive de momento armoniosamente con los abonos de TV paga, mostrando entonces una complementariedad de contenidos y formas de acceso.
En cuanto a los motivos para utilizar OTT de video, la primera mención es relativa al formato de consumo y tiene que ver con la posibilidad de ver temporadas completas de series, algo que se hace mucho más dificultoso con la TV lineal, que sólo cuenta con la posibilidad de maratones. Siendo el consumo a demanda es inherente a Internet, no sorprende que las menciones suban sustancialmente en los hogares jóvenes. Claramente, el formato tradicional lineal tiende a circunscribirse al vivo, principalmente deportes o actualidad. En 2° lugar entre los motivos para inclinarse por un OTT aparece la selección de contenidos ofrecida. Más atrás emerge el factor económico, el cual lógicamente tiene mayor incidencia en los segmentos socioeconómicos bajos. Por otra parte, si bien el hecho de no tener TV paga es un motivo escasamente mencionado, crece mucho en los hogares jóvenes (aquellos donde sus integrantes son solo millennials), donde triplica a la media general.

Netflix es el claro dominador de este negocio, presente en el 72% de los hogares que consumen servicios OTT. Esto permite proyectar unos 2 M de hogares que acceden a este servicio, aunque sólo alrededor de 850 mil de éstos son abonados. Esta diferencia se debe a la tendencia a compartir usuarios de un mismo abono con familiares y/o amigos. De esta forma, puede considerarse que Netflix equivale a ser el 3° proveedor de TV paga del país, detrás de Cablevisión y DirecTV.
Los cambios de hábitos en el consumo de contenido audiovisual de la mano de Internet prometen fuertes cambios en el negocio de la TV en el mediano plazo, con un impacto creciente de la mano de los millennials. Se trata del segmento que hoy es más propenso a no tener TV paga ni teléfono fijo, sino simplemente una conexión de banda ancha fija y un smartphone. Adicionalmente, esto se da en un momento de alta inflación y de reacomodamiento de precios relativos, con fuertes alzas en las tarifas y precios de algunos bienes que disminuyen el ingreso disponible para servicios que en alguna medida son sustituibles. Un escenario que podría favorecer la aceleración de este proceso de migración desde plataformas de TV tradicionales hacia otras basadas en Internet, pasando de la complementariedad a la sustitución.

Cielo despejado

Esta semana, el regulador ENACOM, a través de la Resolución 2531/16, dispuso la migración de los servicios de televisión codificada que operan actualmente en las bandas de 600 y 700 MHz a la de 12 GHz. Para ambas bandas, se trata de migrar canales inalámbricos de TV paga. Esto que parece un simple cambio de frecuencias de operación responde a políticas en cuanto al manejo de espectro y de los servicios asociados, pero no deja de despertar algunas inquietudes.
En el caso de la banda de 600 MHz (más precisamente 512-698 MHz), si bien se migran los canales de TV paga, no ocurre lo mismo con los canales de TDA, que sí podrán operar en esa banda. No obstante, queda la duda de si no se está asignando demasiado espectro para TDA, siendo que se trata de un servicio lineal y gratuito. El modelo lineal está en lenta retirada, circunscribiéndose cada vez más a los deportes y la actualidad. El hecho de ser gratuito hace que deba financiarse con publicidad. Pero los fondos destinados a ésta no crecen en la medida en que lo hace la oferta. Así, la opción es que se financien con fondos públicos u organizaciones (caso universidades, gremios), algo no muy evidente en los tiempos que corren. Por otra parte, la banda de 600 MHz comienza a ser atractiva para servicios móviles. Todavía su uso es incipiente, pero podría ser muy valiosa de aquí a algunos años. En este sentido, no hay que descartar que el espectro móvil pueda ser utilizado para servicios de TV a través de tecnologías como LTE Broadcast. Para la migración de los canales de TV paga, el regulador estableció un plazo de 2 años, lo que da tiempo para la maduración de las tecnologías móviles en esta banda.
En cuanto a la banda de 700 MHz (específicamente 698 – 806 MHz) la intención es terminar de limpiarla para que pueda ser utilizada lo antes posible por los operadores móviles. Se trata de una banda que se licitó, asignó y pagó a fines del 2014 y que aún no es utilizada debido a que está “sucia”. Esto es, hay servicios de TV paga inalámbricos que todavía la utilizan. En este caso, la resolución no indica el plazo para que quienes actualmente la utilizan la liberen, aunque en teoría debería estar despejada en julio próximo. Esta situación tendrá seguramente implicancias cuando a fines de junio se cumpla la primera etapa en el despliegue de 4G de acuerdo con el cronograma establecido originalmente en los pliegos de licitación.
Por otra parte, en los considerandos de la resolución se menciona la disponibilidad de espectro de 2,6 GHz, aunque se aclara que los mismos será reservados para futuras asignaciones de espectro para servicios móviles. Todo un anticipo de lo que vendrá.
A los proveedores de TV paga inalámbrico operando en las bandas a despejar se les asigna la que va entre 12,2 y 12,7 GHz. Una frecuencia muy alta, que exige una mayor densidad de antenas así como de cambios de equipamiento. Quienes conocen del paño afirman que ya prácticamente no quedan muchos clientes de este tipo de servicio, característico de zonas donde el cable no llega, ya que en la mayoría de los casos migraron a la TV satelital. Ojalá que así sea, si no, habría conflicto en puerta.

Tuits selectos

Internet multidispositivo

Los días de Internet como una red PC céntrica están quedando atrás. La multiplicación de dispositivos de acceso, con el móvil ubicándose hoy claramente como una alternativa al acceso vía PC y a lo que se suma la TV como dispositivo de consumo de video, está reconfigurando no sólo la forma de acceder sino también lo que se hace en la red. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
Por muchos años territorio exclusivo de las PC, el uso de Internet se ha vuelto verdaderamente multidispositivo. El smartphone (95%) ya alcanzó prácticamente el mismo grado de penetración que las PC (98%) como dispositivo de acceso. A ellos se suma el Smart TV, cuya presencia como dispositivo conectable se duplicó en el último año. Pero la TV tiene un mayor porcentaje de uso (72%) si se combina con otros dispositivos conectables (PC, consolas, receptores multimedia) que usan a ésta como monitor, particularmente para el consumo de contenidos audiovisuales.
Aunque con una altísima penetración en general, el uso de smartphones crece mientras más joven es la generación considerada. Adicionalmente, los millennials prefieren las PC portátiles por sobre las de escritorio mientras que en los segmentos adultos la relación se invierte. El uso de otros dispositivos, como Smart TV y tablets, correlacionan con el NSE: cuanto más alto, mayor utilización de éstos, relación claramente influida por la disponibilidad de los mismos. Por otra parte, las tablets son más utilizadas por el segmento adulto y por las mujeres. El avance de las tablets fue muy tenue, frenado por la sustitución proveniente en muchos casos por celulares con pantallas de mayor tamaño.

Esta multiplicación de dispositivos de acceso hace que un usuario se conecte, en promedio, desde 3 dispositivos distintos, considerando el acceso desde el hogar, el trabajo, en movimiento, etc.  Así, tenemos un mismo usuario que llega a un contenido o servicio desde distintas redes (hogareña, corporativa, móvil, pública) con distintas capacidades cada una y desde distintos dispositivos (PC de escritorio, portátil, celular, Smart TV, etc.). En términos generales, para los proveedores de contenidos esto marca la necesidad de preparar interfaces y para su acceso desde equipos radicalmente distintos en su tamaño, capacidad y forma de interacción. Algo que parece evidente pero que todavía no se da en todos los casos.
Por otra parte, la diversificación de dispositivos conectables dentro del hogar, un consumo creciente de video y la multiplicación de usuarios con acceso concurrente explica el continuo crecimiento de la demanda por las capacidades de las conexiones de banda ancha residenciales.

Retorno lineal

El acceso al contenido audiovisual por Internet introdujo dos grandes modificaciones frente a las formas tradicionales de consumirlo. Por un lado, trajo esa sensación de infinitud de contenidos, de que “todo está en Internet”. Por el otro, quizás no tan notable inicialmente, la instauración del consumo bajo demanda como forma de que los contenidos se adapten al consumidor y no al revés.
Para ser justos, el consumo bajo demanda de contenidos audiovisuales arrancó hace décadas, con la llegada del VHS, a la cual el DVD le agregó mayor calidad de imagen y sonido. Claro que ambas tecnologías requerían de una mínima planificación, acceder al cassette o disco previamente. Algo que se mantuvo inclusive en tiempos en que las descargas desde Internet eran furor, aunque también su consumo requería cierta previsión. Pero luego las opciones de streaming (desde YouTube hasta Cuevana) y más recientemente los OTT (con Netflix como estandarte) impusieron la modalidad de consumo bajo demanda sin mucha planificación previa. Uno se sienta frente al televisor, computadora, tablet o smartphone y el entretenimiento arranca a voluntad.
Este escenario hizo creer que los contenidos lineales estaban condenados a los deportes y la actualidad, territorio casi exclusivo de la TV tradicional, tanto gratuita como paga. No obstante, en los últimos días diversas noticias dan cuenta de que quizás esto no resulte ser tan así.
Por un lado, BitTorrent, la empresa detrás de la del protocolo para compartir archivos en formato P2P, planea el lanzamiento de BitTorrent Live, un servicio de streaming de TV en vivo en opciones tanto gratuita como paga. Según la empresa, tendrá mejor performance que los servicios existentes que transmiten canales en vivo por Internet ya que éstos utilizan el protocolo HTTP que no se caracteriza por su baja latencia. Otro que está incursionando en las transmisiones en vivo es Netflix, que arrancó con Chelsea, un programa de entrevistas que se transmitirá tres veces por semana simultáneamente a los más de 190 países donde esta plataforma llega, incluyendo a Argentina.
La posibilidad de transmitir contenido audiovisual en vivo no ya por redes de TV (cableadas o inalámbricas) sino a través de Internet abre un escenario interesante para el surgimiento de propuestas OTT (donde no se asegura la calidad de servicio ya que no se controla la red) que en el caso de la regulación argentina no están prohibidas expresamente. Es, a fin de cuentas, un contenido más que se transmite por Internet. Y así como hoy algunos canales de TV transmiten su programación en vivo por YouTube o por sus propios sitios web, los contenidos de la TV abierta (incluyendo a la TDA que además está en HD) también podrían ser retransmitidos, en lo que sería más bien un servicio de valor agregado sobre Internet. Este tipo de servicio estaría fuera del ámbito de la resolución 1394/2016, correspondiente al “Reglamento general de los servicios de radiodifusión por suscripción mediante vínculo físico y/o radioeléctrico” que, como su nombre indica, no alcanza a los servicios OTT. Se viene un debate apasionante…

Your sidebar area is currently empty. Hurry up and add some widgets.