AutorEnrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

WiFi al auxilio

Nacido para conectar computadoras, el WiFi se popularizó por permitir la conexión de todos los nuevos dispositivos que se sumaron posteriormente, como celulares, tablets, media players, cámaras y otros. Y así como en su primera etapa fue clave para permitir la conectividad a pequeños dispositivos, en esta segunda se convierte en un componente ineludible de las redes celulares actuales y futuras. Por eso es importante destacar que un 73% los celulares que se vendieron en 2013 en Argentina contaban con WiFi. Esto surge del informe “Mercado celular argentino 2014” publicado por Carrier y Asoc.

En este avance de la tecnología WiFi influyó mucho su inclusión en todos los smartphones vendidos. La popularidad creciente de éstos se hace sentir. También hizo su aporte el 58% de los socialphones vendidos que contaron con esta capacidad.
La difusión de la tecnología WiFi, tanto en dispositivos como en redes, cumple y cumplirá un rol relevante en el ecosistema móvil, aportando conectividad y capacidad que complemente o sustituya a la red celular. Es importante destacar que la demanda por capacidad adicional en dispositivos móviles crece exponencialmente aún en mercados que cuentan con amplia cantidad de espectro para redes celulares. En el caso argentino, donde la infraestructura se encuentra más presionada, la relevancia de contar con WiFi en el celular es mayor. Aporta conectividad complementaria, ofreciendo mayor capacidad como un costo cercano a cero sin límite de tráfico de datos.
Para poder capitalizar esta tecnología tan difundida en hogares, organizaciones y lugares públicos es necesario obviamente que el terminal, el teléfono, cuente con esta capacidad. A pesar de la mayor participación en ventas, aún queda camino por recorrer entre los celulares argentinos. Es que todavía un 40% del parque en uso no tiene capacidad de conectarse a redes WiFi. A este ritmo, recién 2017 no quedaría ningún celular sin WiFi en uso.

El silencio de los no inocentes

Sucede a menudo cuando se viaja al exterior. Si un extranjero vinculado a la industria de las telecomunicaciones pregunta o comenta sobre el estado de las telecomunicaciones móviles en Argentina y se entera de que aún no se ha siquiera iniciado el proceso de asignación de espectro para 4G, la reacción es una mirada entre solidaria y compasiva. Algo así como, “pobres, qué atrasados estarán por un tiempo”. Eso sin conocer las limitaciones de la infraestructura actual.
Lo cierto es que Argentina llegó a un punto que era totalmente previsible y, peor aún, evitable. Conviene recordar que hasta los inicios de la década del 2000 Argentina contaba con una de las redes de telecomunicaciones, tanto fijas como móviles, más desarrolladas de la región. Pero con una gran responsabilidad del Estado (más el invalorable aporte de las empresas), la situación se fue complicando cada vez más, en la medida en que aumentaba la demanda por capacidad (con la multiplicación de nuevos dispositivos más exigentes) y la infraestructura no respondía en consecuencia. ‘
En los últimos 10 años se pasó de 7,8 millones de líneas en servicio a 60,5 millones. Aun considerando que de las últimas alrededor de 40 millones son de uso regular, no deja de ser un crecimiento fortísimo. A esto hay que sumarle la mayor demanda de capacidad que introdujeron principalmente los smartphones (que ya el año pasado representaron más de la mitad de las ventas de equipos nuevos), popularizándose el consumo de datos desde el celular.
Es cierto que las empresas tuvieron su responsabilidad. Durante mucho tiempo encabezaron los rankings de quejas de los consumidores, aunque inicialmente más por temas comerciales (facturación de servicios no contratados, por ejemplo). Luego fueron agregando, y en cantidad, reclamos por fallas técnicas (imposibilidad de comunicarse, por ejemplo). En el terreno comercial todavía dejan que desear. Siguen siendo habituales facturaciones por servicios no contratados, envían spam de terceros vía SMS (siendo que quien envía debe pagar por este envío) entre otras delicias. A pesar de ello, ninguna autoridad gubernamental (Defensa del Consumidor, Defensa de la Competencia, Secretaría de Comunicaciones, CNC) fue capaz de poner fin a los reclamos. Es más, tampoco hubo una búsqueda fructífera de una solución global a estos temas, más allá de proceder puntualmente en algunos casos. Recién hoy, una década después de asumida la gestión, el gobierno delinea un reglamento de usuario para un servicio que ya tiene 25 años y que puede considerarse masivo desde el 2004, cuando llegó a 13,5 millones de clientes. Toda una muestra de la atención prestada.
Tanto o más grave aún fue el accionar en materia técnica/regulatoria para acompañar la creciente demanda y las nuevas tecnologías. Una pasividad que el tiempo demostró respondió tanto a desinterés como al enfrascamiento en internas políticas y visiones (o intereses) encontrados. Varias oportunidades dejadas pasar marcan esta desidia.
En el año 2008 Movistar terminó de liberar el espectro excedente (consecuencia de la fusión de Movicom y Unifón). O sea, desde hace 6 años que se podría haber reasignado el mismo a los operadores vigentes o algún entrante (cosa menos probable), lo que significaría disponer de un poco más de “aire” para las comunicaciones. La sorpresiva asignación del mismo a Arsat, a fines del 2012, fue una muestra de las fuertes internas en el seno del gobierno entre quienes querían distribuir el espectro entre las empresas y quienes querían levantar un campeón nacional. Esta puja hizo que todo se empantanara. Poco tiempo después se sumó la desilusión los operadores alternativos (en su gran mayoría PyMEs de telecomunicaciones) que veían inicialmente en Arsat a un mayorista que les permitiría ofrecer sus servicios móviles bajo un modelo MNVO. Pero el anuncio de Libre.ar como operador dio por tierra con sus esperanzas: podrían sí revender Libre.ar, pero no bajo su propia marca. Así, hasta el modelo mayorista fue motivo de disputas internas, prevaleciendo la postura de quienes querían competir de igual a igual con los operadores móviles existentes en vez de convertirse en un posibilitador para terceros. Igualmente, tampoco se materializó. Como resultado, no se avanzó un ápice en la definición de cómo se utilizará ese espectro, sea con red propia sea sobre redes de terceros, mayorista o minorista. Pasó un año y medio y estamos en el mismo punto. Así, el Estado argentino se convirtió en el perro del hortelano, no come ni deja comer.
Esta asignación, se creía, estaba íntimamente ligada a lo que vendría después: la del espectro para servicios LTE o 4G. Se decía que ni bien se cerrase el tema 2 y 3G se comenzaría el proceso para hacer lo propio para 4G. De hecho, en 2010 comenzaron los operadores a probar tecnología para 4G. Pero en este caso no se cumplió aquello de “no por mucho madrugar amanece más temprano”.
La historia es conocida: desde aquél momento no se avanzó más allá de identificar, a fines del 2012, cuáles serían las frecuencias habilitadas para 4G (700, 1700 y 2100 MHz). Desde entonces, casi un año y medio después, no se ha mencionado una palabra sobre el tema por parte de las autoridades competentes. Apenas si hubo un extraño desliz esta semana.
Este racconto permite imaginar cuán distinta sería la situación actual si se hubiera actuado acertadamente en cada momento. Todo el espectro de 2 y 3G habilitado estaría en uso (por los operadores actuales, un operador estatal y quizás hasta un mayorista) y habría disponibilidad comercial (aunque en su fase inicial) de servicios de 4G. No sólo hubiera servido a usuarios de equipos de gama alta y media habilitados (de paso liberando capacidad para quienes siguieran en redes 2 y 3G) sino que también habría una oportunidad más sólida y concreta para módems de banda ancha y routers móviles para conectar dispositivos varios (PC, notebooks, tablets, etc.) en movimiento. Una complementación y hasta sustituto de los servicios de banda ancha fija que en muchos casos ofrecen capacidades inferiores a las de 4G. Esto sin entrar en los detalles de las nuevas posibilidades que la tecnología 4G, mucho más moderna y concebida desde su inicio para la transmisión de datos, podría ofrecer.
No hay que pensar a la tecnología 4G como un lujo para que las clases urbanas más acomodadas puedan ver sus fotos en Facebook más rápidamente. Por sus mejores características, la 4G permite desarrollar infraestructuras en áreas adyacentes, como la educación, la salud, gobierno y otras, todas ellas claves en una sociedad moderna y avanzada.
Si bien la sociedad en su conjunto debería presionar para que Argentina no quede atrasada en el desarrollo de la infraestructura clave del siglo XXI, es natural que esto no ocurra. Se trata de un tema de base técnica y visión a largo plazo. Pero sí raya con la irritación que estos temas no figuren ni por asomo en la agenda de los políticos, ni oficialistas ni de la oposición. Sí aparecen cuando los problemas estallan, aunque suelen hacerlo con ideas cuestionables, como nacionalizaciones o castigos. Evidentemente, ellos tampoco tienen en claro la relevancia estratégica del tema ni cómo encarar soluciones de fondo. Una demostración de que ni aún el recambio generacional reciente ayudó a preparar al país para su propio futuro.
A pesar del tiempo perdido, siempre se puede empezar. Hace rato que ya es hora.

Linkeando

  • Cambia, todo cambia: Hace unos años, iTunes era el referente y sometía a la industria de la música a sus condiciones. El tiempo pasó, la música pasó de los iPod a los celulares, y hoy iTunes lucha contra ventas de música en caída a manos de los servicios de streaming. La duda de Apple hoy es si abrir iTunes a otras plataformas (ej: Android). ¿Será iTunes el BBM de Apple? [Billboard]
  • Con portabilidad reducida: A pesar de las expectativas creadas con su lanzamiento, la portabilidad numérica en Argentina tuvo resultados modestos. Falta de comunicación oficial, estrategias de retención más que de captación, y un baja diferenciación entre operadores entre las causas. [El Cronista]
  • Caballo de Troya: Con la inclusión de metadata que permite desplegar información adicional a lo que se ve en una segunda pantalla, el lanzamiento de Fire TV de Amazon tiene el potencial de ser una máquina de ventas disfrazada detrás de una consola de entretenimiento. Cobrar US$ 3,99 por el alquiler de una película está bien. Pero mejor si se puede vender por US$ 40 en productos relacionados. A fin de cuentas, es un retailer. [Tech Crunch]

Twits selectos

3G para todos

Con un fuerte impulso de ventas en el último año, donde alcanzó una participación del 73% de los terminales vendidos en el país, el 2013 pasará a la historia de las telecomunicaciones argentinas como el punto en el cual la tecnología 3G fue la dominante, tanto en ventas como en parque instalado. Necesitó 7 años desde su lanzamiento local para lograrlo, según surge del informe “Mercado celular argentino 2014” recientemente publicado por Carrier y Asoc.
El ascenso de 3G como tecnología mayoritaria se logró no sólo gracias al aporte de los smartphones que también fueron mayoría de ventas en 2013 con el 56% (todos 3 o 4G), sino también por el de los socialphones (equipos más básicos que permiten acceso únicamente a algunas aplicaciones de datos, principalmente de socialización), de los cuales el 62% cuentan con conectividad 3G.

El crecimiento de las ventas de equipos 3G en el 2013 fue tan marcado que llevó a que su base instalada también superara la mitad del parque de equipos en uso, alcanzando 52% de participación.

En momentos en que Argentina se encuentra demorada en la asignación de porciones de espectro adicionales que permiten desplegar nuevas tecnologías, el paso de 2 a 3G es algo positivo. Esta última es más eficiente en el manejo del espectro lo que ayuda a descomprimir parcialmente el exceso de demanda por capacidad que sufren las redes locales actuales.
Es interesante notar que a pesar de no disponer todavía, y por un tiempo aún indeterminado, redes 4G (o LTE para evitar confusiones) sí se venden equipos con esta tecnología, representando ya a algo menos del 1% del parque. Por supuesto que si, como en el caso de nuestros países vecinos (Uruguay, Brasil, Bolivia, Paraguay o Chile), ya dispusiéramos de redes 4G, la participación de equipos con esta tecnología sería mayor. Esto es así porque algunos fabricantes de smartphones la incluyen en sus diseños originales y en ciertos casos no se justifica hacer una versión local con sólo 3G. Así, algunos equipos de alta gama tienen chips 4G (como el Samsung S5). Sin embargo, otros modelos diseñados originalmente con 4G son producidos localmente en versiones “rebajadas” a 3G para evitar el costo adicional que significa incluir capacidades que no serán utilizadas, salvo por aquellos que viajan al exterior.
Esto permitiría no sólo a los usuarios de equipos que hoy son de gama alta y media disfrutar de mejores prestaciones, sino que también descomprimiría a las redes actuales, lo que aportaría una mejora a su desempeño. Sin embargo, respecto a la posibilidad de comenzar a desplegar tecnologías 4G, desde las autoridades no hay más que silencio de radio. Irónicamente.

Capeando la transición

No es ninguna novedad que los últimos tiempos han sido negativos para Blackberry. Su plataforma más moderna, el BB10, no tuvo el éxito de ventas esperado y hoy el grueso de los ingresos sigue proviniendo de la plataforma tradicional, el BB OS7. Esto impactó fuertemente su negocio de hardware (los terminales) a lo que se sumó que la empresa tomó la decisión estratégica de poner el foco a largo plazo en los negocios de mayor potencial de crecimiento: el software, los servicios y la mensajería. Así, Blackberry tiene que tener la vista en el futuro pero sin descuidar en paralelo al presente que lo depositará en aquél.
En este contexto, llamó la atención el anuncio de reflotar hardware de generación anterior como es el Bold 9900, para varios el mejor dispositivo de la vieja guardia. Muchos ven a este movimiento como un paso hacia atrás en momentos que todos los cartuchos debieran estar puestos en los objetivos hacia adelante. No obstante, para alcanzarlos Blackberry debe sobrevivir y para ello necesita la facturación que los equipos tradicionales todavía le dan. Buscando una evolución menos disruptiva contra su propia base de usuarios (como fue el caso del Z10), reflotar el Blackberry tradicional servirá de transición hacia un nuevo modelo de Bold anunciado para este año. El mismo mantendrá las características físicas del 9900 pero corriendo sobre el más moderno y estratégico BB10. De hecho, el CEO de la compañía dejó en claro que este retorno a las fuentes no debe interpretarse como giro completo de 180 grados. El hardware (los terminales) serán parte del negocio por al menos los próximos 2 años, para nadie arriesga predecir qué sucederá después.
De hecho, los recortes de personal (y otros costos) que está llevando a cabo la empresa alcanzaron a áreas otrora estratégicas, como el grupo de tecnología inalámbrica. El actual modelo de la compañía pasa por dejar de desarrollar ciertas tecnologías que ya están integradas en los más modernos chipsets estándares de los cuales se abastece toda la industria. Una forma inteligente de bajar costos, más aún cuando la estrategia ya no pasa por el hardware.
Esta es la filosofía detrás de su último lanzamiento, el Z3, un equipo moderno pero de precio accesible, construido con componentes estándares de la industria, destinado inicialmente al mercado de Indonesia pero que será un primer ingreso en el segmento de smartphones de precio por debajo de los US$ 200. Por sus características se evalúa la posibilidad de lanzarlo en Argentina antes de fin de este año. El mismo no lo fabricará la empresa canadiense sino la taiwanesa Foxconn. Lo hará bajo un modelo de ODM (fabricante que diseña y fabrica para terceros) y no ya de OEM (fabricante que sólo fabrica en base a un diseño de terceros). La diferencia es clave: Blackberry aspira a desarrollar la plataforma para que terceros con mayor capacidad industrial diseñen y fabriquen los equipos. Así las cosas, la continuidad de la disponibilidad de equipos para la plataforma BB10 dependerá cada vez más del atractivo que ésta pueda generar para que otros fabricantes de hardware la adopten, sea bajo la marca Blackberry (como será el caso del Z3) o, por qué no, bajo otras marcas.
En resumen, Blackberry apunta sus cañones al software. Pero mientras se produce esta transición, la empresa canadiense alimentará sus arcas con la producción de equipos de tecnología anterior pero aún demandada. Como decía el quíntuple campeón mundial de F1, Juan Manuel Fangio, “para ganar, primero hay que llegar”. En eso está Blackberry. Y para llegar al largo plazo, no hay que descuidar el corto. No obstante esto, es una decisión arriesgada de la cual sólo el tiempo dará su veredicto.

Cambio de ramo

Haciendo equilibrio en la mutación de su modelo de negocios, esta semana Microsoft anunció que dejará de cobrar por las licencias de Windows para equipos de hasta 9 pulgadas. Esto es, básicamente, celulares y algunas tablets. La movida es una jugada a dos puntas. Por un lado, apuntalar la creciente popularidad de Windows Phone, su plataforma para smartphones y por el otro, mantener los ingresos generados por las licencias de Windows para PC, un negocio en retracción lenta pero constante, que le asegura todavía una interesante fuente de ingresos.
Ahora que está por quedarse con Nokia, empresa que representa el 80% de los smartphones con Windows Phone, no tiene lógica que los terceros paguen por usar WP cuando tienen Android disponible sin costo. Y sin un Google compitiendo activamente en el hardware. Lo que más necesita hoy Microsoft es que la plataforma WP se popularice, no los ingresos directos de ésta.
En este nuevo modelo, los ingresos vendrán de los servicios, como las herramientas de Office 360 (donde ya no se compra la licencia sino que se transforma en un abono mensual o anual), la plataforma de mensajería Skype, el servicio de almacenamiento OneDrive, el mail Outlook y otros actuales y futuros. Todos apuntando a transformar la mayor empresa de software en otra de servicios en la nube.
A pesar de que el panorama está bastante claro, quedan dudas respecto de la elección de 9 pulgadas como límite para la gratuidad de Windows. Este límite deja a las tablets más grandes y equipos convertibles fuera de los beneficios de un OS gratuito, lo que no ayudará mucho a la empresa en su lucha con Apple (y su iPad basado en iOS) y Android (que motoriza al resto de las tablets en el mercado). Evidentemente, Microsoft ve a las tablets en dos: las más pequeñas casi como phablets (con o sin conectividad celular) y las más grandes como una extensión del mercado de PC.
Lo relevante es que los primeros pasos en una transición desde el software como producto hacia el software como servicio están dados. Mientras tanto, se ordeña al máximo a la vaca lechera.

Linkeando

  • No todos los WiFi son iguales: Si bien la tecnología celular es quien se lleva la mayor atención en comunicaciones inalámbricas, el viejo y difundido WiFi sigue evolucionando. El camino es hacia una mayor capacidad y eficiencia espectral, lo que se traducirá en mayores velocidades y nuevas posibilidades. [CNN]
  • Avance ponible: Las tecnologías “wearables” o ponibles son una de las próximas fronteras en dispositivos inalámbricos conectados. Por eso Intel compró a un fabricante de pulseras con sensores. El objetivo no es lanzar productos con su marca sino definir diseños de referencia, chipsets y otras tecnologías para que terceros fabriquen y comercialicen los productos. Cuando estén disponibles significará sin dudas un impulso adicional para un negocio en pleno Big Bang. [Business Insider]

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