Esta semana, en un error no forzado, el Enacom quedó envuelto en la polémica alrededor de la llegada de 5G a Argentina. Más específicamente, en relación con cuándo se daría esto y a qué costo. De esta forma, el tema 5G volvió a estar en la agenda mediática por segunda semana consecutiva. La primera ocasión tuvo como disparador la visita del presidente de la Nación al CEO de Huawei. La reunión dio lugar a todo tipo de especulaciones, algunas motivadas por intereses políticos y otras por desconocimiento del funcionamiento técnico y legal de las cosas. Cuando todavía no se había asentado la polvareda creada, 5G volvió a estar en los titulares de medios no especializados.
Todo arrancó con una nota publicada en Tiempo Argentino el sábado 12 de febrero basada en declaraciones al medio realizadas por el titular del Enacom. La misma fue avalada por el propio funcionario, quien agradeció desde su cuenta de Twitter a la periodista autora de ésta, en lo que puede interpretarse como un aval a lo publicado. En la misma, declaró: “En seis meses estaremos en condiciones de licitar la red 5G. La decisión se terminará de concretar junto con Jefatura de Gabinete y Presidencia”. Una afirmación contundente. Dos días más tarde, el lunes 14 de febrero, el diario La Nación tituló: “Licitarían 5G en 6 meses en busca de unos US$1.800 millones”. Se confirmaba así el período de tiempo, pero se agregaba, en off the record, lo que se esperaba recaudar eventualmente por la subasta.
Ambos datos dispararon todo tipo de reacciones en la industria, empezando por la incredulidad. A tal punto que ya el martes 15 el canciller (y ex jefe de Gabinete) desmintió por radio que la licitación de 5G se fuera a hacer en los próximos 6 meses, como habían afirmado desde el Enacom. Adicionalmente, mencionó que antes es necesario limpiar bandas y que además todavía falta desarrollar 4G. Ambas afirmaciones resultaron extrañas de boca de quien tiene a su cargo las relaciones exteriores y no los temas sectoriales, lo que podría ser un signo de pujas internas dentro del propio gobierno.
Hasta aquí, los hechos. Ahora corresponde repasar la viabilidad tanto de los tiempos como de los montos deseados.
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