Como consecuencia de factores endógenos y también
exógenos, el mercado móvil argentino comienza a sufrir un “envejecimiento”
de sus terminales. La
caída de las ventas en los últimos dos años implica estirar los ciclos de
renovación. Esto surge del informe “Mercado
celular argentino 2019” elaborado por Carrier y Asociados.
El mercado local cuenta
oficialmente con 59 M de líneas en servicio, de las cuales sólo están en
actividad con teléfonos unas 46 M (descontando las líneas no nominadas así como aquellas utilizadas por
otros dispositivos, como los M2M). Por otra parte, durante los 4 años del
período 2015-2018, ingresaron al mercado argentino casi 48 M de terminales
móviles, tomando en cuenta
tanto a los ingresados oficialmente como aquellos que lo hicieron sin declarar.
O sea que hacen falta, en teoría, prácticamente 4 años para renovar
completamente el parque de teléfonos.
Aunque es la tecnología de acceso a Internet de menor
difusión (luego de la satelital), la fibra óptica es la más agresiva comercialmente,
con el menor precio por Mbps y los mayores niveles de descuento. Esto surge del informe “Oferta de Internet fija en Argentina – 2019” realizado por Carrier y Asociados.
Una de las características actuales del mercado
global de smartphones es su leve retracción, que en 2018 fue del 2% y se estima
que este año no muestre variaciones. En este escenario influyó también la falta de
innovación en materia de celulares, lo que les quitó motivaciones a los
usuarios para renovar sus equipos.
Si bien son múltiples las tecnologías de acceso a Internet en el país, por el momento sólo dos aparecen con capacidades capaces de satisfacer las crecientes demandas por ancho de banda. Esto se observa en los productos disponibles, donde los basados en fibra óptica y cablemódem ofrecen capacidades superiores a los 20 Mbps en el 74% y 71% de los casos respectivamente. Esto surge del informe “Oferta de Internet fija en Argentina – 2019” realizado por Carrier y Asociados.
Adicionalmente, la fibra óptica y el cablemódem son las únicas tecnologías que disponen de productos de accesos con anchos de banda superiores a los 100 Mbps. Esta característica se encuentra en el 33% de los productos de fibra óptica ofrecidos y en el 26% de aquellos que utilizan las redes de TV por cable.
No obstante, a estas dos tecnologías podría sumarse en breve el 5G, utilizando la banda de 3.5 GHz que diversos operadores tienen asignada desde hace muchos años para el acceso fijo inalámbrico (FWA por su sigla en inglés para Fixed Wireless Access) que en su momento utilizaron tecnología WiMax. Claro que esto implicará una migración tecnológica aunque ninguna intervención del regulador. Hay que tener en cuenta que muchos de los recientes lanzamientos de servicios 5G comerciales alrededor del mundo estuvieron enfocados al FWA (como es el caso de Uruguay), lo que permite desplegar rápidamente servicios de acceso de gran ancho de banda sin el costo de la acometida (la llegada del cable físico hasta el domicilio del cliente).
Por supuesto, esto no implica que el resto de las tecnologías no tengan todavía un rol relevante en determinados contextos. En las zonas rurales y también en las suburbanas periféricas (ambas de baja densidad poblacional), las tecnologías inalámbricas terrestres tradicionales, ya sea con espectro licenciado o no licenciado, cumplen el rol de complementar a las redes cableadas. Aproximadamente medio millón de hogares se encuentran en áreas no atendidas o subatendidas por las redes cableadas en Argentina.
También hay que tener en cuenta el rol que puede jugar la tecnología satelital. Si bien en la mayoría de los casos con capacidades del orden de unos pocos Mbps, puede mejorar sustancialmente en el mediano plazo. Pero hoy Argentina está retrasada en materia satelital debido a políticas de cielos cerrados en el pasado. Las mismas llevaron a que los nuevos satélites con tecnología HTS (High Throughput Satellite), que permiten accesos con capacidades del orden de las decenas de Mbps, apuntaran a otros países de la región donde sí podían operar. Si bien esto podrá solucionarse en el futuro, la oferta satelital HTS disponible hoy apenas puede atender unos miles de clientes.
A pesar de su gran popularidad, y tal como se observa en el gráfico a continuación, la que ciertamente es una tecnología en retracción es la de ADSL, característica de las empresas con redes de telefonía basadas en cobre. Los grandes operadores ya se encuentran en el proceso de sustitución por fibra óptica en la mayoría de los casos, o por cablemódem, en el caso de Telecom cuando su red basada en el par telefónico se superpone con la de cable coaxil de su servicio de TV por cable. No obstante, es tal su penetración actual que la tecnología ADSL seguirá dando servicio por unos cuantos años más.
En definitiva, lo que ya comienza a percibirse es una lucha por la supremacía en cuanto a capacidad entre la fibra óptica, generalmente instalada por empresas con orígenes en la telefonía, y el cablemódem, producto de las empresas con orígenes en la TV paga. A pesar de la convergencia, las raíces de cada actor siguen a la vista.
El gran apagón eléctrico que vivió Argentina (que afectó también a Uruguay, Paraguay, Brasil y Chile) a principios de esta semana fue una prueba de fuego para las comunicaciones móviles, las cuales, considerando el contexto, salieron airosas. En situaciones como la vivida se toma consciencia de la relevancia de la energía en la vida cotidiana. Y cuando esa ausencia de suministro se mantiene durante horas, todo sistema de contingencia es puesto a prueba.
Así como los celulares funcionan durante horas sin acceso a la red eléctrica gracias a sus baterías, algo similar ocurre en la red. Las antenas suelen contar con baterías que les permiten funcionar por varias horas sin suministro de la red eléctrica y otras partes de la red hacen lo mismo cuando no recurren a sistemas de generación de energía propios.
De esta forma, según información generada por Opensignal, tanto las redes 3G como 4G estuvieron disponibles en al menos un 84% del tiempo que duró el apagón. Aquí hay que tener en cuenta que así como la energía volvió progresivamente, en alguna zonas el corte duró más tiempo que la carga de baterías en alguna antena u otro elemento de la red.
No obstante, en el momento en que ya la mayoría de los usuarios estaban despiertos y la energía no había comenzado aún a volver, hubo un revival del 2014, el año en que peor anduvieron las comunicaciones móviles en el país por una sobresaturación de la capacidad instalada, previa al lanzamiento de 4G.
Con el corte de suministro energético a las 7 am de un domingo, al principio el celular funcionaba normalmente. La red se mantenía funcionando con la energía de respaldo y eran pocos los usuarios conectados. En la medida en que avanzaron las horas y más usuarios comenzaban a conectarse, si bien la red estaba en funcionamiento, se comenzaba a sentir la congestión de la misma. Es que al no funcionar las redes de banda ancha fija, que hacen un importante offload de la red móvil vía WiFi en condiciones normales, toda la demanda se concentró en la red móvil. Así, era común tener buena señal, pero con datos que venían en cuentagotas.
En definitiva, en un escenario totalmente atípico, la red móvil respondió. Una buena en un escenario negativo.
Las postergaciones en los lanzamientos del Samsung Fold primero y del Huawei X Mate ahora demuestran que las pantallas plegables no estaban listas para su comercialización al momento de su anuncio. “Vísteme despacio que estoy apurado” Mobile World
Huawei cuantificó el impacto de las restricciones de los EE.UU.: US$ 30 millardos en dos años. Además, le corta su envión alcista y este año su facturación será igual a la del 2018. Más una caída del 40% en sus ventas de smartphones desde que comenzó todo. Mobile World
Enacom llamó a concurso público para adjudicar frecuencias en la banda de 450 MHz para comunicaciones rurales (Internet, voz y/o datos). Podrá ser para servicios inalámbricos móviles o fijos. Boletín Oficial.
Ahora dicen que Amazon podría instalar un datacenter en Jujuy. Igualmente, desde el gobierno deberían ser más prudentes y no hablar de decisiones que están fuera de su control. No sea cosa que se le vuelva en contra. El Tribuno.
La SAPEM Jujuy Digital recibió el mayor monto asignado a un ANR hasta el momento. Casi $ 24 M para llevar conectividad a 19 localidades sobre la Ruta Nacional 40 en la provincia de Jujuy. Llegó la hora de la SAPEM (Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria)
La fibra no es cosa de grandes ciudades nomás. Twitter Colsecor.
Los despachos de smartphones de gama alta a nivel global cayeron un 8% en Q1 2019, arrastrados por la caída del 20% de Apple. El ciclo de reemplazo de los iPhone pasó de 2 a 3 años. ¿Será como consecuencia de su aumento de precios? Counter Point Search
Preocupados por la dependencia de China para su fabricación, Apple pidió a sus proveedores que planeen llevar su producción a otros países del sudeste asiático. Juega no sólo la guerra comercial USA-China sino también los crecientes costos laborales. Mobile World Live.
Previendo un mayor foco de Huawei en el mercado chino, Xiaomi amplía en US$ 725 M su inversión en su red minorista en aquél país para los próximos 3 años. Bloomberg.
En el día de hoy, el 14 de junio, se cumplen 17 años desde la primera edición de Comentarios. Como todo aniversario, es un buen momento para mirar hacia atrás y también hacia adelante.
Los inicios de Comentarios fueron en tiempos difíciles. No sólo por la obviedad de lo que significaba la crisis del default en 2002, sino también porque el contraste era aún mayor para una industria tecnológica global que había crecido hasta hacer estallar la burbuja. El sector tecnológico local acusaba entonces un doble impacto causado por un factor interno y otro externo. Eran tiempos de necesidad de catarsis, tanto de quien escribía como de quienes leían. Y fue así como poco a poco Comentarios comenzó a ganarse un lugar, muy segmentado, dentro del universo de publicaciones locales que cubren la temática tecnológica.
Desde sus inicios, se apuntó a presentar información con un agregado de opinión. La idea era que la información pura es (o debería ser) similar de un medio a otro. La opinión, no. Y así, buscaba su diferenciación. Más allá del concepto que se tenga respecto de esa opinión, no hay dudas de que es un rasgo característico que se mantuvo a lo largo de estos años. Así como la información original de nuestros propios estudios.
En términos tecnológicos, 17 años no es una vida. Son varias generaciones. Eran tiempos donde Internet era todavía predominantemente dial up y, por impacto de la crisis, favorecía la expansión de los proveedores “free”. La banda ancha recién comenzaba a ofrecerse y era sólo fija, pero un abono de 256 Kbps costaba US$ 120 de aquellos tiempos (US$ 170 dólares a valor actual considerando la inflación en esa moneda). Hoy se puede tener (según la ubicación), 200 Mbps vía fibra óptica a US$ 38 y servicio 4G por US$ 6,5 mensuales. Este abaratamiento que acompañó una mejora del servicio produjo una masificación en el acceso a la infraestructura que fue vital para determinar qué hacemos hoy en Internet y qué haremos en el futuro.
En materia de celulares, había apenas algo más de 6 millones de líneas, que equivalen a 1/10 de la cantidad actual. No había Internet móvil, ni smartphones, ni apps. Y mucho menos se hablaba de miles y miles de dispositivos conectados por km² como se hace hoy con el incipiente 5G. El servicio móvil pasó de ser uno bastante acotado y elitista a ser uno decididamente masivo. Quizás el más.
Google existía como buscador, pero todavía no era una empresa que cotizara en bolsa. YouTube no era siquiera un proyecto, por lo que no había videos de gatitos. No se pensaba que algún día dejaría cuantiosos datos personales en redes como Facebook, cuyo manejo fue en el mejor de los casos laxo. Todavía no habían estallado los SMS como para pensar en un Whatsapp. El celular era para hablar y punto. Instagram y Twitter hubieran sido muy difíciles de explicar en ese entonces. El paisaje de Internet era radicalmente distinto. Quedaba todavía una esperanza de un mundo interconectado mejor y no el temor por otro con odios y mentiras a gran escala de rápida difusión. Interactuar con las voz con algún dispositivo era digno de historias de ciencia ficción.
La PC estaba en el centro de la vida conectada, sin la sombra del smartphone. Eran tiempos en que se estaba produciendo la revolución de las portátiles, que llegarían años después (en el 2010) a ser el formato más vendido. Hoy a nivel global se vende casi el séxtuple de smartphones (1.400 M) que de PC (260 M) evidenciando claramente cuál es el dispositivo central en la conectividad de las personas.
Desde una perspectiva país, las distintas políticas a pesar de dejar que desear en varios casos, no alcanzaron para detener un crecimiento (en líneas móviles, conexiones de banda ancha, capacidad de las mismas, acceso a dispositivos) que quizás podría haber sido más acelerado, pero claramente era irrefrenable. Así y todo, la política siempre se ve tentada a mostrar estos avances como méritos propios y no de la dinámica del sector.
En todos estos años hubo decisiones (u omisiones) que claramente atentaron contra un mayor desarrollo. Se vio en los niveles de competencia, con servicios impedidos según el origen del actor o al no habilitar recursos técnicos (frecuencias, apertura de cielos, facilitación de despliegues) que hubieran impreso un mayor dinamismo al sector. Incluso cuando se quiso controlar o reducir la relevancia de distintos actores se optó por el camino normativo, de difícil aplicación y no el de la competencia (equilibrada) que hubiera sido más eficaz y no hubiera postergado una competencia más intensa por casi una década. Pero cómo será la dinámica del sector que hoy, en un país en recesión y luego de una fuerte devaluación, todavía se sigue avanzando, desplegando fibra, lanzando nuevos productos de TV, mejorando la capacidad y cobertura de las redes, tanto fijas como móviles. Si la economía hubiera sido normal (ni siquiera buena), el sector tendría actualmente un enorme dinamismo.
Así estamos hoy. En un escenario donde la conectividad a Internet se convirtió en un servicio esencial, tal como lo demuestra su adopción masiva. Y si bien el sector tiene una dinámica propia, lo que se haga o deje de hacer desde el Estado incidirá en la velocidad de los despliegues y en la accesibilidad de los productos y servicios tecnológicos. Todavía queda mucho terreno por avanzar. El desafío continúa y allí estará Comentarios haciendo su aporte.
Buscando acelerar la cobertura de los servicios 4G, el gobierno dictó esta semana la resolución 865/2019 que obliga a los operadores móviles a “celebrar acuerdos de itinerancia automática nacional u otras soluciones técnicas alternativas de compartición de infraestructura, para la prestación de sus servicios en los corredores viales y las localidades de entre quinientos (500) y diez mil (10.000) habitantes”. Para ello da un plazo de 30 días para firmar los acuerdos respectivos y 180 días para que los servicios estén operativos. El espíritu de la norma es lograr que en todo lugar donde haya una antena exista cobertura de los tres operadores móviles nacionales. De esta forma, se mejora la disponibilidad de los servicios 4G, independientemente del operador.
En la práctica, esta resolución introduce un cambio en las condiciones de despliegue de 4G establecidas por el pliego licitatorio de 2014, que exigía que cada operador tuviera infraestructura propia en cada rincón del país, sin tener en cuenta la razonabilidad económica de superponer redes en localidades de baja demanda. Afecta a las etapas 4 y 5 previstas originalmente, donde la 4 era para localidades de entre 10 mil y 3 mil habitantes y la 5 llegaba hasta aquellas con más de 500, además de corredores viales específicos. La medida busca así combinar los objetivos del gobierno, que quiere llegar a fin de año con una cobertura de 4G del 93% de la población, y de los operadores, que deben cumplir con las metas de despliegue, aplazadas por la no disponibilidad inmediata del espectro subastado.
Se viene ahora un período de negociaciones entre los tres operadores en el cual deben identificar las zonas en las que no hay presencia física de los tres y el precio que fijarán por el uso de esa infraestructura. También deberán dirimir quién se hace cargo de desplegar la red en las zonas aún no cubiertas por ninguno. Aquí jugará un rol central Claro, quien, por razones históricas, tiene una mayor cobertura en todo el Interior del país.
El precio que se acuerde entre los operadores deberá ser de equilibrio. Si es muy bajo, el poseedor de una red no querrá ofrecerla para habilitar competencia en su área de cobertura sin recuperar sus costos. Si es muy alto, tendrá más sentido desplegar red propia que hacer roaming. En otras palabras, debe haber balance entre precio e inversión así como en la carga por el despliegue de red.
De todos modos, hay que ser cautos. Según la titular del Enacom, a fines del 2018, la cobertura de 4G era del 58% de la población. La meta del 93% es ambiciosa porque cuanto más alta es la cobertura, más cuesta alcanzar cada punto adicional de la misma. Pero la esperanza es lo último que se pierde.