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Avance de fibra

Por lo que puede observarse de los últimos movimientos en el mercado, Argentina podría estar en los albores de una auténtica explosión de la fibra óptica que tanta falta le hace.
Algunos números: Si bien las cifras que publica el ENACOM al tercer trimestre de 2017 indican que había 193 mil accesos de fibra óptica en todo el país, sólo en el balance de Telefónica se declara la misma cantidad a esa fecha, dejando de lado entonces los accesos de Claro (en el Gran Buenos Aires, Mendoza y Salta), Iplan (con una agresiva oferta en CABA), DirecTV (en el Gran Buenos Aires, Córdoba y Godoy Cruz), Telecom (en área no especificada) y otros proveedores en distintos puntos del país. Evidentemente, las cifras oficiales están “desinfladas”.
Actualmente, los accesos de fibra óptica orillan los 400 mil abonados, registrando un importante avance en cobertura (hogares pasados) y adopción (abonados). Y más allá del crecimiento natural, el mismo se verá potenciado por una serie de medidas vinculadas a la compartición de infraestructura que no sólo abaratarán su despliegue sino también lo acelerarán.
Una es el decreto 1060/2017 de la Secretaría de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (SeTIC) que crea la figura de Operador Independiente de Infraestructura Pasiva. El mismo instruye a los distintos ministerios a que toda obra de infraestructura incluya el despliegue de ductos por los cuales se podrán pasar (o “soplar” en la jerga) cables de fibra óptica. Esto alcanza a las obras viales, tendidos eléctricos, de gas, etc. Asimismo, actualmente se está elaborando un pliego de licitación por parte de Ferrocarriles Argentinos para hacer tendidos de fibra óptica en sus trazas, tanto urbanas como de larga distancia. Otro caso es el de la Ciudad de Buenos Aires, la cual desde hace unos años viene desplegando ductos soterrados para luego alquilarlos a operadores que “soplen” fibra a través de éstos (si bien todavía no se han destacado en su comercialización).
Todas estas medidas de compartición de infraestructura reducen sensiblemente los costos de despliegue (se estima que la obra civil representa alrededor del 90% del costo del despliegue de fibra). De esta forma, se hace mucho más eficiente desde el punto de vista económico, al tiempo que se reducen los tiempos de puesta en marcha.
Combinando las necesidades de actualización de las redes fruto de la convergencia (especialmente los pares de cobre hoy utilizados para accesos ADSL) con las facilidades que se están poniendo a disposición para hacerlo, se está creando un escenario que debería potenciar notablemente la velocidad de crecimiento de los accesos de fibra. Se va a poner interesante.

De foe a friend

Esta semana hubo buenas noticias para los usuarios argentinos de celulares, sin importar su operador. Es que cada uno hizo anuncios vinculados al consumo de datos móviles, alcanzando a buena parte de sus clientes.
Por un lado, Personal lanzó la posibilidad de compartir un abono de datos entre múltiples líneas, sin necesidad de que estén bajo la misma titularidad. Un concepto similar a las “bolsas de minutos” existentes para las comunicaciones de voz pero que hoy han perdido vigencia con las llamadas ilimitadas on net (dentro del mismo operador) y el aumento de los minutos para las off net (a otros operadores).
Más repercusión causaron los anuncios realizados por Claro y por Movistar, bonificando el uso (parcial) de Whatsapp a sus clientes, aunque con matices entre uno y otro operador. Ambas propuestas tienen en común que el uso de Whatsapp no se descontará de los MB o GB incluidos en los abonos o planes prepagos. Pero conviene destacar que esto se aplica a el intercambio de texto, fotos, audios de voz y video, pero no así para las llamadas de voz o video. Algunos dirán que el tráfico generado por Whatsapp no es significativo, aunque igualmente los usuarios lo verán con buenos ojos. Más allá de esto, es notable como Whatsapp pasó de ser originalmente una amenaza para los operadores móviles (impactando notablemente en su negocio de SMS) a convertirse en un aliado para competir.
Con los anuncios vinculados al uso gratuito de Whatsapp se pone en evidencia que el concepto de neutralidad de la red no siempre es favorable a los usuarios. Es que en la oferta de Whatsapp gratuita entra en la categoría denominada “zero rating” de pago revertido de datos. Es decir, es el operador quien subsidia el uso de esta aplicación. Para los puristas de la neutralidad de la red, esto no debería suceder, ya que, argumentan, es el operador quien decide arbitrariamente qué aplicación no generará un cargo en el tráfico de datos, lo que deja a las alternativas en desventaja. Pero en este caso, difícilmente el 96% de los usuarios de smartphones que usan Whatsapp se queje. Tampoco la principal alternativa, el Messenger de Facebook (dueño también de Whatsapp). Quizás sí podría cuestionar la medida una app como Telegram. Así, muchos de los activos defensores de la neutralidad de la red quizás no se quejen. Además, si el ENACOM decidiera cuestionar estas ofertas y obligar a las operadoras a dar marcha atrás equivaldría a una medida muy impopular…
Todos estos anuncios, que se dieron el mismo día, marcan también un probable recalentamiento de la competencia en materia de servicios móviles. Quizás apenas el puntapié inicial de una intensificación de la competencia a un mes de la entrada en vigor (parcial) de la convergencia. Una situación que, especialmente ante la fusión de Telecom y Cablevisión (más allá de las exigencias que podrían surgir), también se refleja en un acelerado despliegue de fibra óptica por parte de Telefónica y Claro. Todavía no llegó la convergencia, pero ya se largó.

Tuits selectos

Recalculando

Esta semana tuvieron lugar, como sucede anualmente, las Jornadas de ATVC (entidad que agrupa a operadores de TV por cable). Se trata de un evento interesante per se, pero este año el atractivo era aún mayor ya que el tema convergencia iba a estar al tope de la agenda. No defraudó.
El plato fuerte vino por el lado del titular del ENACOM, quien, acorralado por algunos periodistas, dejó definiciones que conviene repasar. Las mismas fueron publicadas en Página/12 e iProfesional.
Aunque no por inesperado, el anuncio más relevante fue la confirmación de que el gobierno está evaluando dejar sin efecto o al menos acotar la prohibición por la cual los operadores de telecomunicaciones no pueden dar servicios de televisión satelital (DTH). Fue el actual gobierno quien, recién asumido, estableció esta prohibición a través del DNU 267/15. Pero el escenario era otro y se vio radicalmente alterado con el anuncio de la fusión entre Cablevisión y Telecom.
Como contrapartida, se evalúa establecer exigencias de inversión para que las telefónicas (léase Telefónica y Claro) avancen con el despliegue de sus redes de fibra óptica. No debería haber mucha oposición con esto (salvo que la exigencia sea desmedida), ya que las telefónicas son las principales interesadas en desarrollar su red de fibra óptica, no sólo para dar servicios de banda ancha, sino también para TV. Cuantos más servicios ofrezcan sobre esa red, más rápido será el retorno sobre la inversión realizada. De hecho, anticipándose al escenario de convergencia, Telefónica sumó 100.000 suscriptores a su servicio de fibra óptica en sólo 8 meses, pasando de 20.000 a 120.000. Es claro que la DTH, esencialmente una tecnología unidireccional, no tiene una vida útil muy extendida en tiempos de modelos interactivos y bajo demanda para el consumo audiovisual. Se trata más bien de un recurso de transición para que las telcos puedan empaquetar servicios mientras actualizan sus redes. Una oferta de DTH con un ADSL de 6 Mbps difícilmente pueda competir con los combos de TV digital y banda ancha de 20 o más Mbps que ya ofrecen los principales operadores de TV paga. En otras palabras, ningún operador, sin importar su tamaño, puede darse el lujo de no tener una red fija apta para las exigencias de los servicios convergentes. [Más sobre el tema de la DTH aquí] Algo que no se menciona en las notas, pero que se rumoreó en el mercado y podría ser parte de la negociación, sería que las telcos que quieran dar DTH lo hagan a través de los satélites de Arsat.
Otro aspecto considerado en relación con la TV es que las telcos puedan ofrecer este servicio en centros urbanos por debajo de los 600.000 habitantes (límite actual que sólo les permite operar en Buenos Aires, Rosario y Córdoba). Esto permitiría a las telcos ampliar su mercado potencial para DTH y posteriormente TV por cable, aunque el piso se mantendría localidades de menos de 80 mil habitantes.
También habría cambios en materia de espectro. En la nota de Página/12, así al pasar y como quién no quiere la cosa, el titular del ENACOM anuncia que Arlink devolvió finalmente el espectro que se le había asignado en la licitación de 4G y el remanente de 2 y 3G. El funcionario confirmó que el grupo Vila-Manzano, a través de Arlink, renunció a seguir con el juicio que mantenía con el organismo regulador y devolvió el espectro. A cambio, el grupo recuperó los US$ 20 M de caución que habían presentado. Se podrá objetar que Arlink la sacó barata, ya que finalmente recupera la caución. Pero se trata de una salida política a un tema que nació conflictivo. En efecto, Arlink no estaba en condiciones económicas de construir una 4° red móvil, por lo que nunca debería haber ganado esa licitación. Luego la cosa empeoró cuando el gobierno anterior se negó a venderle dólares para pagar por el espectro, y allí la cosa se trabó hasta hace unos días. Aunque con costos, el tema parece resuelto finalmente. Por lo pronto, el funcionario aclaró que el espectro devuelto volverá a ponerse a disposición.
Muy vinculado a lo anterior, el titular de ENACOM no descartó que se reconsideren los topes de espectro que un operador móvil pueda tener, lo que sin dudas influirá en la decisión de si la fusionada deba devolver eventuales excedentes como requisito para aprobar la fusión.
Resulta evidente por estas declaraciones que el gobierno se encuentra recalculando como un GPS. El anuncio de la fusión de Cablevisión y Telecom alteró radicalmente el panorama de un sector en el cual se habían introducido una serie de modificaciones para, como decían las autoridades, nivelar la cancha. Hoy el desnivel se ha alterado y están buscando alcanzar un nuevo equilibrio. Pero en la búsqueda de esta nueva homeostasis el gobierno deberá deshacer muchas medidas que tomó desde su asunción. Algunas, como el tema espectro, se resuelven fácilmente mediante resoluciones. Otras, como la DTH, se abordarían con un nuevo DNU, ya que el impedimento para que las telcos dieran estos servicios fue creado con este instrumento que tiene fuerza de ley. Por lo tanto, hace falta otro instrumento equivalente (un nuevo DNU o una ley) para deshacerlo. Seguramente confíen en hacer una buena elección legislativa que le daría un renovado brío político como para poder instrumentar estos cambios sin demasiados sobresaltos. Se vienen semanas de mucho lobby…

Zanjando diferencias

Si hay algo que no se le puede negar al actual regulador es su propensión a otorgar espectro para servicios móviles. Esta semana dio un nuevo paso en ese sentido, al publicar la resolución 3687 que describe el mecanismo para el otorgamiento de espectro en la banda de 2.5 GHz.
Las frecuencias en la banda de 2.5 GHz fueron agrupadas en tres lotes, los cuales serán otorgados a demanda de los actuales operadores móviles (Claro, Personal y Movistar). Cablevisión-Nextel no podrá pedir asignación en este caso por haber alcanzado el máximo que puede tener en esta banda. Cada uno de los interesados deberá optar por un único lote y presentar sus propuestas. El acto de apertura de sobres se realizará a fines de este mes de mayo. Una vez adjudicados, los operadores deberán iniciar la prestación de servicios de uno a cuatro años luego de que sea oficial la asignación en función de la modalidad de las frecuencias. En el caso de las que son en modalidad FDD, los plazos para el despliegue son 12 meses en CABA, 18 meses en el AMBA y 24 meses para las capitales de provincia. Para el resto de las localidades, 48 meses. Para aquellas que son en modalidad TDD, el plazo para comenzar a operar será de 48 meses. Esto es así porque el ecosistema para FDD se encuentra más desarrollado y maduro que aquél para TDD. La duración de la asignación del espectro será de 15 años.
Se trata de una forma de poner punto final a la tensión que generó el acceso de Cablevisión-Nextel a estas frecuencias. De hecho, quienes hagan oferta por este espectro automáticamente renuncian a cualquier tipo de reclamos tanto en relación al “procedimiento de refarming” así como al mecanismo de asignación a demanda. Todo sea por lograr una suerte de Pax Romana…

Tuits selectos

D’Artagnan, cada vez más cerca

Que la industria móvil tuviera sus ojos puestos en Barcelona no fue impedimento para que se hablara, y mucho, del ingreso de Cablevisión a este negocio. Y no tanto porque hubiera novedades luego del decreto 1340 (analizado aquí, en momentos en que ya no se publicaba Comentarios). Es más, el gobierno fue cumpliendo con lo prometido, como avanzar con la reatribución de espectro originalmente de servicios fijos a servicios móviles, y la autorización para que Cablevisión pueda comenzar a dar estos últimos. Solo falta ahora que se definan las condiciones económicas y exigencias de despliegue, algo que no debería tardar en definirse.
Por supuesto, toda esta situación tiene inquietos a los actuales operadores móviles, con Telefónica como cara visible, quienes sostienen que hay razones técnicas y jurídicas que les permiten cuestionar la forma en que Cablevisión accederá al espectro. A pesar de estos reclamos, el gobierno se muestra decidido a avanzar hacia el surgimiento de un 4º operador móvil de la forma en que lo viene haciendo. Sin embargo, durante su visita a España en la semana previa al MWC, el presidente de la Nación se reunió con el CEO de Telefónica y prometió diversas cosas como para bajar los decibeles de la discusión: liberar la banda de 700 MHz por la que los operadores móviles ya pagaron 2 años atrás y aún no recibieron (algo que tiempo atrás se afirmó ocurriría durante este mes de marzo), equiparar el límite de espectro para todos los operadores, permitir que las operadoras puedan compartir infraestructura en localidades de menos de 10.000 habitantes (una absurda limitación impuesta por el pliego de 4G) y arrancar efectivamente el 1° de enero de 2018 con la oferta de servicios de TV, lo que implicaría que ya estuviese vigente la reglamentación específica. Ahora esperan que estas promesas se transformen en hechos.
Por lo pronto, la alternativa de llevar sus reclamos al CIADI parecen ir perdiendo fuerza, dejando atrás también la posibilidad de frenar inversiones (medida con la cual hubieran sido los principales perjudicados). Por el contrario, Telefónica anunció durante el MWC que prevé invertir $ 38.500 millones (alrededor de US$ 2.400 millones) entre 2017 y 2019. Como parte de esta inversión apuntan a pasar con fibra óptica unos 600 mil hogares, muy probablemente en zonas donde la oferta actual de redes es deficiente más que en áreas de alto poder adquisitivo ya cableadas por operadores de TV por cable.
Lo interesante de toda la movida que está realizando Cablevisión para convertirse en el nuevo 4º operador es que parece alejar el fantasma de su fusión con Telecom. Las inversiones realizadas en adquirir Nextel primero y el espectro después, más las que tendrá que realizar por la reatribución de este último así como las que necesitará para desplegar la red (a lo que hay que sumar el costo político para el gobierno de esta movida) hacen pensar que es demasiada erogación si la idea es llegar a una fusión en el corto plazo. Por su parte, Telecom se encuentra en plena reorganización de sus sistemas para estar lista para la convergencia. Aparentemente, diferencias en cuanto a quién tendría el control de una eventual operación conjunta habrían llevado al operador de TV por cable y banda ancha a avanzar con una estrategia en soledad. Por todo esto, en la medida en que pase el tiempo y la fusión no se concrete, menos probabilidades tendría de ocurrir.
Es quizás el fantasma de esta fusión lo que más inquieta a sus competidores. Una operación conjunta de Cablevisión y Telecom crearía automáticamente un operador fuerte en TV paga, banda ancha, telefonía fija y telefonía móvil. O sea, se convertiría en el primer operador convergente, con más fortalezas que una Telefónica arrancando en el negocio de TV paga e iniciando un largo y oneroso despliegue de fibra, y por supuesto, mucho más fuerte que una Claro que mayormente tiene servicios móviles pero muy poco para dar servicios fijos a nivel residencial. Lo que suceda durante los próximos 18 meses será clave para delinear el escenario competitivo en un marco convergente.

Sin vencedores ni vencidos (por ahora)


El reciente decreto 1340/2016 introdujo algunas definiciones conceptuales contundentes en relación a la política del gobierno en materia de comunicaciones convergentes. Sin embargo, muchos puntos espinosos no terminan de ser precisados, quedando las definiciones postergadas hasta tanto el regulador, a través del Ministerio de Comunicaciones y del ENACOM, así las defina.
En líneas generales, quedan en claro dos puntos. Uno es la prioridad que se le asigna a la inversión por sobre la competencia, al menos en el corto plazo. Es indiscutible que Argentina se encuentra atrasada en términos de infraestructura fija, con una razonable penetración, pero un bajo ancho de banda promedio y con grandes diferencias en el mismo a nivel geográfico. Por lo tanto, no se puede hablar seriamente de competencia sin un fuerte proceso inversor previo. El otro punto, y que armoniza con el anterior, es la política expresa de habilitar a las comunicaciones móviles cuanto espectro sea posible, priorizándolo por sobre otros servicios.
La convergencia total implica que cualquier operador pueda dar todo tipo de servicio. Y teniendo en cuenta el escenario actual, las miradas se centran en el ingreso de las empresas de telecomunicaciones al negocio de la TV, así como en la incorporación de servicios móviles por parte de empresas proveedoras actualmente de servicios fijos (banda ancha y TV).
Por el lado de la TV, el decreto establece que las empresas de telecomunicaciones que están impedidas de dar servicios de comunicación audiovisual (Claro, Telecom y Telefónica) podrán comenzar a hacerlo a partir del 1° de enero de 2018. Sin embargo, sólo podrán dar servicio inicialmente en las áreas metropolitanas de Buenos Aires, Rosario y Córdoba capital, todas áreas donde opera Cablevisión. Son las tres principales ciudades del país que en su conjunto concentran el 36% de la población del país. Esto implica que el restante 64% no accederá a los beneficios de una mayor competencia por un tiempo no determinado. El decreto exceptúa del ingreso de las telcos al servicio de TV en localidades de menos de 80.000 habitantes. Se trata de una medida “para la tribuna”, ya que no son mercados de interés para grandes operadores debido a su baja concentración de población. Pero no establece plazos para todo el resto de las localidades que se encuentran entre éstas y las tres más grandes especificadas. Por lo tanto, quedan fuera de este nuevo entorno competitivo ciudades como Mendoza, para alegría del grupo Vila-Manzano. Así, ésta es una medida que favorece a la industria del cable, a excepción principalmente de Cablevisión y de Telecentro.
Por otra parte, se mantiene el impedimento de que las telcos ofrezcan servicios de TV vía satélite. En términos técnicos, esto va en contra de la libertad tecnológica del operador para elegir cómo ofrecer sus servicios. No obstante, primó una visión más enfocada a la inversión, ya que las telcos deberán mejorar la capacidad de sus redes de cable para dar este servicio. La competencia en TV deberá esperar a este despliegue. No obstante, DirecTV se mantiene al margen de esta limitación, permitiéndosele retomar legalmente los servicios (y sus tecnologías) que tenían hasta la publicación del decreto 267. Además de TV satelital, DirecTV ofrece desde hace años acceso a Internet inalámbrico y estaba expandiendo este servicio hasta que el decreto mencionado congeló sus planes. Vuelve a su status anterior, invirtiendo en su red terrestre.
El ingreso de nuevos jugadores al terreno de los servicios móviles es más complejo y espinoso. El decreto anticipa normas y procedimientos para asegurar la reatribución de frecuencias ya asignadas para que sean aptas para servicios móviles. Menciona también que deberán definirse compensaciones económicas (por el mayor valor que tiene el espectro fijo respecto del móvil) así como las obligaciones de cobertura y metas específicas. Si bien muchos vieron a Cablevisión-Nextel como el más favorecido, lo concreto es que sin conocer los aspectos que quedan por definir, no se sabe a ciencia cierta cuán atractivo resultará este proceso. Como reza el dicho, el diablo está en los detalles.
Por otra parte, menciona que se podrá asignar espectro no sólo a los actores actuales sino también a prestadores locales o regionales de servicios TIC en sus áreas de operaciones. Esto permite deducir que el gobierno piensa no ya en un único 4° operador sino en múltiples 4° operadores, cada uno en áreas geográficas distintas. Esto se vería potenciado con la puesta en funcionamiento de la Red de Protección Pública y Operaciones de Socorro, Defensa y Seguridad, pensando en situaciones de emergencia. Según declaraciones radiales del Ministro Aguad en el programa TMT conducido por José Crettaz, la idea es llamar a licitación para la construcción de una red que, como tendrá capacidad ociosa la mayor parte del tiempo, sirva también para ofrecer servicios mayoristas, utilizando las bandas de 700 MHz y 2,5 GHz. Toda una novedad.
El surgimiento y desarrollo de nuevos operadores móviles no sólo tiene que ver con el espectro sino también con temas más áridos, pero no menos relevantes como condiciones de interconexión o de roaming. En el caso de la interconexión se establecerán tarifas asimétricas por el término de 3 años prorrogables por 18 meses más. Si bien señalan que inicialmente se tomarán como referencia promedios de tarifas para servicios similares en Latinoamérica, no se indican cuáles serían las condiciones que podrían dar lugar a la mencionada prórroga. El roaming, que permitirá que clientes de un operador regional usen su servicio más allá del área de cobertura original, será obligatorio por 3 años. Ambas son medidas para ayudar a entrantes mientras se desarrollan, donde lo que se debate es si ese plazo es adecuado o exiguo.
Finalmente, se fijó en 15 años la no aplicación de la desagregación del bucle en redes NGN de última milla. Esto implica que, durante este término, los operadores que desplieguen en adelante redes de última milla NGN (fibra óptica o cable coaxil) no estarán obligados a permitir que otros operadores utilicen esa infraestructura para dar sus servicios. Garantizando la exclusividad del uso de sus propias redes de última generación, motiva a las telcos (Telecom y Telefónica por tener una tecnología vieja y Claro por prácticamente no contar con infraestructura cableada) a invertir en el desarrollo y capilaridad de las mismas, aunque esta protección también aplicaría para los nuevos tendidos de los actuales operadores de TV por cable. Aquí nuevamente se ve el foco en la inversión por sobre la competencia. No obstante, si el término de 15 años es el adecuado, es materia debatida.
Tácitamente, el gobierno afirma que en materia de convergencia hoy la prioridad es multiplicar la inversión. La competencia real y efectiva deberá esperar mientras se despliegan las redes (fijas y móviles) necesarias. Sin embargo, todavía quedan pendientes muchas definiciones, más técnicas, pero no menos políticas, que pueden inclinar la cancha para uno u otro lado. Lo que está asegurado es que la acción se mantendrá en los próximos meses.

Balance amargo

Cuando quedan pocos días para cerrar el 2016, es hora de hacer un repaso de este año que arrancó con enormes expectativas y que cierra con gusto a poco.
La política respecto de la convergencia arrancó con la creación del Ministerio de Comunicaciones, pero tuvo su primera definición de peso con el decreto 267. El mismo quiso ser la piedra fundacional de una nueva era en las telecomunicaciones argentinas y terminó siendo un corsé. Es que, así como el decreto desactivó ciertas normas existentes que limitaban la expansión de las redes de TV por cable (y por lo tanto de banda ancha), también implicó un paso atrás para las empresas de telecomunicaciones, que vieron cómo se les quitaba la posibilidad de dar servicios de TV que les habían conferido un año atrás. A esto se sumó el impedimento de dar servicios de conectividad a los proveedores de TV satelital. Como enfoque convergente, resultó muy sui generis.
Desde el punto de vista administrativo, la actual gestión se destacó por “sacar trámites” cuyos expedientes se acumularon en el ENACOM. Entre ellos la compra de Nextel por parte de Cablevisión y la toma de control de Telecom por parte de Fintech (que recibió además el visto bueno de la CNDC), a lo que luego se sumó la compra por parte de Cablevisión de diversos ISP inalámbricos. Fue una gestión expeditiva desde el punto de vista burocrático, más aún contrastando con la administración anterior donde hasta el trámite más sonso estaba condenado a juntar polvo.
Este cuadro de situación hizo que tanto Telefónica como Claro (ambos operadores de TV paga en otros países) focalizaran sus inversiones en el desarrollo de la red celular, como venían haciendo, sin desesperarse por la inversión en la red fija, necesitada de un ARPU superior que la justifique. Telecom aprovechó este impasse para hacer su propia reconversión luego de la toma del control por Fintech que produjo el inevitable recambio en el management. Cablevisión siguió desarrollando normalmente su producto fijo, pero no pudo hacerlo con el móvil. La falta de espectro, que busca solucionar con la reatribución del obtenido por la compra de los ISP, hizo que no pudiera avanzar como hubiese deseado en la migración de su red iDen a una red 4G. Por el lado de DirecTV, logró seguir avanzando con la posibilidad de ofrecer acceso a Internet, aunque en forma precaria desde el punto de vista regulatorio. En este escenario general, con los diversos actores con el freno de mano puesto, no hay que preguntarse por qué no llovieron las inversiones que se esperaban por parte del sector convergente.
Desde el gobierno entendieron que el marco regulatorio montado no resultó lo que pensaron. Por ello se aprestan a emitir un nuevo decreto que, dicen, corregirá algunos de los puntos en los que falló el decreto 267. Una norma que se viene discutiendo y negociando desde hace meses. Mientras tanto, no se pudo cumplir con el objetivo inicial de tener un proyecto de ley de convergencia para fines de este año. El plazo se ha estirado al primer semestre del año entrante. Las dificultades para emitir un decreto que corrija algunos de los varios puntos clave en los que falló el 267, una decisión exclusiva del Poder Ejecutivo, dan la pauta de lo difícil que podrá ser acordar una ley con la oposición en el Congreso. Más en un 2017 que será un año electoral. Buena suerte.
Así el entusiasmo inicial en la industria respecto de lo que podría deparar el 2016 para los operadores, seducidos por un discurso donde se repetía la palabra “convergencia” se fue diluyendo. No llegó a ser un año de transición sino más bien de congelamiento. Y así se fue el primer cuarto de la actual gestión de gobierno.

Content is King 2.0

Content is kingCasi desde el inicio de Internet, se supo que el contenido era el factor clave. Esta situación llevó incluso a la mega operación por la cual Time Warner compró America Online en lo que terminó siendo uno de los peores fracasos de la historia corporativa, convirtiéndolo en caso de estudio por la destrucción de valor que produjo. Lo que en esos tiempos se buscaba era disponer de una red de distribución barata para los contenidos que se tenían. Pero como lo demostró el caso mencionado, una distribución barata no creaba valor automáticamente para los contenidos.
Hoy estamos ante una nueva oleada del matrimonio entre infraestructura y contenidos, aunque el objetivo sería distinto: dotar de un diferencial (contenidos) a un commodity (infraestructura). Claro que, para que el contenido sea realmente un diferencial, éste debe ser exclusivo. Cuando AT&T compró DirecTV, no sólo accedió a una amplia programación y un servicio que se complementaba con sus redes móviles y fijas para poder armar paquetes. También accedió a contenidos sobre los cuales DirecTV tiene exclusividad en EE.UU., como es el caso de determinados partidos de la NFL (National Football League). Se trata del contenido considerado como el más valioso en aquél país.
Es cierto que en la región los dos principales operadores de telecomunicaciones, Claro y Telefónica, ofrecen también contenidos de TV (no es el caso de Argentina). Pero éstos de por sí no son “el” negocio a futuro. Así lo entiende Jeffery McElfresh, presidente de DirecTV Latin America, quien recientemente declaro que “para nosotros, la televisión de pago no es el producto más importante para el futuro; los sectores de banda ancha y telefonía móvil son muy importantes para AT&T”. No obstante, la combinación de contenidos atractivos con exclusividad es una forma de potenciar el atractivo de una propuesta de conectividad.
Los servicios de telecomunicaciones son un commodity, a pesar de que no todas las redes funcionan igual. Algunas tienen más capacidad (como pasa hoy en Argentina con las principales redes de TV por cable), otras tienen más calidad técnica o un mejor servicio comercial y técnico. Pero se trata de virtudes más difíciles de apreciar por un consumidor al momento de elegir entre uno u otro proveedor (cuando la opción está disponible, obviamente). No obstante, si un operador puede sumar a su servicio algún contenido en exclusividad, éste puede ser el factor que incline la balanza a su favor en la mente del consumidor al tiempo que actuará como un factor de retención entre los clientes existentes.
Claro que disponer de contenidos que sean simultáneamente atractivos y exclusivos no es tarea sencilla, ni para cualquiera. Cuando la exclusividad no existe, los operadores buscan al menos simplificar el acceso a los mismos. Esta es la estrategia que está siguiendo en Argentina Cablevisión, quien el mes próximo presentará formalmente Flow, su plataforma de distribución online de la programación que ofrece a sus abonados de TV por cable. No sólo se trata de adaptarla a la transmisión por Internet sino de agregarle otras funcionalidades como acceso a pedido (on demand) a toda la grilla. Una plataforma que permitiría, al menos técnicamente, ofrecer su grilla sobre redes de terceros.
En momentos en que, de la mano de Internet, los contenidos se independizan de las redes de distribución, éstas buscan las formas de evitar esta independencia siendo dueñas de ambas partes de la ecuación y que su combinación sea superior a su suma.

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