Internet y la digitalización rompieron la íntima relación tanto de contenido y red como de contenido y dispositivo. Así como la voz se independizó de la red telefónica y el video de la red de cable (generando una enorme disrupción en ambas industrias), algo similar ocurrió con los dispositivos. Desde hace tiempo se puede establecer una llamada de voz desde una PC o una tablet, y más recientemente se puede observar el crecimiento de diversos dispositivos para consumir contenido en video. Mientras que hasta hace unos años el video por Internet fue originalmente territorio exclusivo de la PC, en los últimos tiempos otros equipos digitales han ganado terreno como dispositivos de reproducción, impulsados la popularización de los OTT. Esto surge del informe “Tecnología residencial 2017” realizado por Carrier y Asociados.
Tan sólo en la comparación entre 2016 y 2017 se observa un retroceso en el uso de la PC como dispositivo de reproducción de video OTT, pasando del 76% al 64% de los usuarios que consumen estos servicios. Se trata del único dispositivo cuyo uso cayó, ya que todos los demás crecieron, encabezados por la Smart TV o TV conectada que subieron 18 puntos, el smartphone que lo hizo 17 puntos y en menor medida la tablet, con 9 puntos.
La suba generalizada en la utilización de diversos dispositivos para consumir video OTT evidencia también la multiplicación de los mismos. Esto es un indicador de que se han sumado diversas situaciones de consumo, desde la comodidad del hogar en un living o dormitorio con la TV conectada o Smart TV, hasta la intimidad y movilidad de un smartphone o una tablet. Lejos quedaron los tiempos en que la única forma de consumir contenido en video era exclusivamente a través de un televisor en algún lugar determinado del hogar. Hoy el video está disponible en todo momento, lugar y situación.
Diversificados
La existencia de PC y de smartphones son una constante en los hogares argentinos conectados. Pero ya no están solos. En los últimos años ha sido notable el avance de otro tipo de dispositivos, orientados principalmente al consumo de contenidos y entretenimiento. Esto surge del informe “Tecnología residencial 2017” realizado por Carrier y Asociados.
Disponer de al menos una PC (cifra que actualmente llega a un promedio de 2,3 por hogar) es natural, ya que el acceso a Internet desde el hogar requirió históricamente de este dispositivo. Más cerca en el tiempo, la explosión de los smartphones, hoy superando ampliamente los 30 millones, hicieron que éstos también se volvieran habituales en el paisaje doméstico. La penetración de ambos dispositivos se encuentra entonces en un punto prácticamente de saturación para los hogares conectados.
Sin embargo, en los últimos dos años se han registrado marcados crecimientos de otro tipo de dispositivos conectables. Las Smart TV, presentes en el 58% de los hogares conectados, encabezan este segundo grupo, creciendo marcadamente en los últimos 2 años. Las mismas son más habituales en los hogares con hijos (de todas las edades). Luego siguen las tablets (50%) y las consolas conectables (35%), en ambos casos más populares en los hogares con hijos menores. Las tablets suplen a los smartphones en el caso de los menores que todavía no usan celulares, ofreciendo las mismas funcionalidades a un costo sensiblemente menor.
Un dato significativo es que en los hogares jóvenes (donde todos sus integrantes son menores de 34 años) es donde más baja es la penetración de PC (89%). Un adelanto quizás de cómo irá perdiendo relevancia como dispositivo hogareño.
A favor de la diversidad (de pantallas)
En sus orígenes, el atractivo de los OTT de video era la posibilidad no sólo de acceder a contenidos distintos y más variados, sino también poder consumir bajo demanda, dejar y retomar en el punto en que se había abandonado y tener una fuente alternativa de consumo. Pero con el tiempo y la proliferación de dispositivos conectables, el hecho de permitir el consumo desde múltiples pantallas se fue haciendo cada vez más relevante. Esto surge del informe “Internet y consumo audiovisual -2017”, realizado por Carrier y Asociados.
En los primeros tiempos, el consumo de los OTT de video era dominado por la PC. Ésta ofrecía la conectividad combinada con una pantalla de tamaño adecuado y de buena calidad. Pero el aumento de la adopción de otras pantallas, desde la grande y conectada Smart TV, las TV no Smart pero conectadas a dispositivos como el Chromecast, Apple TV, consolas de videojuego y otros, pasando por las más portátiles y personales como el smartphone o la tablet, fueron mejorando la experiencia del consumo audiovisual. Así, la PC perdió su supremacía como dispositivo de acceso a los OTT, y su lugar fue tomado por el televisor.
Como dispositivo de visualización, la PC, si bien todavía relevante, fue cediendo terreno, perdiendo 12 puntos entre los usuarios que consumen OTT. El resto de los dispositivos, por el contrario, fue ganando aceptación, con la TV (Smart o conectada) creciendo 18 puntos, el smartphone (cuya pantalla también creció en tamaño en los últimos tiempos) haciéndolo 17 puntos y las tablets avanzando 9 puntos. Multipantalla es más que una palabra de moda.
La evolución del OTT
El avance en el consumo de servicios OTT de video, que pasó en un año del 55% al 66% de los usuarios de Internet en Argentina, no sólo implica un avance cuantitativo, sino también esboza un cambio cualitativo en cuanto a las motivaciones para hacerlo. Esto surge del informe “Internet y consumo audiovisual -2017”, realizado por Carrier y Asociados.
Dentro de los motivos para consumir servicios de video OTT, la posibilidad de ver temporadas completas de series (y, por qué no, hacer “maratones”) sigue encabezando la lista, con un leve avance respecto del año anterior.
Donde más crecimiento se observa es en la posibilidad de ver los contenidos en múltiples pantallas y en la percepción del servicio como económico. La tendencia a ver video en otras pantallas está alimentada por la masificación de los smartphones (cada vez con pantallas de mayor tamaño) y un avance de las tablets. Esto sin olvidar el sostenido crecimiento de las Smart TV que simplifican notablemente el consumo de OTT. En cuanto al tema precio, y más allá de la comparación con un servicio de TV paga (por cable o satelital), el hecho que en el caso de Netflix (por lejos el OTT más popular) el mismo esté en dólares y el valor de éste haya estado estancado por mucho tiempo, hizo que el costo relativo del abono fuera bajando. Quizás una de las razones por la cuales Netflix esté ajustando sus tarifas en pesos en estos días.
Otro dato interesante es el crecimiento de quienes consumen OTT por no tener TV paga. Esto no necesariamente implica un avance en similar magnitud del temido “cord cutting”, pero sí que los OTT pueden ser un sustituto o al menos un paliativo para aquellos que no están abonados a la TV paga.
Donde los OTT parecen haber perdido algo de terreno es en la selección de contenidos. Es que los OTT compiten en la profundidad de los contenidos (más series, más películas) pero no tanto en la diversidad (deportes, música, etc.). Esto da para pensar que hay lugar para otros OTT más segmentados o, en el otro extremo, agregadores de todo tipo de contenido (en una propuesta similar a la de Flow).
Los motivos mencionados permiten prever que la TV paga, en los casos en que se haya aggiornado, tendrá más elementos para pelear. Aquí hay que pensar no sólo en el caso de Flow sino también de las propuestas que harán, a partir de 2018, tanto Telefónica como Claro, donde la alternativa de un producto OTT antes que IPTV (por la inversión y tiempos de despliegue que demanda) no debería descartarse. En cualquier caso, una propuesta de TV moderna incluirá temporadas completas y multipantalla, tendrá una selección más variada de contenidos y podrá llegar a consumidores sin TV paga. El precio, será algo por definir.
La nueva publicidad
Esta semana hubo una interesante noticia proveniente del mercado del video online en los EE.UU. según la cual, los ingresos publicitarios del streaming en la TV (vía dispositivos conectados, consolas y Smart TV) superaron a aquellos de los provenientes de videos reproducidos a través de los navegadores de PC.
Según un informe que analiza las audiencias y su interacción con publicidades entregadas vía servicios OTT, un 58% de los hogares estadounidenses los consumen directamente desde su TV. Entre los más populares no está la utilización de las apps de las Smart TV sino de dispositivos conectados, tales como Chromecast, Roku o Apple TV.
Si bien no hay registros públicos del consumo y/o facturación de la publicidad por streaming en Argentina, sí hay información respecto de los dispositivos utilizados para su consumo. Según el informe “Internet y consumo audiovisual -2017”, realizado por Carrier y Asociados, la TV conectada (ya sea directamente en el caso de los Smart TV o a través de algún dispositivo conectado) es la opción más elegida, utilizada por el 88% de los usuarios habituales de servicios de video OTT (donde domina Netflix).
La PC aparece en segundo lugar, utilizada por el 64% de los usuarios. Luego se ubica el smartphone (38%), que permite no sólo el consumo en movimiento sino también la privacidad del consumo individual, al igual que las tablets (25%).
En definitiva, más allá de la multiplicación de pantallas, la TV tradicional sigue siendo la reina, con mayor tamaño y más confort para la visualización.
Todo tiene un límite (y no es el cielo)
Esta semana, Cablevisión-Fibertel sacudió el mercado de banda ancha adoptando una medida que ya se dio varias veces entre los operadores móviles: la duplicación del ancho de banda sin costo adicional. Como parte de las acciones de los festejos por cumplirse los 20 años del lanzamiento del primer producto de banda ancha en Argentina, bajo el nombre de “Duplicate”, con sólo aceptar la promoción, un cliente automáticamente duplica el ancho de banda de su conexión.
Pero también ocurrió que la promoción hizo que algunos usuarios prestaran atención a las condiciones legales y se desayunaran con que Fibertel establece una cuota de transferencia de datos mensual (o cap), la cual varía en función de cada servicio: 250 GB para las velocidades de 12, 25 y 50 Mb y de 350 GB para 100 Mb. En realidad, estas cuotas no son nuevas, ni son condición de la promoción, sino que ya existían (según Cablevisión desde el 2011), sólo que ahora ganaron visibilidad. Alcanzado este límite, la conexión no se corta, sino que baja la velocidad a 3 Mb para el producto de 12 Mb, y a 6 Mb en los de 25 y 50 Mb hasta que se reinicia el ciclo de facturación. Algo que en la jerga se denomina throttling.
Más allá de que, lógicamente, como usuario nadie quiere verse restringido, la tarifa plana (esto es, consumir datos sin ningún tipo de limitación a un precio fijo) es algo difícil de sostener en el largo plazo. Los primeros en eliminarla fueron los operadores móviles. De hecho, éstos no venden por ancho de banda sino que sus abonos se diferencia principalmente por la cantidad de tráfico incluido (1 GB mensual, 3, 10, etc.). En los accesos fijos, es algo que se comenzó a difundir particularmente con el crecimiento del video por Internet. Los YouTube, Netflix y otros son responsables hoy del 61% del tráfico total (según Cisco Virtual Networking Index) y crecerá al 83% en 2021.
El tráfico de datos no para de crecer. No sólo porque hoy hay más aplicaciones que utilizan video, como Netflix, YouTube, videollamadas, videovigilancia. Además, Facebook, Twitter y hasta Whatsapp permiten publicar videos o hacer streaming. También hay más dispositivos desde los cuales se puede consumir simultáneamente, como PC, Smart TV, tablets y los mismos celulares. Adicionalmente, lo hacen cada vez en mayor calidad, y esto significa más datos transferidos. En consecuencia, las redes deben ser actualizadas para que puedan dar abasto a esta mayor demanda. En definitiva, es un tema de pesos (o dólares).
La situación es distinta en el caso de la voz, donde sí pueden ofrecerse tarifas planas porque, al cobrarse por tiempo, se sabe que una línea no puede traficar más que 24 hs. por día. Este límite aún no existe en los datos, que crecen sin que se sepa hasta dónde. Mañana el video será 4K. Luego habrá más K. Y ni que hablar cuando se difunda la realidad virtual. Por lo pronto, las cuotas de transferencia se encuentran por encima de la media de consumo promedio por acceso en Argentina, que es del orden de los 100 GB mensuales. Aunque esta cifra crece a buen ritmo.
Por este estado de situación, desde hace tiempo que los ISP vienen coqueteando con la idea de establecer cuotas de transferencia de datos. Algunos ya lo hicieron, como Fibertel y Telecentro, mientras que tanto Arnet como Speedy no lo hacen, al menos por el momento. En esto juega que las redes de cable tienen mayor capacidad para dar ancho de banda, lo que rápidamente se traduce en un mayor tráfico. Pero en la medida en que comiencen a surgir productos de mayor capacidad (y por ende de mayor consumo) no debería llamar la atención que esto suceda. Aunque también es cierto que Telefónica tampoco aplica cuotas para su más reciente producto Fibra. Habrá que ver ahora si el resto de los ISP decide subirse a la ola o si, por el contrario, utilizarán la tarifa plana como una forma de diferenciar sus productos.
La TV contraataca
A pesar del avance de Internet en la oferta de contenido audiovisual, la TV tradicional lineal sigue presente en los hogares conectados. Dentro de sus alternativas de distribución, la TV paga es claramente la más popular, con un 78% de penetración. Sin embargo, y previniendo los cambios en los hábitos de consumo, los operadores están en sus primeros pasos a una eventual migración hacia plataformas tipo OTT, tomando de Internet características que le suman valor al servicio. Esto surge del informe “Internet y consumo audiovisual – 2017”, realizado por Carrier y Asociados.
Detrás de la TV paga se ubica la TDA que logra una penetración del 13% impulsada fuertemente por la inclusión de su sintonizador en los televisores vendidos en los últimos años, especialmente en las Smart TV que fueron y son las estrellas del mercado de televisores. En un tercer lugar, con un 8%, aparece la TV analógica abierta. Un 6% de los usuarios de Internet declara no consumir TV lineal de ningún tipo.
A pesar de los temores por una creciente tendencia al cord cutting, las intenciones de dar de baja la TV se mantienen estables respecto del año anterior, con aproximadamente 1 de cada 4 evaluando abandonar el servicio. Esto se da más en los segmentos socioeconómicos medios, más sensibles al precio que los altos y más habituados al consumo vía Internet que los bajos. En cuanto a las razones para evaluar esa decisión, el costo del servicio sigue siendo la principal y luego se ubica la posibilidad de acceder desde múltiples dispositivos vía Internet. Ambos motivos son más mencionados aún por los usuarios que viven en hogares jóvenes (donde todos sus integrantes son millennials).
A la hora de identificar las características del servicio valoradas por los usuarios de la TV paga, las dos más mencionadas son aquellas que la industria tomó de los OTT. Por un lado, el acceso a los contenidos desde distintos dispositivos (caso CV Flow, DirecTV Play y otros) y por el otro, la posibilidad de acceder a contenidos ya emitidos (catch up).
En líneas generales, los millennials, y consecuentemente los hogares jóvenes, son los más atraídos por los servicios que se asemejan al consumo vía Internet. Se delinea un escenario con operadores de red ofreciendo conectividad y, por encima, canales OTT a la carta.
En búsqueda del tiempo perdido
En los últimos años, tanto en la gestión anterior como en la actual, la prioridad del regulador parece haber estado en las comunicaciones móviles. Quizás porque es el servicio más difundido, quizás porque es más evidente cuando falla o quizás por ambas razones. Pero lo cierto es que no se trata del único servicio que merece la atención.
Un servicio que estuvo bastante relegado en las prioridades del regulador en los últimos años, casi desde sus inicios, fue la banda ancha. Recientemente, la CEPAL informó los resultados de su publicación “Estado de la banda ancha 2016”, de la cual se desprende que las conexiones de alta velocidad, aquellas superiores a 15 Mbps, son prácticamente inexistentes en la región latinoamericana. Argentina no escapa a esta situación con un promedio de 5 Mbps, lejos del piso de velocidad ideal.
En sus primeros años, con una demanda ávida por conectarse a Internet de una forma más relajada que con el dial up, la banda ancha tuvo un buen ritmo de crecimiento. Pero en la medida en que el costo por Mbps iba cayendo hacían falta otros ingresos para amortizar las inversiones necesarias para satisfacer una demanda creciente. En este sentido, los operadores de TV por cable contaron con una doble ventaja: una tecnología con más capacidad que la de las telefónicas y la posibilidad de dar no uno sino dos servicios sobre la misma infraestructura de cableado. Los resultados están a la vista. Luego de correr detrás de las telefónicas por varios años, Cablevisión es hoy el primer ISP del país en término de conexiones, aunque con una cobertura geográfica menor, habiendo crecido 5 veces más que las telefónicas en el último año. Adicionalmente, Telecentro es hoy el mayor proveedor de servicios triple play (combinando banda ancha, TV y telefonía) del país y el 2° ISP en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires). Por supuesto, no todos los operadores de TV por cable capitalizaron esta situación ya que no todos invirtieron con la misma intensidad.
Resulta evidente entonces que el atraso de la banda ancha local es parte del precio a pagar por venir postergando la convergencia por años. Cuando durante el tratamiento de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (AKA Ley de Medios) se quitó del proyecto original la habilitación para que empresas de telecomunicaciones pudieran dar servicios de TV, muchos no vieron que esa decisión establecía en la práctica un freno al desarrollo de la banda ancha de mayor capacidad. ¿Cuál sería la motivación de una empresa de telecomunicaciones por invertir para aumentar el alcance y la capacidad de la red que sólo podía amortizarse con un único servicio, el de acceso a Internet? Esto no sólo tuvo un impacto negativo en Telecom y Telefónica. También afectó los planes de otras empresas, como Claro que tiene una red de fibra óptica en el Gran Buenos Aires que creció lentamente, o de iPlan, empresa que fue pionera en tener una red totalmente IP pero que no extendió la misma al segmento residencial porque, al no poder dar TV, la inversión era irrecuperable. No por nada iPlan anunció esta semana una inversión de $ 1.000 millones para ingresar al segmento residencial, cuando la habilitación para dar TV está a poco más de un año vista.
En la historia local, las empresas de telecomunicaciones estuvieron autorizadas a dar servicios de TV apenas durante un año, el tiempo que medió entre la sanción de la ley Argentina Digital, que las habilitó en diciembre 2014, y el decreto 267/2015 que, en diciembre 2015, las volvió a inhabilitar “por 2 ó 3 años”, es decir, hasta enero 2018 o 2019. Sin embargo, por los mensajes recientes de los funcionarios del área, todo indica que será 2018. Que durante ese año en que pudieron hacerlo ninguna empresa de telecomunicaciones lanzara un servicio de TV demuestra que la cosa no es tan simple ni inmediata.
El riesgo con la postergación en el tiempo de la habilitación para dar servicios de TV es que el atractivo de éstos se está degradando a un ritmo quizás superior al que muchos creen. El impacto de Internet en esto es indudable. No sólo se trata del surgimiento de Netflix y similares, afectando definitivamente el consumo de series y películas en la TV. También la existencia de YouTube y sus formatos novedosos a los que suma con contenidos tradicionales (documentales, shows, películas) desvía miradas. A esto se suma la presencia en la Web de los canales de TV abierta (con noticieros, talk shows y otros productos “en vivo”). De este modo, el único contenido diferencial que tiene la TV tradicional es el deporte. Por ahora.
Tal es así que los principales jugadores de la TV paga tienen o tendrán en breve ofertas que se asimilan a las de un OTT. Cablevisión se apresta a lanzar Flow, una plataforma online que ofrece los contenidos a través de Internet para ser consumidos en cualquier pantalla, tanto en vivo como bajo demanda. Un producto que técnicamente podría funcionar como un OTT, un dato a tener en cuenta. Por su parte, Telecentro lanzó un decodificador que convierte a cualquier TV en un Smart TV, incluyendo una suscripción a Netflix.
El panorama se ensombrece más si a esto le sumamos que los millennials son en Argentina aproximadamente 10 millones de personas, muchas de las cuales ya hoy en día no consumen TV. Con varios millennials rondando los 30 años, ya viven solos, en pareja o compartiendo vivienda con amigos, y por lo tanto están tomando sus propias decisiones de consumo. Y para ellos, la TV paga no es un producto que les resulte prioritario. En muchos casos, ni siquiera atractivo. Una tendencia que sólo puede crecer con el paso del tiempo. Otra pauta del menor atractivo del producto TV es que este mes Cablevisión ajustó un 10% la tarifa del servicio de banda ancha, aunque sin tocar el de TV paga.
A este ritmo, ¿cuán interesante será contratar un servicio de TV del 2018 en adelante? Así nos damos cuenta de que el tiempo perdido en prohibiciones pasadas y actuales no será tan fácil de recuperar.
Hogares hiperconectados
Los tiempos del hogar donde había una única PC que se conectaba a Internet, con sus integrantes rotando por turnos para usarla han quedado definitivamente atrás. Desde la popularización de las redes hogareñas de la mano del WiFi, no sólo se multiplicó la cantidad de PC en el hogar, sino que silenciosamente, pero sin pausa, fueron conectándose otro tipo de dispositivos bajo el mismo techo. Tal es así que hoy en Argentina el promedio de dispositivos conectables en el hogar con acceso a la red es de 5,8. Esto surge del informe “Acceso a Internet y tecnología en el hogar”, realizado por Carrier y Asociados.
Por capacidad adquisitiva, no sorprende que haya una correlación entre la cantidad de dispositivos conectables y el nivel socioeconómico, alcanzando los 6,3 en promedio en los hogares ABC1. A su vez, cada integrante del hogar cuenta con 2 dispositivos promedio para conectarse desde el hogar, típicamente la PC y el celular.
Si bien un 99% de los hogares relevados cuenta con al menos una PC, se produce un empate técnico con el 98% donde hay al menos un smartphone. Estos últimos crecieron 10 puntos en el último año. La paridad se ve también en la cantidad de dispositivos promedio por hogar, con 2,2 PC frente a 2,0 smartphones.
En cuanto a las PC, la penetración de aquellas de escritorio se mantiene estable en 76%, mientras que las portátiles crecen hasta alcanzar una presencia en el 83% de los hogares conectados. A su vez, existe un promedio de 1,3 portátiles frente 0,9 de escritorio. En el caso de las portátiles, las ventajas en términos de espacio requerido (especialmente cuando se multiplica la cantidad de PC en el hogar) y movilidad son claves para convertir a este formato en el dominante.
A ellos se suma el Smart TV, cuya presencia como dispositivo conectable en el hogar se duplicó en el último año y llegó al 46% de los hogares conectados. El dato no sorprende habida cuenta de que sólo en el 2015 se vendieron 1,5 millón de Smart TV en Argentina. Adicionalmente, la TV tiene un mayor porcentaje de uso (72%) si se combina con otros dispositivos conectables (PC, consolas, receptores multimedia) que usan a ésta como monitor, específicamente para el consumo de contenidos audiovisuales.
Por el contrario, el avance de las tablets fue muy tenue, evidenciando la menor relevancia de éstas, sustituidas en muchos casos por celulares con pantallas de mayor tamaño. Es por esto que las tablets son más habituales en hogares con menores, donde son utilizadas mayormente hasta que éstos tienen su primer smartphone.
La proliferación de dispositivos conectables de diverso tipo en el hogar combinado con el creciente consumo de video online en varios de éstos apuntala la tendencia a una mayor demanda por ancho de banda en las conexiones. Una demanda que da la impresión de ir más rápido que la oferta en varios puntos del país.
Internet multidispositivo
Los días de Internet como una red PC céntrica están quedando atrás. La multiplicación de dispositivos de acceso, con el móvil ubicándose hoy claramente como una alternativa al acceso vía PC y a lo que se suma la TV como dispositivo de consumo de video, está reconfigurando no sólo la forma de acceder sino también lo que se hace en la red. Esto surge del informe “Usuario online 2016”, publicado por Carrier y Asociados.
Por muchos años territorio exclusivo de las PC, el uso de Internet se ha vuelto verdaderamente multidispositivo. El smartphone (95%) ya alcanzó prácticamente el mismo grado de penetración que las PC (98%) como dispositivo de acceso. A ellos se suma el Smart TV, cuya presencia como dispositivo conectable se duplicó en el último año. Pero la TV tiene un mayor porcentaje de uso (72%) si se combina con otros dispositivos conectables (PC, consolas, receptores multimedia) que usan a ésta como monitor, particularmente para el consumo de contenidos audiovisuales.
Aunque con una altísima penetración en general, el uso de smartphones crece mientras más joven es la generación considerada. Adicionalmente, los millennials prefieren las PC portátiles por sobre las de escritorio mientras que en los segmentos adultos la relación se invierte. El uso de otros dispositivos, como Smart TV y tablets, correlacionan con el NSE: cuanto más alto, mayor utilización de éstos, relación claramente influida por la disponibilidad de los mismos. Por otra parte, las tablets son más utilizadas por el segmento adulto y por las mujeres. El avance de las tablets fue muy tenue, frenado por la sustitución proveniente en muchos casos por celulares con pantallas de mayor tamaño.
Esta multiplicación de dispositivos de acceso hace que un usuario se conecte, en promedio, desde 3 dispositivos distintos, considerando el acceso desde el hogar, el trabajo, en movimiento, etc. Así, tenemos un mismo usuario que llega a un contenido o servicio desde distintas redes (hogareña, corporativa, móvil, pública) con distintas capacidades cada una y desde distintos dispositivos (PC de escritorio, portátil, celular, Smart TV, etc.). En términos generales, para los proveedores de contenidos esto marca la necesidad de preparar interfaces y para su acceso desde equipos radicalmente distintos en su tamaño, capacidad y forma de interacción. Algo que parece evidente pero que todavía no se da en todos los casos.
Por otra parte, la diversificación de dispositivos conectables dentro del hogar, un consumo creciente de video y la multiplicación de usuarios con acceso concurrente explica el continuo crecimiento de la demanda por las capacidades de las conexiones de banda ancha residenciales.