El número es mío

La inacción regulatoria en materia de telecomunicaciones que, a grandes rasgos, data del año 2002, está siendo cada vez más cuestionada. Ya pasó con el Servicio Universal (aunque, para ser sinceros, sin grandes avances aún) y llegó la hora de la portabilidad numérica en telefonía celular. Es conveniente recordar que en ambos casos, los fallos de la justicia a favor de la puesta en marcha de esas regulaciones, si bien afectan a los operadores, tienen como destinatario al Poder Ejecutivo, más específicamente a la Secretaría de Comunicaciones, quien es la encargada de reglamentar las distintas medidas.
En el caso particular de la portabilidad numérica, la justicia ordenó al Estado Nacional reglamentar la medida en un plazo de 90 días. Se trata de una medida regulatoria que va ganando momentum en diversos países, particularmente ahora que los niveles de penetración son muy altos y que el servicio está muy arraigado en la cotidianeidad de sus usuarios.
Durante los años de gran crecimiento del servicio en Argentina, entre 2004 y 2007, la medida hubiera tenido impacto mayormente en los usuarios con fines laborales (lo que va desde una encumbrado ejecutivo hasta un albañil), para quienes existe un alto costo por perder un número telefónico ante la eventualidad de un cambio de operador. Para los usuarios particulares, esto no era un problema grave. De hecho, muchos cambiaban de operador al adquirir un equipo nuevo y no hacían más que mandar un SMS con su nuevo número a sus relaciones.
Sin embargo, la incorporación del celular a la vida cotidiana hace que este número ya no sólo figure en las agendas de las amistades y familiares, sino que también sea la forma de contacto directa con relaciones menos profundas y recurrentes. También hay que considerar que para muchos, especialmente en los segmentos más humildes, el celular es el único teléfono que tienen. Así, hoy aún los usuarios particulares ven que el costo de cambiar de número telefónico es cada vez mayor.
Sería bueno que de una vez por todas, la Secretaría de Comunicaciones dejara de hacer la plancha en los temas que le competen. La reglamentación y puesta en funcionamiento de la portabilidad numérica sería un incentivo para que las empresas se esmeren en retener a sus clientes, ya sea con calidad de servicio y/o precios, lo que en definitiva favorecería a los usuarios. Está claro que el mercado total no se achicaría, sino que simplemente habría una mayor concentración en aquél o aquellos operadores que mejor hagan las cosas.

Acerca del autor

Enrique Carrier

Analista del mercado de telecomunicaciones y nuevos medios, basado en Buenos Aires, Argentina

Por Enrique Carrier

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